¡ siete !

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— ¿Me puedes escribir en la noche para ponernos de acuerdo?

Jeongin asintió a las palabras de su compañera y, cuando la muchacha salió entre correteos del salón, él se dejó caer nuevamente en su asiento mientras todos sus compañeros salían del aula.

Encendió su teléfono para revisar lo que había ignorado durante las últimas seis horas, y se encontró con unos cuantos mensajes de Seungmin, contándole que había aprobado sus exámenes de ese día y que pasaría la tarde en casa de Bangchan (suponía que le avisaba eso en caso de que la señora Kim preguntara por él). Habían otros cuantos más que ignoró cuando se dió cuenta de que habían varias llamadas perdidas de Lee Know ♡ y uno que otro mensaje de éste mismo.

Los leyó rápidamente y, antes de que Minho se diera cuenta de que sus mensajes habían sido leídos, Jeongin marcó el numero del mayor y esperó a que este respondiera.

Hola, bonito, ¿estabas ocupado cuando te llamé? —fue el saludo con el que Lee lo recibió, poniéndole una sonrisa tonta en el rostro.

— Síp, pero ahora ya puedo escucharte todo lo que desees.

Escuchó la risa de Minho al otro lado de la línea, y sus ojos se cerraron para deleitarse con aquel sonido.

Estoy esperándote en el estacionamiento —dijo el castaño, y Yang exclamó con un sonidito emocionado, terminando la llamada para tomar su mochila y salir corriendo hacia el lugar indicado.

Sus ojos recorrieron el lugar pero no pudo encontrar la motocicleta de Minho, pero sí un lujoso auto que estaba siendo dueño de las miradas de algunos de sus compañeros.

Ese no era Minho, ¿o sí...?

Entonces, la puerta del auto se abrió y de ésta salió el apellidado Lee, cubriendo su cuerpo con un elegante traje gris, un auricular en su oreja, y su cabello cubierto de gel y peinado hacia el costado, muy distinto al que Jeongin estaba acostumbrado a ver. Sin poder evitarlo, mordió su labio para ocultar una risita tonta que quería escaparse de su boca, y cuando los ojos de Minho se cruzaron con los suyos, no dudó en moverse y acelerar sus pasos para poder lanzarse a los brazos del mayor.

No pudo ignorar como algunas de las chicas universitarias, y uno que otro chico de por ahí, se ponían coquetos y comenzaban a pasearse frente al mayor, quien sólo les ignoraba con tal de mantener sus ojos prendidos a los de él.

Cuando estuvo frente al castaño, el menor no dudó en halarlo para besarlo allí frente a todos, abriendo sus ojos para darle una mirada a los atrevidos que estaban coqueteándole descaradamente a su... a Minho. Este es mi hombre, consigan el suyo.

— Para que les quede claro que tú eres mío.

— ¿Lo soy?

— Por supuesto que sí.

— Te extrañé —le dijo el mayor, apretándole la cintura con su abrazo. Jeongin asintió, y volvió a unir sus labios con los impropios, por si aún les quedaba alguna duda de por quién estaba Minho allí.

— Vamonos de aquí —pidió, y Lee dejó un pequeño beso en su mejilla antes de obedecer a su pedido.

Cuando Minho estaba encediendo el auto, Jeongin notó miradas furiosas sobre él y se encontró con algunas chicas atrevidas de antes. No lo pensó mucho y les mostró el dedo del medio.

Las carcajadas del castaño por su arranque de celos llenaron el auto, y Yang se sintió satisfecho luego de ver el rostro desfigurado de las féminas.

— Ahora sí, bonito. Vamos a almorzar... nos.

— Ah, no. No, Minho. Yo tengo mucha hambre, sin juegos hasta la noche —declaró, dándole una mala mirada al contrario cuando éste comenzó a reírse otra vez.

— Vamos a comer, amor. Y si alcanzamos, almorzamos algo.

Jeongin lo miró confundido, y cuando entendió la referencia, su risa escandalosa llenó el auto. Con sus ojitos cerrados por la sonrisa, no notó la mirada cálida que Lee Minho le ofrecía.

Como si estuviera mirando a la persona que lo tenía enamorado.

── drive !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora