El novelista y el astrofísico [MoShang][Completa].

Capítulo 10. Luna

Chirrido.

Un profundo y lento chirrido, como si tuviera pereza de siquiera tener que sonar. Shang Qinghua sentía su consciencia irse de nuevo, era esa sensación de que algo se le iba y simplemente no era capaz de detenerlo.

Había algo que se le escapaba de las manos pero cuanto más lo retenía, más le era difícil concentrarse para contenerlo. Frunció el ceño con mucha fuerza y se obligó a sí mismo a abrir los ojos.

Fue vago el revoloteo de pestañas, no parecía que esa había sido toda su fuerza reunida en un solo movimiento. Más consciente de lo que estaba pasando, hizo otro intento y esta vez logró abrir los ojos, pero los cerró con la misma velocidad.

Había una penetrante luz blanca apuntando directo, sin quererlo empezó a lagrimear. Shang Qinghua hizo un esfuerzo descomunal en poner en orden todos sus recuerdos, desde que salió de casa hoy hasta la última vez que vio a Mobei, todo quedó lo mejor posible y entonces fue capaz de deducir que su intento de rescato había fracasado.

No es como si no lo hubiera previsto, de hecho, dadas las características de todo a su alrededor, habría sido una completa hazaña salir con vida y al lado de Mobei. No pasó y aunque le jodía, seguía vivo.

Eso ya era ganancia, no todo estaba perdido.

Con ese último pensamiento se sintió dividido, una parte de sí que casi no salía a relucir estaba planificando a la velocidad de la luz, tenía mucha seguridad en que lo haría bien y en que saldrían de ahí con vida. También estaba siendo muy positiva.

La segunda parte miraba con profundo desagrado a esta primera, fruncía la nariz cada vez que escuchaba otra tontería como esa y sentía que vomitaría a cada segundo. Esta parte predominaba en Shang Qinghua.

Su plática mental se vio interrumpida por la noción de estar colgado.

Abrió un ojo y echó un vistazo alrededor. Estaba en una habitación vacía, tenía un ambiguo olor a humedad y un clima frío. Se dio cuenta que el chirrido que lo había traído de vuelta al mundo de los vivos era porque la cadena que sujetaba sus manos del techo estaba oxidada.

Había por lo menos un metro de distancia entre sus pies colgantes y el piso. Ahora que era consciente de su posición, sus hombros, brazos y espalda quemaron con mucha intensidad, dolía tanto que sintió que empezaría a llorar en cualquier momento.

Giró la cabeza para todos lados en busca de cualquier cosa que lo ayudara a salir de ahí, pero la habitación estaba desierta. El chirrido de la cadenas provocado por su desconcierto hizo que dos varones entraran a la celda y lo saludaran.

El más alto se divirtió amenazando que lo golpeaba en el abdomen, el más gordo no tuvo tanta paciencia como el otro y al instante le dio un puñetazo en la boca del estómago.

Shang Qinghua dejó escapar todo el aire en sus pulmones, su cuerpo trató de encogerse y hacerse bolita, pero solo fue capaz de levantar un poco las piernas y girar el cuerpo un puñado de grados a la izquierda. La vista se le había nublado y su boca se abrió para gritar o para pedir ayuda, pero ni un solo sonido salió de ella a parte de una débil exhalación.

-¡Joder, Lee! ¡Qué buen golpe! Mira cómo se retuerce. -lo felicitó el alto y Lee sonrío. Shang Qinghua que aún no se recuperaba fue sacudido con otro golpe, estaba vez a la altura del ombligo.

Tosió sin poder recuperar el aire.

Hace un tiempo que había perdido la costumbre a soportar golpes sin poder defenderse, se sentía descolocado y expuesto, no sabía para donde mover su cuerpo y así evitar golpes en puntos sensibles. Cuando giró el cuerpo para la derecha se encontró con que Lee le dio un codazo en el riñón y el otro bastardo que aún no sabía su nombre, le dio un puñetazo en la mandíbula que le hizo levantar la cabeza hacia el techo y ver estrellas.