Amelia.
Sábado 14 de diciembre.
Quería pensar que solo había hecho una mala elección de palabras y que realmente no se sentía así, pero eso no evitó que la noche anterior me encerrara en mi habitación, encendiera el ordenador y mientras me llevaba la comida a la boca con ayuda de los palillos chinos asesinara a uno de mis personajes.
En realidad no soy tan mala, ya tenía planeada su muerte.
Antes de quedarme dormida llegué a la conclusión de que no iba mostrar las emociones que el generaba en mí, iba a ser amable ya que no quería incomodar a nadie –además de que trabajaría con el–, pero tomaría mi distancia. Y esa misma mañana aplicaría mi primera distancia, no iba a desayunar con ellos.
[8:45] Liam: ¿Quieres que pase por ti?
Tecleé mi respuesta después de terminar de aplicarme la máscara de pestañas.
[8:47] Amelia: No es necesario, me queda muy cerca.
[8:47] Amelia: ¿Checaste la dirección que te envié?
[8:50] Liam: Lo hice, ahí te veo;)
Sonreí mientras me ponía mi chaqueta y salía de mi habitación. El aroma a cannolis hizo que me detuviera frente a la cocina, Ryan servía tazas de ¿capuchino? –mi favorito– y Alexander dejaba sobre la barra un plato con al menos veinte cannolis.
–Buenos días –Ryan me sonrió y observó mi ropa–. Te ves muy guapa, ¿No te quedas a desayunar? –negué y noté como Alexander me miraba de reojo.
–Quede con Liam, lo siento.
–Con lo mucho que te gusta el capuchino y los cannolis– murmuró con lastima.
–No creo que se los acaben todos, pueden guardarme alguno –sonreí–. Nos vemos.
***
–Podrías estar en una maravillosa relación conmigo, pero decides poner tu atención en idiotas. –Liam hizo un mohín.
–Lo sé –le di un sorbo al capuchino, no sabía tan bien, pero no me iba a quedar con las ganas–. Mantendré al margen mis emociones.
–Am, tú no eres así –sonrió con ternura–. Y eso es bueno porque, ¿te has puesto a pensar en cuánto sufren aquellos que no demuestran sus sentimientos?
–Te equivocas, sufren menos.
–No lo creo. Estoy seguro de que pierden a personas increíbles porque les cuesta aceptar lo que sienten por miedo a ser débiles y fingen no necesitar a nadie, cuando en realidad lo que más necesitan en su vida es amor y cariño.
Liam tenía la razón y comenzaba a hacerme a la idea de que Alexander era así.
Nos encontrábamos en el restaurante-cafetería que había descubierto con Olivia y a mi amigo le había encantado. Hace varios viernes no nos habíamos visto y las horas pasaron volando mientras nos poníamos al tanto de la vida del otro. Liam había vuelto a terminar con Karla.
–Por ejemplo, Karla y tu amigo Alek son ese tipo de personas.
–Alexander. –le corregí.
–Incapaces de descongelar su frio corazón. –me ignoró.
Digamos que su ruptura lo tenía un poco –bastante– afectado. Según me contó, Liam había puesto sobre la mesa el mudarse juntos y la respuesta de Karla consistió en tomar las llaves de su auto e ir por cervezas. Lamentablemente este tipo de cosas era algo común en su relación, su primera ruptura fue porque Liam le dijo "te amo" y ella respondió con un "quiero pensar que yo también".
–A la mierda las relaciones. Esta fue la última vez, no volveré con Karla –sentenció en voz alta, varios clientes nos miraron–. Todo este tiempo he olvidado mis estándares por ella, pero eso cambiara. Voy a marcar mis estándares y si alguien no los cumple, adiós.
Tal vez eso sonaba muy extremista, pero siendo sincera, no creía que se mantuviera firme a eso. En un par de días seguro volverían.
–Y tu deberías hacer lo mismo con Alek.
–Se llama Alexander. –lo corregí de nuevo, pero sabía que era en vano.
***
Mi desayuno con Liam se prologó demasiado y mi amigo terminó arrastrándome al bar de Hugo con la intención de sanar su corazón herido. La pasamos tan bien que perdí la noción del tiempo y ya eran las nueve de la noche cuando volví al departamento. Ryan estaba dormido en el sofá con el televisor encendido, fui a la cocina y sonreí al ver los cannolis, sin pensarlo mucho saqué uno y me lo llevé a la boca. Cerré los ojos en cuanto comencé a saborearlos, estaban sumamente deliciosos, me transportaron a mi niñez en Italia. Cuando mi nonna me recogía del colegio y al llegar a casa tenía una charola de cannolis recién horneados.
–Parece que te quieres casar con ese cannoli. –se burló Alexander recargado en el marco de la puerta.
–Si fuera legalmente posible, sin duda lo haría –me limpié la comisura de mi boca con la mano.
–Me alegra que te hayan gustado.
–¿Los trajiste tu?
–Si. Son de una repostería con un concepto internacional, está muy cerca de aquí.
–Nunca había escuchado de ella, muchas gracias por traerle un trocito de felicidad a esta italiana.
–Más que un trozo de felicidad pretendía que fueran una disculpa. Lo que dije ayer no era verdad, lo siento.
–¿Entonces nuestro beso no fue la razón de que te fueras?
Tomé su silencio como respuesta.
–Tranquilo, yo entiendo –dejé el cannoli sobre una servilleta y me sacudí las manos con las palabras de Liam en la cabeza–. Mira Alexander, tengo claro lo que quiero. No busco desinterés, conexiones que prometen mucho y quedan vacías, tampoco quiero amar con miedo a que la otra persona salga corriendo. Quiero paz, estabilidad, alguien que esté dispuesto a intentarlo como yo.
Noté como tragó saliva, sus músculos tensándose debajo del suéter gris.
Oh no, no fue una buena decisión hacerle caso a Liam, había sido demasiado ruda. ¿Y si se molestaba o lo hacía sentir mal?
¡No! Me gusta esto, ni se te acurra abortar la misión.
–Y no digo esto con otra intención más que dejar claras las cosas, ese beso fue un desliz, pero no significa el final de nuestra amistad –sonreí y me acerqué a el–. ¿Amigos?
Dejé mi mano extendida entre nosotros, el me miró de una manera extraña, sonrió de lado aún tenso y soltó una pequeña risa en forma de suspiro.
–Amigos.
Estar con un Liam post ruptura me ayudó a darme cuenta de que lo mejor no era ocultar mis emociones, sino comprenderlas. Tenía sentimientos por Alexander, pero no era mutuo, aun así, sabía que como amigo merecía otra oportunidad. Y si me dan a escoger entre alejar a una persona por un capricho o trabajar en formar una amistad, elegiría siempre la segunda opción.
***
Holaaaa.
Espero hayan disfrutado el capítulo...¡hoy también tenemos doble actualización!
Nos leemos el próximo domingo (no olviden seguirme en instagram).
Gracias por estar aquí:)
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En el momento correcto
TeenfikceCuando la universidad de Amelia aumentó su cuota, ella tuvo que mudarse al departamento de su mejor amigo. Todo pintaba a que sería una estancia tranquila, pero cuando Alexander vuelve a la ciudad para solucionar algunos problemas y piensa que el me...