La cabaña estaba aislada de todo. Pero quedaba cerca.
Los gritos de Isis podrían haber alertado a toda una ciudad, pero no había nadie alrededor a excepción de un par de alces curiosos que salieron corriendo en cuanto cruzaron unos pinos enormes.
Estaban todos cansados, mal heridos, en shock, y con una fuerte resaca producto del viaje a través del portal.
Tuvieron suerte de llevarse a Noah con ellos, no obstante, el hombre estaba en pésimo estado, no físicamente, pero sí a nivel emocional. Energéticamente, no estaba en condiciones de sanar a nadie, lo que era un problema viendo las circunstancias actuales.
Noah no dejaba de llorar y de gritar el nombre de Robin. De hecho, todos lloraban.
¿Qué había ocurrido? ¿Cómo fue que se les pasó por alto la jugada de Liana? Si siempre la mantuvieron bajo vigilancia.
Aunque nunca creyeron que Castian tendría algo que ver también.
Claire tenía la culpa a flor de piel. En especial porque las lanzas fueron la justa distracción para querer proteger a los demás de los ataques.
Era obvio que, estando los nativos bajo el control de Pedro, Alabaster sabría que Claire usaría el poder del escudo para proteger a los demás, dejando libre a Liana.
¡Estúpida! ¡Estúpida! Pensaba.
En fin, debían enfocarse en una cosa a la vez. Y en ese preciso momento los gritos de Isis eran prioridad.
—¡Aguanta cariño! ¡Aguanta!
—¡NO PUEDO! —Rugió Isis—. ¡Siento que me voy a partir en dos!
—¡Aquí en la nieve, no! ¡Estamos llegando! —apremió Claire, que, junto con Meiling, Alejandro y Valiant, llevaban a la mujer agarrada de los brazos y las piernas.
Mientras, Noah empujaba la silla de Etienne, la que era imposible de arrastrar por la nieve, y Kamal junto con Akemi, Nawalí, Elisa e Isabel, intentaban caminar con sus cuerpos magullados y con las pantorrillas enterradas en la nieve.
Kamal tenía un aspecto extraño y el pecho ensangrentado después que Erin lo apuñalara con una navaja bajo las órdenes de Pedro. Si estaba vivo a pesar de las heridas en todo su cuerpo y la puñalada, Claire se preguntaba cómo reaccionaría la herida que tenía su compañero al haber atravesado un portal que los envejecía seis meses. ¿En qué estado se encontraría ese corte?
Con algo de esfuerzo, su amigo se encaramó a Akemi en su espalda, y Nawali, que había pasado por una horrible intoxicación por culpa de Liana, lo hizo con la pequeña Isabel, cuyos ojos de miedo y sorpresa no dejaban de admirar el paisaje blanco que los rodeaba.
A Claire no dejaba de sorprenderle la entereza de aquel jovencito que, a pesar de haber sido sometido, se estaba haciendo cargo de una niña pequeña.
Porque tampoco se veía en buen estado.
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Crossroads - A Través de la Oscuridad (Libro 3)
Fantasy𝙀𝙡 𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙤 𝙣𝙤 𝙝𝙖 𝙖𝙘𝙖𝙗𝙖𝙙𝙤. 𝙀𝙡 𝙘𝙞𝙘𝙡𝙤 𝙣𝙤 𝙝𝙖 𝙘𝙤𝙢𝙚𝙣𝙯𝙖𝙙𝙤. 𝙇𝙖 𝙝𝙪𝙢𝙖𝙣𝙞𝙙𝙖𝙙 𝙣𝙤 𝙝𝙖 𝙙𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙩𝙖𝙙𝙤, 𝙨𝙤𝙡𝙤 𝙨𝙞𝙜𝙪𝙚 𝙙𝙤𝙧𝙢𝙞𝙙𝙖, 𝙨𝙤𝙣̃𝙖𝙣𝙙𝙤. 𝙔 𝙡𝙤𝙨 𝙖𝙢𝙖𝙣𝙩𝙚𝙨 𝙨𝙚 𝙨𝙞𝙜𝙪𝙚𝙣 𝙗𝙪�...