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໑ - 𝟢𝟢! 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎 ﹪ 𓄹 𝗼. ⟆ ♡
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A la siguiente semana por el húmedo pueblo podías notar que de una vez, todos eran chismosos. Ya que al ser de una comunidad pequeña podías básicamente enterarte de la vida de cualquiera sin siquiera pedirlo. Era gracioso, hasta cierto punto que resultaba ser realmente fastidioso.
El jefe de policía del pueblo, el sheriff Charlie Swan; no paró de parlotear sobre que su hermosa hija venía devuelta desde el caluroso estado de Arizona para quedarse de manera indefinida aquí en Forks. Supe sobre todo eso ya que mi madre de hecho se había acercado a varias personas en todo lo que llevamos de estadía, y solía almorzar en las tardes después de salir del trabajo con Charlie y Julián. Me parecía de lo más genial que hiciera amigos.
Tobías se sentía raramente ansioso por conocer a la tal hija del sheriff y a mí sinceramente me daba igual. Más bien esperaba ansiosamente su llegada al instituto porque así dejaría de ser el centro de atención, cosa que era increíblemente molesta en ciertas ocasiones.
Ahora saliéndonos del tema me gustaría enfocarme en la preciosa e inigualable Alice, que por cierto habíamos estado conversando por mensaje desde que me pidió mi número teléfonico. Descubrí que era bastante amigable de hecho y que amaba muchísimo la moda, todo lo que tenga que ver con ello. Era bastante animada y le gustaba mucho el contacto físico que si; el dar abrazos o entrelazar brazos mientras caminas.
Aunque seguía sintiendo una espinita sobre ella y su familia.
En fin. De nuevo era lunes, qué agotador.
Empezaba a anhelar las vacaciones.
Me levanté perezosamente y con muchísimo sueño ya que el día anterior me desvelé prácticamente hablando con Alice sobre que las faldas de cuadros nunca pasarán de moda, no era fan de ese tema pero digamos que me gustaría agradarle. Elegí la ropa más sencilla de mi clóset, jeans de tiro alto con una camiseta cualquiera que tenía un curioso estampado de el logo de los Smiths y los típicos zapatos que no me quitaba para nada. Junto con mi suéter, me fui a desayunar.
Mi madre se le veía tranquila como siempre, en la cocina junto a Bian hablando sobre algo que no pude escuchar con claridad porque apenas entré me dedicaron los buenos días. Me dispuse a comer del cereal que me dejaron en mi lado del mesón en silencio, pensando en qué podría pasar hoy.
