Vio sus manos atadas con aquel lazo rojizo y suave. Por un momento quiso gritar, pero no había nada malo en ello. Era una euforia diferente. Una emoción diferente. El lazo trazaba un "ocho", un "infinito" de una mano a otra.
No había dolor, sangre ni persecución. Solo un momento intimo tan intenso y fuerte que se le llenaron los ojos de lágrimas.
Los apretó para dejarlas caer. El atardecer estaba frío. La neblina cubría las profundidades del bosque, el cielo estaba encapotado con nubes grises que pronosticaban una tormenta y el viento se filtraba entre los árboles silbando brisas de hielo.
Pero ella sentía calor. Calor en su abdomen y corazón. Era el momento más hermoso, privado e intimo que hubiera tenido en años. Años que no solo abarcaban sus dieciocho de vida como Vanyara, sino que muchos más. De antes.
Porque antes nunca habían hecho algo como eso.
Sintió el calor en las manos de Prassimo, que estaban amarradas contra las suyas, sujetadas con aquel lazo rojo y brillante. Se miraron a los ojos, él también estaba emocionado.
Es que no era el ritual en sí, era lo que significaba.
—Que la unión de estas almas se vuelva una, que la naturaleza los ampare, que la luna los guíe y que el amor prevalezca —susurró Merlín con solemnidad.
Vanyara sintió la energía emerger de aquel santuario. Una energía que los bendecía y protegía. Había un par de velas viejas distribuidas en los puntos cardinales del templo donde estaban dispuestas las rocas que le rendían culto a Dea Dan. Estas chispearon con la brisa helada, a ella se le sacudió la capa y él tembló un poco de frío al verse aún medio empapado después de la odisea por llegar hasta aquel lugar.
June era la testigo principal. ¿Por qué ella y no Sabrine? No podía recordarlo. Tal vez, porque Sabrine no aprobaría aquella unión y June era una romántica sin remedio.
—Prometo amarte como siempre lo he hecho. Seré un compañero fiel y protegeré este vínculo a pesar que nos olvidemos uno al otro.
—El que recuerde primero, que busque —susurró Vanyara entre risa y tristeza.
Prassimo pareció inseguro ante aquel último voto.
—No quiero sentenciarnos. En esta vida hemos alcanzado algo que no hicimos en las anteriores. Yo te quiero prometer que no dejaré de amarte ni en esta vida ni en la siguiente ni en las que vengan. Y que venceremos todos los obstáculos. Seremos felices.
Vanyara sintió un nudo en el pecho y luego frío. La brisa estaba helada, pero no como para hacerla sentir aquel hielo en su interior.
—Entonces que este amor prospere a pesar de todo...—manifestó con determinación.
Apretaron sus manos y escuchó el cantar del viento. Cerró los ojos y las vidas anteriores pasaron fugaces ante ellos. Fue cuando vio una sombra, algo que la envolvía, que salía de ella y volvía a entrar. Algo que era suyo, pero a la vez, le causaba rechazo. Sabía que había perdido algo, pero no recordaba qué. Y aquello le dio mala espina. Porque el juramento podía quedar incompleto y tal vez la protección no funcionaría como deseaban.
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Crossroads - A Través de la Oscuridad (Libro 3)
Fantasy𝙀𝙡 𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙤 𝙣𝙤 𝙝𝙖 𝙖𝙘𝙖𝙗𝙖𝙙𝙤. 𝙀𝙡 𝙘𝙞𝙘𝙡𝙤 𝙣𝙤 𝙝𝙖 𝙘𝙤𝙢𝙚𝙣𝙯𝙖𝙙𝙤. 𝙇𝙖 𝙝𝙪𝙢𝙖𝙣𝙞𝙙𝙖𝙙 𝙣𝙤 𝙝𝙖 𝙙𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙩𝙖𝙙𝙤, 𝙨𝙤𝙡𝙤 𝙨𝙞𝙜𝙪𝙚 𝙙𝙤𝙧𝙢𝙞𝙙𝙖, 𝙨𝙤𝙣̃𝙖𝙣𝙙𝙤. 𝙔 𝙡𝙤𝙨 𝙖𝙢𝙖𝙣𝙩𝙚𝙨 𝙨𝙚 𝙨𝙞𝙜𝙪𝙚𝙣 𝙗𝙪�...