Dirty [Mr. BETA]

03

Andra ya estaba acostumbrado a huir de todos los problemas pero nunca de sus responsabilidades por eso estaba dudando seriamente en ir o no ir a la universidad. Aunque tampoco era que le apasionara mucho la carrera de administración, prefería la contabilidad pero el costo salía de su presupuesto.

Aún así estaba fuera de la universidad debatiendo mentalmente si ingresar o no.

Su café ya estaba enfriándose y su sándwich aún tenía un par de mordidas mientras sus piernas se impacientaban por la ansiedad. Le costaba tomar una decisión en ese momento y más cuando vio el auto del maestro Yolka estacionarse cerca.

Queria que la tierra le tragase.

—¿Andra?

El castaño volteo al llamado y ahí estaba Taira con su jugó de naranja y sándwich de carne en su manos.

—¿no vas a ir a las clases?

—creó que no, no estoy de buen humor.

El rubio le mira, como analizando sus palabras y sonriendo de forma traviesa por lo que su mente imaginó en ese preciso momento.

—entonces — dice invadiendo el espacio personal de Andra mientras su mano traviesa acaricia sus piernas por debajo de la pantalonera dando el mensaje de ir mas allá que una simple caricia — ¿te parece si nos divertirnos hoy?

—no estoy de humor — es su respuesta clara.

—eso siempre dices y al final siempre lo disfrutas. Vamos.

—no, gracias.

—eh, vamos a pasarla bie...

—parece que alguien no acepta una negativa — una tercera voz se hizo presente y ambos voltearon a ver — esperó que hallan estudiado para el examen.

Andra se queria morir, de todas las personas que podían interferir tenía que ser él, su maestro. Estaba claro que el mundo lo odiaba.

—¿examen?

—no creó que un alumno modelo como tu — dijo mirando directamente al rubio — valla a tener una baja en un examen sorpresa ¿verdad? Sería una gran decepción.

Taira traga seco, sus padres son muy estrictos y una baja los volvería loco de cualquier forma. No quiere arriesgarse por una diversión que de todas formas tendrá el fin de semana. Al final solo atina a tomar sus cosas y salir del lugar apresurado para estudiar como maniático.

Yolka por su parte espera a que su alumno estrella salga del campo de visión para concentrarse en su alumna con sorpresa.
Tenia una pantalonera suelta que llegaba un poco arriba de la rodilla de color negro holgado que simulaba unas caderas pronunciadas inexistente y un top de mangas caídas que dejaban expuestos sus hombros dando gala a ese lunar tan coqueto que tenía en uno de ello.

Era difícil despegar su vista de él porque con esas extensiones de un cabello que llega más abajo de sus hombros le daba ese aire juvenil tan adictivo que hacía sentir cómodo a cualquiera con su presencia.

—me alegró que te valla bien en tu trabajo pero no descuides tus estudios — dice Yolka tomando su café — también deberías tener cuidado con ese chico, parece que no acepta una negativa.

—lo sé.

—si tienes algún problema no dudes en avisarme, estaré ahí para ayudarte.

Andra solo asiente evitando la mirada mientras trata de comer de forma torpe su sándwich sorprendiéndose por la caricia en su cabeza.
No es que le molestase sino que a recibido tantas caricias de diferentes formas pero nunca una que solo muestre algo inocente sin segundas intenciones. Es extraño pero puede acostumbrarse a ese trato.

—se preocupa mucho.

Dice sonriendo cual niño al recibir su primer juguete, dónde el travieso y mal humorado Andra se esconde dejando salir un lado que creía perdido desde que comenzó a ser el mismo.

Donde es un niño que quiere que lo cuiden.

Y Yolka no sabe que decir o que hacer, sólo atina a seguir acariciando un rato más aquella cabellera castaña notando como su alumno parece gustoso por eso. Siendo consiente que esa sonrisa infantil difícilmente va a abandonar su memoria.