𝟬𝟭𝟭 almas destinadas

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CAPÍTULO ONCE
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Esa misma noche me costó conciliar el sueño, mi cabeza no reproducía nada más que mi conversación con Bella una y otra vez. Pensaba que era una estupidez pero la mirada tan determinada y seria de mi amiga me hacía pensar lo contrario, me sentía confundida. Los vampiros eran sólo un mito o desde que tenía consciencia, nunca creí en ellos.

Siempre pensé que la mente humana era demasiado creativa como para inventarse tales historias, de personas que chupaban sangre y eran seres sin alma y muertas en vida, inmortales y sobretodo increíblemente pálidos y fríos. De sólo oírlo sabías que era prácticamente imposible.

Pero había algo en Forks... algo que gritaba misterio y algo que gritaba que no todo lo que brillaba era oro. Podías sentirlo, en todos lados, desde que ponías un pie aquí sabías que esto era más que un pueblo rodeado de neblina y bosques. O al menos sólo lo notaban los observadores, cómo yo y Bella.

Apenas puse un pie en el colegio, mi mirada buscó a Alice. Estaba en el estacionamiento junto a sus hermanos, todos con el porte de estatua y con mucha frialdad en sus facciones, de lejos ella también me miraba. Cómo si ya supiera lo que Bella y yo sospechábamos.

Así que hice lo posible por evitarla, porque no quería hablar con ella. Sonó el timbre y todos se dirigirían al interior de la escuela menos Bella, y fui la única que lo notó. Ella seguía a Edward, que iba hacía los bosques.

No hice nada para detenerla más que ignorar la situación y correr hacía el tumulto de gente en la entrada, evitando la mirada de Alice a lo lejos.

En realidad no sabía cómo sentirme, no sabía si debería confrontar la situación y hablarle con naturalidad, hacerle la pregunta más fuera de lugar o simplemente ignorar todo.

Era raro y ahora que los observaba mejor, no parecían tener color ni melanina, ni un poco de amarillo en sus pieles o color carne. Eran blancos, como la nieve o cómo un cubo de hielo. Sin vida.

Era una maldita ciega.

¡Claro que eran vampiros!

El resto de la mañana ni siquiera fue interesante porque Alice notó como evadía su presencia y las clases fueron relativamente cortas, acabaron temprano y salí corriendo antes que todos junto a Tobías que tenía algunos compromisos con su papá hoy, me llevó a casa.

No había nadie. Ni mi mamá. Ella estaría trabajando seguramente.

Bianca con los Clearwater y yo me encontraba completamente sola, con la sensación de que no era así al mismo tiempo. Subí las escaleras hacía mi habitación y me cambié de ropa, pero antes me di una ducha para reflexionar por más tiempo.

𝐒𝐎𝐅𝐈𝐀, 𝖺𝗅𝗂𝖼𝖾 𝖼𝗎𝗅𝗅𝖾𝗇Where stories live. Discover now