Parte III : Frotamientos
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Helaena siguió leyendo el libro durante esa noche. Comprendió muchas cosas sobre el cuerpo del hombre y sobretodo términos que ella nunca hubiera conocido. Como el de la masturbación, la succión, o la de venirse. Aquel era el acto de más placer cuando lo tocabas. Y si él lo introducía en ella, entonces ambos se unirán en aquel clímax.
Ella quería intentarlo, pero había algo que no le dejaba ir más allá. Su prometido era Aegon y debía ser el primero en tocarla a ella. Su madre le había dicho que la primera vez sangraria, y que dolería. Si lo hacía con Aemond, él lo notaría. Así que guardaría aquellas páginas especiales para la noche de su encamamiento.
Aemond apareció la siguiente noche de nuevo a su habitación. Y ella ya lo esperaba lista, desnuda encima de su cama.
“Helaena.”
Él se tumbó al lado de ella, tocándole los pechos. Era su parte favorita de ella. Helaena se sorprendió cuando sintió sus labios en ellos, pero sus besos bajaron hasta su sexo.
“¿Qué haces?”
Se sentó tensándose un poco.
“Devolverte el favor de anoche.”
“No hac-”
Su voz la traicionó cuando sintió aquellos labios y aquella lengua encima de su sexo, algo inexperto pero Helaena le guío con su propia mano, enseñándole donde ella sentía más placer.
La lengua del chico le chupo presionándole aquel punto que sobresalió de su sexo siendo mimado. Los dedos de él la tocaron sin llegarle a penetrar.
Pero tan solo sentirlo por encima y su lengua que cada vez se movía más deprisa, la hicieron sentir algo que nunca había sentido. Se dejó llevar por el momento explotando del placer.
“Aemond.”
Se aferró a su cabeza haciendo que no se separará de ella hasta que aquel placer pasara.
Aemond subió de nuevo hasta donde ella, abrazándola por los hombros y juntándola a él. Entonces ella volvió a sentirlo. Deseaba tocarlo.
Los dio la vuelta a ambos quedando sentada encima de su verga. Comenzó a desnudarlo para sentirlo más cerca de ella.
“Helaena, no podemos... te vas a casar con él y debes... ya sabes, que tu primera vez sea con él.”
La princesa asintió con la cabeza.
“Lo sé, pero quiero sentirte, aunque no sea dentro de mi.”
Helaena volvió a probar otra posición que había visto en el libro. Se colocó encima de su verga, colocándola entre los labios de su vagina y comenzó a frotarse contra él, moviéndose exageradamente dejando botar sus pechos.
“¡Helaena!”
Aemond se sentó agarrándole los muslos para dirigir sus movimientos, y colocó su cara contra los pechos que botaban.
Helaena le agarró la cabeza haciendo que la levantara hacia ella y pudiera darle un beso en los labios. Pasionales y deseosos. Ella ya estaba mojada, pero su verga comenzaba a expulsar un líquido avisándole que estaba cerca de venirse.
“Aemond, Aemond.”
Se abrazó a él gimiendole en el odio su clímax.
Ambos se tumbaron el uno al lado del otro, sin separarse del abrazo aún y dándose pequeños besos aún en los labios.
“¿Qué va a pasar cuando te cases?”
Halaena negó con la cabeza.
“No lo sé.”
“Y-yo se lo puedo pedir a madre. Que te case conmigo en lugar de con él. Todos seríamos felices.”
“¿En serio?”
Ella sintió una felicidad crecer en lo más fondo de si.
Él le afirmó con la cabeza y ella volvió a darle besos por todos lados. Si su marido era Aemond, todo sería más fácil, y ambos ya se conocían carnalmente.
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Historia de mi autoría, basada en personajes de Fuego y Sangre de George RR Martin. ¡No se permite su copia y/o adaptación!
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La Sombra de la Pasión
FanfictionHelaena escucha por accidente una conversación entre sus dos hermanos justo después de ser anunciado su compromiso con Aegon y decide que es hora de darle una lección. Una que ella aprendería a través de un libro prohibido llamado La Sombra de la Pa...