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𖥦⠀♥︎⠀诺.𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎 .⠀ᰔ
𓋜ᅟ٬ 긴 . ✿ -
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El ambiente dentro del auto era puramente tranquilo, me dedicaba a mirar por la ventana el hermoso paisaje que hasta ahora me estaba proporcionando por las ventanillas oscuras del coche de mi madre. Forks no se veía como un mal lugar, podía ver verde por todos lados y camiones cargando madera a medida que íbamos entrando al pueblo. Podía oír tras las bocinas del automóvil como sonaba feroz y claramente She Came In Through The Bathroom Window de The Beatles y no podía controlar el movimiento de mi cabeza al escuchar la melodía.
Mamá había decidido que; estaba harta del calor y el sol tan abrasante de Florida. Por lo que la llevó a tomar la decisión de que debíamos mudarnos, y con debíamos me refiero a ella junto con mi hermana de trece años, Bianca. Se nos había hecho relativamente fácil conseguir una casa en venta ya que, mi madre tenía cierto mejor amigo que era médico llamado Julián Wilde y que a su vez mantenía su residencia aquí en el nublado pueblo de Forks. Por lo que nos hizo el amable favor de conseguirnos una propiedad lo más rápido posible.
Escapábamos del calor de Florida pero también de nuestro irresponsable padre.
Movía mis pies ansiosamente por llegar a mi nueva casa, conocer mi nueva habitación, mi nuevo instituto y sobre todo volver a ver a mi mejor amigo, mi otra mitad, mi casi hermano: Tobías Wilde.
Oh, no se imaginan lo mucho que yo adoro a ese castaño.
-¿Falta mucho? -la voz ansiosa de Bianca sonó por encima de la música, mi mamá hizo un sonido de negación. También ansiosa, las tres lo estábamos. Era el comienzo de una nueva etapa.
Pude ver cómo entramos al pequeño vecindario, apreciando las hermosas casas -casi todas de blanco y con la misma estructura-. En una de ellas aprecié un carro de policía inusualmente llamativo y básico. Era el carro de un sheriff, sin duda.
Pero mi emoción creció cuando aparcamos en nuestra nueva casa, que era maravillosamente preciosa y delicada. Como una casa de muñecas.
-Bueno, bienvenidas a casa -mamá habló con un toquecito de emoción en su tono de voz que nos hizo sonreír a mi hermana y a mí.
Una vez que bajamos del coche para sacar las cosas de la maleta, el olor a pino, humedad y tierra mojada entró por mis fosas nasales haciéndome sonreír. Me estaba sintiendo extremadamente cómoda, el ambiente era hogareño, súper cálido a pesar del inminente frío y el cielo nublado, todo me parecía perfecto. La sonrisa en mi cara creció cuando de la puerta salió un sonriente Tobías junto su versión adulta, Julián.
