¡ seis !

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Dejó que la toalla colgara sobre sus hombros mientras corría por el pasillo hacia la puerta. ¿Quién tocaba a esas horas?

— Hey —la sonrisa de Minho lo saludó, y la primera reacción de Jeongin fue cerrarle la puerta en la cara. Porque bueno, estaba con su pijama más fresquita (la mas vieja que tenía) y por alguna razón se sintió avergonzado de que lo viera en esas fachas.

Corrió a su habitación en busca de una sudadera y un par de pantalones jeans, e ignorando la mirada curiosa que su mejor amigo le daba desde la cama, salió del cuarto y corrió de nuevo hasta abrir la puerta de su departamento, donde un Minho aturdido continuaba allí de pie.

— Hola —saludó, halando a Lee para que entrara hacia el recibidor y evitara la mirada curiosa de sus vecinos.

Jeongin sonrió y, antes de que pudiera pensar en una buena excusa por haber cerrado la puerta, se encontró siendo abrazado por el castaño en tanto los labios de éste se encontraban con los suyos.

Yang gimió levemente, sonriendo mientras cruzaba sus brazos por detrás del cuello del mayor.

— Tenía muchas ganas de verte —declaró Minho al separarse, mientras Jeongin le acariciaba el labio inferior con su pulgar.

— Yo igual —admitió, con un bonito sonrojo en las mejillas.

Lee apretó el abrazo a su alrededor y volvió a besarlo.— ¿No quieres que demos un paseo en motocicleta? —preguntó, y el azabache trató de esconder su sonrisa mordiendo su labio inferior.

Eso fue suficiente. Compartieron un beso más y entonces estaban rumbo hacia el departamento del mayor, disfrutando de la brisa nocturna antes de que el calor los cubriera.

¡ ☁︎ !

Minho se sentó apoyado en el espaldar de su cama, halando a Jeongin hasta dejarlo sentado en su regazo. El cuerpo del menor aún temblaba ligeramente luego del orgasmo, y el mayor se encargó de repartir besos en el rostro del chico hasta que volviera a la normalidad.

— Antes de que lo olvide —se estiró hasta alcanzar su teléfono y se lo extendió al pelinegro, quien le dió una mirada aburrida, con el rostro recostado en su pecho—. Estuve llamándome un idiota desde la última vez que nos vimos porque olvidé pedir tu número, bonito.

Jeongin rió, halando una sábana para cubrir su cuerpo y el de Minho, o al menos trató de hacerlo.

— Que casualidad —se burló, tomando el teléfono para anotar su número y agendarse con un Bonito <3 antes de devolvérselo a su dueño. Decidiendo que era hora de volver a besarse hasta perder los pensamientos.

Minho rió entre el beso, acariciando la espalda desnuda del menor en tanto este enredaba sus mechones de cabello entre sus dedos. Sus manos bajaron hasta acariciar las piernas de Jeongin y, en menos de dos segundos, ya estaba recostándolo sobre la cama.

— ¿Qué quieres hacer ahora? —preguntó, enterrando su rostro en el cuello del azabache, rastrillando con sus dientes la piel sensible de la zona..

Jeongin mantenía sus ojos cerrados, disfrutando de las caricias del mayor, y gimiendo suavemente cuando éste bajó hasta juguetear con la piel sensible de su hombro. Uno de sus muchos puntos débiles, los cuales, Lee poco a poco iba descubriendo.

— Me estás tentando con esos besos, pero estoy cansado —declaró con voz suave, logrando que Minho dejara de besarlo para levantar el rostro y cruzar sus miradas—, y mañana tengo universidad.

— No vayas —lloriqueó, apretando a Jeongin en su abrazo—, yo tampoco iré al trabajo.

Yang echó su cabeza hacia atrás y rió.— Podemos encontrarnos en la noche, me puedes llamar también —ofreció, besando las mejillas contrarias.

— Que tal si nos encontramos en el almuerzo, ¿mhn? —ofreció el castaño, dándole un rápido beso en los labios. Jeongin le dió una mirada curiosa—. Puedo pasar por ti a mi hora de descanso, ¿qué hora tienes libre?

— A la una termina mi última clase de la mañana y entro a las tres de nuevo —comentó, acariciando el cabello desordenado de Minho, quien ahora dormitaba sobre su pecho.

— Yo tengo mi descanso a la una, entonces puedo pasar a buscarte para almorzar juntos, ¿qué dices?

Jeongin hizo un sonido afirmativo, y entonces nuevamente se encontró conectando sus labios con los de Minho, besándose hasta que sus cuerpos pidieron unirse de nuevo.

── drive !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora