Parte IV : Futura reina
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Cuando Helaena y Aemond le dijeron a su madre que prefirian casarse juntos, casi me rogaron que fueran ellos dos pero ella se negó.
“Debe ser Aegon, él es nuestro futuro rey.”
“Madre, por favor. Aemond es mejor opción que él.”
“Aemond es tu hermano menor.”
“Y Aegon el mayor. ¿Qué más dara?”
“Debes darle herederos a él. Es tu obligación.”
“Aun no me he casado.”
Helaena le siguió rogando, entonces Aemond le agarró la mano y hablo.
“Madre. Amo a Helaena, déjame casarme con ella.”
Alicent golpeó a Aemond en el rostro con la mano.
“No vuelvas a decir eso, sois hermanos. Y esta conversación se queda aquí.”
Helaena se giró hacia Aemond agarrándole el rostro y dándole un beso donde su madre lo había golpeado.
“Helaena...” —le susurró con lágrimas en los ojos.—
“No, no. Aemond.” —le agarró por los hombros.— “no hemos terminado aún, aunque yo me casé con él, nosotros todavía pode-...”
“Pero serás suya. Su mujer, él te tocará y te embarazara.”
“No he elegido eso, Aemond pero, ¿qué podemos hacer?”
Ambos se rindieron en ese momento, no habían nacido para estar juntos.
“Ojala yo hubiera nacido primero. Tú serías mía.”
“Y también el futuro rey.”
“Eso no me importa.”
Aemond le agarró la mano besándola en la palma.
“Encontraremos una manera.”
La boda entre Helaena y Aegon llegó en menos tiempo de lo que ellos hubieran querido y Helaena se moría de los nervios, casi no pudo comer en la fiesta por los nervios que se habían colocado en su estómago.
Observaba a su futuro esposo, Aegon, llevaba horas borracho cortejando a las sirvientas cuando su abuelo no miraba y ella palidiceo. Eso le esperaba toda su vida, estar al lado de un borracho acosador de sirvientas. Y debía dejar que la tocara.
Cuando llegó el encamamiento, Aegon se tumbó en la cama maldiciendo y diciendo cosas que ella no comprendió en ningún momento.
“¿Aegon?”
Se colocó a su lado, lo vio con los ojos abiertos y comenzó a desnudarlo, Aegon comenzó a reírse.
“¿Ya vamos a hacerlo?”
Helaena asintió con la cabeza y cuando comenzó a tocarle como lo hacía con Aemond, no sintió ninguna electricidad por su cuerpo. Ningún tipo de deseo. Su verga era más o menos igual de grande pero igualmente Aegon le mostró que tampoco la deseaba, pues cuando había empezado a tocarlo, él se había dormido dejando la cabeza hacia atrás y dando ronquidos.
Helaena sintió alivio al verlo desmayado, sentía empatía por su hermano, pues si sentía lo mismo que ella estaba sintiendo ahora, ella también habría necesitado emborracharse.
Pero entonces se alegró de estar sobria, y de saber que él no recordaría nada. Entonces agarró la daga que llevaba su hermano en el cinturón de su ropaje y se cortó su propia mano, recordando las palabras de su madre.
Si debía sangrar, lo haría. Así que dejó caer la sangre encima de las sábanas y en parte también encima de la verga flajida de su hermano. No supo cuanto se supone que debía sangrar así que mejor vieran la sangre y no creyeran que había sido poco.
Se tumbó al lado de su hermano, colocándose de lado sin mirarle y se durmió con una sonrisa en el rostro.
Por unos ruidos a su lado, terminó despertándose.
“¡Ay dios! Que dolor de cabeza.”
Se colocó hacia arriba mirando a su hermano. Cuando él la vio sonrió de medio lado.
“¿Lo hemos hecho?”
Ella asintió con la cabeza segura.
“Tapate Helaena. Debemos desayunar.”
Sintió alivio y tuvo ganas de reírse pues no se sintió lastimada porque él no recordara nada, ni tampoco quisiera tocarla.
Se sintió con ganas de querer saltar, de gritar de alegría y quiso ir corriendo a ver a su amado.
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Historia de mi autoría, basada en personajes de Fuego y Sangre de George RR Martin. ¡No se permite su copia y/o adaptación!
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La Sombra de la Pasión
FanfictionHelaena escucha por accidente una conversación entre sus dos hermanos justo después de ser anunciado su compromiso con Aegon y decide que es hora de darle una lección. Una que ella aprendería a través de un libro prohibido llamado La Sombra de la Pa...