Amelia.
Martes 10 de diciembre.
Abrí el archivo de mi libro en cuanto le envié al correo de Olivia cotización que hicimos hace unas horas –en realidad ella hizo la mayor parte–, para decidir en qué lugar se realizará la inauguración de la Feria. Comencé a teclear sin parar, a pesar de que eran menos las horas que asistía a la universidad, el proyecto consumía parte de mis días además de mis turnos en el bar, es por eso por lo que aprovechaba cualquier momento para escribir. Últimamente no paraba y me sentía muy orgullosa de ello, si seguía con ese ritmo, terminaría el libro a principios de enero.
Sin embargo, seguía sin estar segura de enviar un manuscrito a pesar de que Olivia me recordaba que las editoriales harían recepción de manuscritos a mediados de enero.
Llevaba una semana trabajado con Olivia si quitamos las incontables discusiones que teníamos con el señor Jones y Sean, era increíble. Hace unos días habíamos terminado la planificación de actividades, lo que seguía era elegir el país en el cual se llevaría a cabo la inauguración para así iniciar a contactar editoriales, escritores, empresas de montaje y algunos influencers relacionados con bookstagram. Cuando propuse a aquella idea el señor Jones se negó rotundamente, pero al explicarle que ellos son el tipo de público que buscaba el evento y –muy a mi pesar–, tocar temas de ganancias y publicidad no se pudo negar.
–¡Amelia! –gritó Ben entrando a la oficina.
–Ciao ragazzino, ¿come stai? –lo saludé en italiano como había descubierto que le gustaba.
–Buono. –murmuró con timidez.
–Ya hablas como todo un italiano.
–No lo ilusiones, ahora muere por ir estas vacaciones a Italia –su mamá rodó los ojos divertida –. ¿Haciendo las ultimas correcciones para enviarlo a la editorial?
Como cada vez que me hablaba del tema, negué.
–¿Y qué esperas?
–No está listo, ni siquiera terminado.
–Amelia –murmuró en ese tono maternal–. Escribir un libro forma parte de la lista de cosas que siempre dicen que debemos hacer antes de morir, pero casi nadie lo hace. Sin embargo, tú te alejaste de todo lo que conocías, te has puesto delante del ordenador y has decidido escribir. Le has dedicado tiempo a plantearte una historia, unos personajes y todo lo que sabemos que conlleva. Lo que importa es el esfuerzo y pasión que tienes, pero no te quedes estancada en eso.
–No quiero hacerme ilusiones porque existe la posibilidad de que resulte ser un fracaso en esto y me aterra.
–El otro día que me dijiste tu usuario, te busqué y leí parte de tu libro. Me sorprendió la cantidad de personas que han quedado enganchadas a la historia, puedo incluirme en ellas. La posibilidad de que seas un fracaso es mínima.
Me quedé en silencio sospesando sus palabras y sintiendo mucha vergüenza al saber que había leído el libro. Con el paso de los días me di cuenta de la maravillosa persona que era Olivia, una mujer que además de inspirarme y motivarme, me hacía cuestionarme. Y supongo que de eso se trata, encontrar a personas capaces de enseñarnos a mirar con otros ojos o simplemente mirar lo que tú no vez.
–Lo pensaré –sonrió. Con el tiempo, caí en cuenta de que ella supo mucho antes que yo que estaba logrando convencerme.
–Bueno, toma tus cosas porque iremos a comer a modo de celebración.
–¿Qué celebramos?
–Que esos idiotas firman el termino de contrato este viernes.
Rápidamente guardé todo y los acompañé al restaurante-cafetería que comenzábamos a frecuentar. En ocasiones me quedaba mirando a Ben, compartía la misma sonrisa de Alexander, pero a diferencia de su tío, él la mostraba mucho más.
Alexander seguía en mi cabeza.
¿Cómo no hacerlo si es la inspiración de tu libro?
No era así, bueno, no estaba segura. Ciertamente me inspiré en nuestra situación para gran parte de la historia, pero también había sido útil para aceptar el hecho de que tenía sentimientos por él o los había llegado a tener, la noche que lo admití frente a Alice, le invitó una ronda todos los que estaban en el bar a modo de celebración.
¿Tonto? Lo sé, pero bueno, obtuve alcohol gratis por decir en voz alta lo que sentía.
Pero desde que se fue, el valor que tenía la escritura para mí se intensificó. Apreciaba que fuera mi fiel acompañante y escape de la realidad, porqué era tan simple como sentarme delante del ordenador y dejar que mis manos plasmaran lo que la imaginación –y emociones–, gritaran.
***
Holaaaa.
Hoy tenemos doble actualización, disfruten.
Gracias por estar aquí:)
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En el momento correcto
Novela JuvenilCuando la universidad de Amelia aumentó su cuota, ella tuvo que mudarse al departamento de su mejor amigo. Todo pintaba a que sería una estancia tranquila, pero cuando Alexander vuelve a la ciudad para solucionar algunos problemas y piensa que el me...