Alexander.
Lunes 14 noviembre.
–Las ventas van más que bien, pero considero que nos traería aún más beneficios el hecho de convertirnos en una editorial, han pasado bastantes años y no se ha realizado un cambio así de radical–cerré los ojos, fastidiado–. Ya he hecho un análisis de la inversión y ganancia de este cambio y los números que tendríamos dos meses después del cambio son el triple de los que tenemos ahora.
–No. –dije al abrir los ojos para observar a los dos hombres sentados frente a mí.
–Alex, piénsalo bien. Son unos números muy beneficiosos para todos. –dijo el señor Jones, quien era el encargado del departamento de estrategia e innovación y también el padre del imbécil de Sean a quien nombró subdirector de dicho departamento.
–Mi nombre es Alexander –le corregí–. No realizaremos este cambio. Si, son números que a cualquiera le resultarían atractivos, pero en las dos horas que han estado hablando de esta propuesta no han mencionado el costo que implica el crear todo un departamento de selección de manuscritos, corrección, edición, diseño, publicidad e impresión.
–No sería necesario, ya hay departamentos que hacen eso para las librerías. Solo es cuestión de dividir cada departamento, una mitad continuaría encargándose de las librerías y la otra de los libros. –dijo Sean.
Suspiré frustrado.
Intenté contar hasta diez para relajarme mientras me recordaba que estas eran las últimas reuniones que tendríamos, en unos meses terminarían sus contratos por cinco años que firmaron con mi papá y podría despedirlos para así poder contratar personas capaces.
–¿Te has tomado el momento de visitar cada uno de esos departamentos? –pregunte molesto–. Siempre están a rebosar de trabajo y, aun así, cada cosa que hacen es impecable y un éxito. Si divides el departamento no se darán abasto y las cosas no saldrán bien.
–Es cuestión de que...
–Tienes cinco años trabajando aquí y tu padre un poco más, pero yo he estado implicado en esta empresa desde que tengo uso de razón. No solo se trata de hacer cambios radicales, se trata de hacer las cosas bien, no vamos a arruinar el esfuerzo de escritores haciendo un trabajo mediocre solo porque así ganaremos más.
–Alexander, tienes que entender que nuestro trabajo es buscar formas de innovar la empresa. –dijo Jones.
–Lo sé, pero al parecer no son capaces de hacerlo bien. En lugar de pensar ideas poco realistas y funcionales deberían de proponer cosas que se adapten a lo que hacemos, es por eso por lo que me encargue de hacer su trabajo ideando esta propuesta –le entregue a cada uno la carpeta negra que había preparado con Olivia.
–¿Una feria del libro?
–Así es, organizaremos y dirigiremos la primera feria del libro internacional.
–Ya existen. –se burló Sean.
–Lo sé, pero no con este concepto. Para desarrollar la idea tuve el apoyo de Olivia–en ese momento entró ella, con varias carpetas en las manos. Sonreí orgulloso por lo coordinado que había resultado aquel movimiento–. Ella será la encargada del proyecto, ustedes dos seguirán sus órdenes.
Seguro no fue porque lo ensayaron mil veces antes, ¿verdad?
–Me parece una falta de respeto lo que estás haciendo. –gritó Jones y se levantó de su silla, molesto con el idiota de su hijo por detrás.
–Siéntense –ordené–. Les recuerdo que les quedan pocos meses trabajando aquí, yo les recomendaría que hagan lo que les digo si es que quieren tener su remuneración al terminar el contrato.
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En el momento correcto
Novela JuvenilCuando la universidad de Amelia aumentó su cuota, ella tuvo que mudarse al departamento de su mejor amigo. Todo pintaba a que sería una estancia tranquila, pero cuando Alexander vuelve a la ciudad para solucionar algunos problemas y piensa que el me...