El Poder de Urademon

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Tenía la impresión que los días pasaban, pero había perdido la cuenta de ellos

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Tenía la impresión que los días pasaban, pero había perdido la cuenta de ellos. Tal vez podían ser solo horas. Era difícil saber con las manipulaciones a los que Pedro los sometía. Podía ser solo su percepción, pero su mandíbula estaba más velluda. ¿Cuántos días habían pasado?

Para Pedro debía ser difícil mantener el control de todos por grupos, así que a veces mantenía a algunos dominados y otras veces a otros. Pero luego de la dominación quedaban todos exhaustos, así que se dormían. Sin embargo, existía una tensión entre Phoenix y Pedro que cada vez se acrecentaba más, y gracias a Liana ya no habían vuelto a controlar a Sebastian porque les había hecho creer que ella lo tenía dominado al controlar a Antaruk.

Esa mañana, por algún motivo, ninguna de las Estrellas había sido puesta bajo control, seguramente, para no agotar sus últimas energías. Pero tampoco tenían las fuerzas para escapar.

Si no era manipulándolos los dejaban sin comida ni agua, para quitarles las fuerzas de escapar. Y sobretodo, sin fuerzas para usar sus poderes.

Se sentía débil y le dolían as articulaciones, como si no se hubiera movido en mucho tiempo. Su cuerpo necesitaba luz, alguna fuente de energía para poder sentirse más vital, pero esa caverna estaba siempre en penumbra. Los últimos días desde que se había reencontrado con Robin los había pasado en Ramaya, no había ingerido alimento porque ahí no había sido necesario. Pero cuando volvió a la Tierra se dio cuenta de lo desgastado que estaba producto de la falta de éste.

Fue un duro golpe a la realidad. Las últimas doce semanas habían cambiado su vida de forma drástica. Los recuerdos, las vidas, descubrir la traición de Phoenix, el reencuentro con Robin, los secretos de sus ancestros, volver a ver a sus padres, la reconstrucción del puente entre la tierra y Varún, haber descubierto su linaje Lemuriano, la guerra de los ángeles, y por último la verdad de su existencia. Una verdad que debía absorber y procesar finamente: su alma estaba hecha con un vestigio de las lágrimas de Antaruk.

Eydis había sido demasiado detallista en confesarle todo lo que ni siquiera él sospechaba. Necesitaba transmitirle esa información a Robin, a sus compañeros, pero en especial a ella.

Pensaba en esos detalles para no enloquecer y querer matar a Alabaster. Pero también quería matar a Antaruk por esconderle la verdad de su existencia.
No obstante, su Dios solo se reía cuando le recriminaba esa información.

"Pero si era más que lógico. No es mi culpa que seas ciego e idiota."

Se apretó los ojos para no gritar y agarrarse a sí mismo a puñetazos, porque no sabía de qué otro modo golpear a Antaruk por cretino.

Vidas, siglos de existencia intentando comprender por qué con Robin no podían estar juntos y era porque la esencia de sus almas se repelía por naturaleza. Y, sin embargo, se amaban tan intensamente como su Dios podía amar a la Diosa de la vida.

Crossroads - A Través de la Oscuridad (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora