CAPÍTULO 1.9 - Todo por dinero, ¿o no?

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Me acerqué rápidamente a la multitud, para ver más de cerca lo que había sucedido. Decidí hablar con mi padre, que a consecuencia de unas pagas extras, estaba trabajando y se encontraba allí.

- ¿Qué ha pasado? - le pregunté después de haberle saludado.

- Han robado a los Kennedy esta madrugada. - contestó - Se han dado cuenta cuando se han levantado, aproximadamente una hora después de que te fueras. Apenas había llegado a la comisaría cuando recibimos la llamada.

- ¿Les han robado muchos objetos?

- No, pero los más valiosos se los han llevado.

- Pobres, mira que son el matrimonio más pacífico que conozco - dije.

- Ya, pero los criminales no se fijan en eso, sino en su riqueza. Y los Kennedy tienen un gran patrimonio. Tienen grandes hectáreas en Territorio del Yucón donde producen una gran cantidad de madera y después, una enorme franquicia de Tim Hortons. Los dos de Mission son de ellos. Por eso pensamos que detrás del robo no hay otro móvil que el económico

- Creo que tenéis razón. Por cierto, ¿dónde está tu jefe?

- Él se ha quedado en comisaría. Se supone que tiene otros asuntos que resolver... Pero yo, ya no confío en sus palabras. Siempre que pasa algo más grave de lo normal, como en estos últimos meses, se queda allí. Es como si le diera pereza moverse de su puta silla.

- Hay mucha gente subnormal en el mundo.

- ¡¿Me lo dices o me lo cuentas?! - dijo un poco alterado - Encima se enfada si no salen las cosas rápidamente. Como hoy me diga algo, no me voy a callar y lo voy a mandar a la putísima mierda.

- Bueno, estate tranquilo. Si no tienes la oferta de la policía nacional.

- Ya, pero el problema es que él es la única razón por la que se generan todos los conflictos. Entre los demás compañeros nos llevamos muy bien. Por eso no lo dejo, sino, haría tiempo que me verías con un uniforme diferente. - hizo una pequeña pausa - Ahora, déjame trabajar, que tenemos mucha faena.

- Vale padre - comenté mientras me reía, provocando una sonrisa en su cara.

- Si quieres, puedes seguir hablando con tu madre, que lleva un buen rato sentada en aquel banco, hablando con otras mujeres, hijo.

Fui a hablar con ella. Durante unos minutos bastante largos, me estuvo explicando como había sido la mañana en Mission, mientras yo le contaba como había sido la mañana en Maple Ridge. Le hablé sobre mi idea de regalarle una guitarra a Michelle. Opinó que era un gran obsequio, pero añadió que era bastante caro, lo cual era verdad.

Cuando acabé la charla con mi madre, decidí entrar a casa a descansar del ruido que generaba la multitud en la calle. Aunque el sonido traspasaba las paredes, estas rebajan su intensidad. Me senté a reflexionar. ¿Por qué robaron a los Kennedy? ¡Había más familias con dinero! ¿Habría un motivo más profundo que el dinero? ¿O había sido una cuestión de azar? No sé, pero lo que sí sabía era que se había cometido un nuevo crimen en Mission. Esta vez de los grandes, de los que cuestan de olvidar, sobre todo cuando suceden cerca de ti, ya que a los seres humanos nos generan mucha más curiosidad, porque de una manera u otra, el robo, el asesinato, o el crimen en general, nos interesa tanto, que incluso, disfrutamos viendo documentales, películas o leyendo libros sobre ello. Lo que tenía claro es que no iba a ser el último, porque un crimen así (si no se detiene a los delincuentes), no queda aislado.

Quise distraerme para no seguir pensando en ello."Breaking Bad", quien no podía conocer una de las mejores series hechas en ese entonces. Para mí, era la mejor que había visto, y no hacía mucho que se había comenzado a emitir la serie de uno de los mejores personajes (el favorito de Michelle), Saul Goodman. Llamada"Better Call Saul", trataba y explicaba toda la vida del famoso abogado ejerciendo su profesión. Como no la había empezado, decidir ver el primer capítulo, válgase la redundancia, llamado "One".

Las horas, a consecuencia de la serie, pasaron para mí como unos pocos minutos. Sin darme cuenta, ya eran las ocho de la tarde. Miré por la ventana y pude ver una calle oscura, iluminada por la tenue luz de las farolas, ya que las luces decorativas de las casas se encontraban apagadas. Pero, aun así, una multitud de personas seguían ocupando el asfalto. Decidí salir para buscar a mi madre. Al abrir la puerta, me topé con ella.

- Hola - saludé - ¿cómo va todo?

- Bueno, ahora se empieza a ir gente, pero no creo que podamos dormir. Habrá mucho movimiento de policía. - hizo una pausa - ¿Y tú qué? ¿Qué has estado haciendo?

- Viendo la serie de Saul Goodman, el de Breaking Bad.

- Ya, sé quién es Saul. Te dije que me esperarás para verla.

- A mí no me dijiste nada. Me imagino que se lo dijiste a mi padre.

- Es verdad, tienes toda la razón - paró durante unos segundos - Hablando de tu padre. Me imagino que vendrá a dormir. Se ha ido hace unas horas a la oficina

- No pienso que trabaje más horas de las que debe. Encima, está enfadado con el jefe - dije.

- Es el padre de una amiga tuya, ¿no?

- Sí, de Emily.

En ese justo instante, aparecieron diferentes coches patrulla, de la policía municipal y de la Interpol. En uno de los del cuerpo local, bajo mi padre, que parecía nervioso buscando algo. Ese algo éramos mi madre y yo.

- Hay un problema - empezó -, esta calle se convertirá en una escena del crimen internacional, así que necesitamos que se vaya toda la gente de aquí. Eso os incluye a vosotros. Os pido por favor que entréis a casa y no salgáis. Ya me haréis preguntas después - dijo y se fue con sus compañeros.

Nos miramos sorprendidos. ¿Qué habrá pasado? ¿Será verdad que hay otro motivo que el dinero? Estas y más preguntas rondaban por mi cabeza. Tenía un sentimiento parecido al miedo, pero a la vez sentía una inquietud y una intriga espectacular por saber qué ocurría en mi calle. En ese momento, me llamó Michelle.

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LLAMADA:

- Hola Jack. ¿Qué coño ha pasado en tu casa? Está en todos los canales del país.

- En mi casa, nada. Ha sido en la de al lado. Han robado a los Kennedy. Se pensaba que era todo por dinero, pero mi padre me acaba de decir que se ha convertido en una escena del crimen internacional.

- Eso es lo que pone en la tele. Dicen que está la Interpol.

- Sí, y la municipal. Han pedido que se vaya toda la gente. Hasta hace unos minutos, había más de doscientas personas enfrente de mi casa.

- Creo que todo Mission está viendo esto - comentó.

- No sé, pero yo lo veo por la ventana.

- ¿Tu madre está en casa o está con tu padre? - preguntó.

- Está haciendo la cena.

- Por lo que me has dicho, me imagino que no puedo ir allí, ¿no? - cuestionó

- No, no puedes, han echado a toda la... Espera, están llegando más coches - hice una pausa para observar por la ventana - No puede ser. ¡Es la DEA!

LA VERDAD TRAS EL CRISTAL - Diego EscamillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora