Capítulo 6. Sobre la marcha

87 17 0
                                    


Mobei que por lo general era indiferente a toda situación ajena a su propio conflicto se encontró a sí mismo carente de fuerza para pisar el acelerador de su auto deportivo y levantar el polvo del pavimento, condujo con la misma velocidad con la que lo haría un anciano en auto aún más viejo, pero no importó; no tenía prisa alguna por llegar a casa.

Remolió en su cabeza cada aspecto de la visita a la oficina de Yue Qingyuan con mucha paciencia, no le sorprendía que Shang Qinghua se hubiese cambiado el apellido o la configuración de los caracteres, lo creía muy válido y en una situación como la que él vivió, Mobei también se habría cambiado el nombre.

Lo vio todo desde ese ángulo, uno que si bien sospechaba desde el inicio nunca había tenido pruebas suficientes para decir que todo se debía a algo tan sencillo como eso. La venganza personal no era el tipo de cosas en las que Mobei consiguiera preocuparse con facilidad, pero sí entendía a las personas que la buscaban y le pagaban para llevarla a cabo.

Algo tan puro y primitivo como eso, ¿cómo podría no entenderlo?

Y sin embargo, muy estúpidamente se negaba a creer que todo lo pasado había sido así de fácil. Debería haber algo más, algo que le dijera que no todo estaba perdido y que por supuesto, él no había sido el único idiota en sentirse bien en compañía del otro.

Recordó lo que había pasado hace un día con Shang Qinghua y su plática sobre el futuro, le resultó complicado mas no imposible que alguien que hablara sobre esas cosas pudiera estar planeando vender su cabeza al segundo siguiente.

Por más indiferente que se sintiera no podía obviar el hecho de que una gran y significativa parte de él estuviera deseando que por más rencores pasados que hubiera, las palabras antes dichas tuvieran un rastro de veracidad, lo suficiente como para hacerle pensar que podían lograrlo.

Llegó a su casa, se paseó por los pasillos interminables y los ventanales que filtraban toda la luz del pálido y escueto sol, escuchando el eco de sus pasillos retumbar por las paredes blancas y regresar a su oído, pensó que ese silencio se debía a que su infancia había sido tortuosa en compañía de su único tío. Después de un tiempo, se enteró que con familiares que apuntaban su cabeza a las dos de la mañana con un revólver y jugaban a la ruleta rusa con él, simplemente era mejor esperar despierto toda la noche con un arma bajo la almohada y la esperanza de que al otro día, no tendría que volver a sentirse así. Desde que tuvo esa idea y la llevó a cabo, no volvió a sentirse amenazado. Tampoco volvió a estar en compañía de alguien más debajo del mismo techo por mucho tiempo.

Mucho menos en su mansión.

Esa noche mientras se preparaba para irse a dormir, recibió la llamada de Shang Qinghua quien le propuso verse al día siguiente, Mobei tardó en responder pero cuando lo hizo le dijo esperaba verlo en su casa.

-¿Qué? ¿En tu casa, Mobei? ¿Estás seguro? La última vez que estuve ahí no pude pasar del portón y mira que me costó un parabrisas. ­-bromeó con eso último y Mobei estuvo a punto de replicarle que si no hubiera sido tan descortés y poco civilizado, ahora el parabrisas sería igual de estético que antes, pero se contuvo.

-No le va a pasar nada a tu auto, por más feo que sea.

Escuchó la risa amortiguada de Shang Qinghua al otro lado de la línea.

-Bien, sí, creo que no serías capaz de hacerme comprar otra refacción de auto.

Mobei no estuvo tan seguro de ello cuando colgó el teléfono.

El novelista y el astrofísico  [MoShang][Completa].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora