— ¿Estas cansado?
Preguntó Yolka, el castaño bostezo en respuesta. En esos días debido al ingreso líquido que tenía de su trabajo ahora ya oficial Andra estaba listo para mudarse.
Alistar sus cosas fue un caos y vender otras peor porque en cada objeto tenía un precioso recuerdo.
— estás seguro que no quieres que te de una habitación en mi departamento.
Andra sonríe, no quiere ser una carga así que niega.
—seria bueno ya que no tendrías que pagar alquiler.
Insiste.
— mejor vallamos lento — susurra Andra — aún estoy adaptando me a los cambios de mi nueva vida.
Yolka entiende esa parte, aunque aún tiene una pregunta que nunca fue respondida.
— Andra...
— dime.
— ¿Qué sientes por mí?
El castaño lo mira, sorprendido y asustado porque sabía que tarde o temprano llegaría esa pregunta. Quería ser sincero y al mismo tiempo quería decir una mentira piadosa.
—yo...— su mirada se clava en el suelo — al inicio solo quería una noche...un pasatiempo como el de todos.
Uno más del montón.
¿Cuándo te volviste un todo?
—
al igual que los otros acompañantes, algo que no se repetirá... Perdón.
Yolka solo se queda en silencio, lo suponía pero su mente solo se centra en unas palabras. Al inicio.
— dices que eso fue al incio...me interesa más saber el presente.
Andra lo mira, realmente no quiere responder a eso. Podría terminar todo en un instante.
— puedes decirme, no me voy a molestar.
Las palabras dulces y las pequeñas caricias hacen que su mente de nuble en un confort del que no quiere escapar. Quiere seguir en ese lugar seguro.
—no sé, quiero que siga y al mismo tiempo tengo miedo.
— podemos intentarlo — asegura el mayor — después de todo aún tenemos tiempo para afrontar tus miedos.
Sus miradas conectadas y la sensación de plenitud son suficientes para que ambos caigan ante el deseo de besarse, otra vez, como lo hicieron muchas veces en ese hotel totalmente alcoholizados. El sonido de la cámara y el flash hace que se separen por la sorpresa.
Harim había capturado el momento y eso iba a ser la primera foto de la nueva vida de Andra.
.
EXTRA.
Yolka miraba como Andra bailaba con extraños, era incómodo y irritante.
—sabes...— dice Harim totalmente ebria — si solo te quedas viendo otro se lo va a llevar.
— ¿No vas a ayudarlo?
— y sufrir sus patadas voladoras, no gracias. Aprecio mi vida. Además suele buscar acompañantes masculinos cuando está con la calentura de abajo.
—...
—te lo digo porque André no te a quitado la vista de encima desde que llegamos, además hay uno que está que le mira el culo.
Ante lo último Yolka voltea a ver y si, un hombre invita a Andra a bailar con él. No iba a permitir eso en su presencia, ante la vista de cualquier persona esa persona podría ser su padre.
— toma — dice Harim entregándole una bolsa de papel — hay condones y lubricantes. Has que se quede mudo por favor.
Cuándo Yolka se va con Andra, Harim sonríe. Esta llorando pero está feliz porque al menos uno de los dos es correspondido.
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