CAPÍTULO 1.7 - Noche dividida en tres partes

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PARTE 0: POR LA TARDE

- ¡Jack, sube al coche! - gritó mi padre desde nuestro vehículo familiar.

- ¡Voy! - le devolví el chillido - Chicos, me tengo que ir. Nos vemos luego en el Wendy's.

- Hasta luego - dijo Olivia.

Me despedí de todos ellos rápidamente y me dirigí hacia el lugar donde estaba el coche de mi padre. Posteriormente, me subí en el asiento trasero del lado derecho, justamente detrás de mi madre. Como les había dicho a mis amigos, la cena de esa misma noche iba a ser en el Wendy's, por petición de Oliver y Kylie, y por la aceptación de los demás. Incluida Emily, que volvía a hablar con nosotros después de que sus demonios amorosos la soltaran, y a excepción de Jessica, que no se dignó a contestar después de lo ocurrido dos días atrás.

- ¿A dónde vamos a comprar la decoración? - pregunté.

- Al "Vancouver Christmas Market". Y si no encontramos todo lo que necesitamos allí, iremos a alguna tienda de objetos varios cerca de aquella zona - contestó mi padre.

- ¿Ya sabéis lo que queréis hacer?

- Tu padre y yo tenemos una idea, pero no te la vamos a decir. Dejaremos que te la imagines mientras compramos todo.

El viaje a la capital del estado estuvo marcado por el tráfico. Tardamos más de lo esperado en llegar, aun así, hicimos nuestras respectivas compras. No fueron excesivas, pero suficientes para dejar nuestra casa al nivel de las demás. Unas luces de colores rodeaban toda la casa, marcando la división aproximada de los dos pisos. Algunos muñecos decoraban el jardín y la entrada principal, y a la vez, flores y plantas de plástico lo hacían en la puerta del garaje y en las ventanas.

- Ha quedado bonita - comentó mi padre observando su trabajo.

- ¡Muy bonita! Vamos a hacernos una foto - propuso mi madre.

Sacó su antiguo teléfono móvil de su bolsillo, moderno en esos años, y nos juntamos pasando nuestros brazos por los hombros. Buscó una buena elevación para que se viera bien la casa, y a la vez, a nosotros e hizo la foto.

- Está bien - dijo mi padre.

- Sí, pero voy a hacer algunas donde se vea solo la casa.

- Vale, voy entrando, que me tengo que arreglar.

Entré en casa mientras mis padres se quedaban fuera acabando la sesión de fotos. No me comí mucho la cabeza a la hora de vestirme, ya que prefería abrigarme bien que presumir de armario. Cogí una camiseta lisa que taparía con un bonito jersey navideño que me había comprado esa misma tarde. Además, agarré una chaqueta bastante gorda que me llegaba por las rodillas, estilo a las de mi madre. De hecho, esta se la regaló ella a mi padre años atrás, y como no la utilizaba, me la obsequió. Decidí ponerme unos tejanos que combinaban con la chaqueta. Y finalmente, me calcé con unas botas que llevaban una capa de terciopelo por el interior, la cual abrigaba bastante. Seguidamente, me fui al baño común del piso superior. Allí me peiné, de la misma forma que lo hacía siempre, y me eché un poco de colonia en el cuello. Bajé rápidamente porque iba justo de tiempo, a causa del tráfico en la autopista. Y por último despedí a mis padres, que ya habían entrado, dándoles hora de llegada, ya que mi padre me la pidió.

- Como muy tarde, estaré aquí a medianoche.

- Vale, pero ten cuidado, que ya sabes como están las cosas. Y te lo dice un policía.

- Sí, tranquilos. Iré con precaución.

- Vale guapo, hasta luego - se despidió mi madre mientras ya me encontraba abriendo la puerta.

LA VERDAD TRAS EL CRISTAL - Diego EscamillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora