De los enamorados

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La otra Mujer

Capitulo 11

"De los enamorados"

Hoy fue un gran día. Como lo han sido todos desde hace un par de semanas en Tokio.

Raymond me ha promovido. Ya no soy más "la chica de las copias", ahora soy algo así como su asistente personal. Si, lo se. No es el trabajo que cualquiera hubiese soñado, pero siempre será mucho mejor a ser "la chica de las copias", ¡odio ese trabajo!.

Recuerdo que ésta mañana estábamos analizando las traducciones de los textos que quieren sacar en el verano en la editorial cuándo Raymond me pidió que le llevara un café. No es algo que me agrade pero accedí.

Fui a la cafetería a pedir el café del extraño chico y regresé a la oficina cuando lo escuché hablando por teléfono.

- Si, Preciosa. Claro que te extraño, te extraño mucho. -Comentaba él- Falta muy poco, no desesperes...¡Por supuesto que muero por verte!...Si...también por "eso"...¡qué tu qué!...Bueno entonces, tal vez...- el carraspeó cuando me encontró en la puerta-Continuamos nuestra charla en la noche, ¿quieres?

Raymond colgó el teléfono con nerviosismo. Yo caminé hacia él entregándole su taza de café mientras tomaba asiento frente al joven de ojos púrpura.

- ¿quieres que sigamos revisando los textos?-Pregunté tratando de romper el extraño silencio.

- No. Creo que mejor iremos a casa. Quiero ver a Okka San. No la he visto muy bien de salud- Explica él mientras se levanta de su lugar.

- Entonces vámonos. ¿por qué no le compramos algo de comer?- sugiero- Tal vez en "Le petit France" he escuchado que es un lugar con comida deliciosa.

- Buena idea. Tal vez Un platillo de ahí alegre los ánimos de mi madre- Sonríe escuetamente el joven de cabello negro.- ¿nos vamos?

- Si.

Raymond y yo salimos de "Editorial Fénix" en silencio. Veo en sus ojos la preocupación por Rei, por su madre, por "La otra mujer".

Pasamos a "Le petit France" para comprar comida para llevar. Mientras esperamos doy un vistazo al lugar; No puedo evitar dejar de imaginar cómo habrá sido aquél día en que mi padre le declaró su amor a Rei, imaginar su rostro al ver el diario y al escuchar palabras románticas de boca de él.

Mi padre jamás fue un hombre cariñoso con mi madre. Era educado, muy educado, era también caballeroso. Imposible bajar del auto sin que él te abriera la puerta, impensable sentarte a la mesa sin que él te acomodase la silla. Si, así era mi padre, pero ¿cariñoso? ¿amoroso? ¿romántico?. No...No imagino a mi padre en esa faceta.

Al llegar a casa, Raymond me ayudó a bajar del auto, no puedo evitar sonreír. Ray tiene los mismos detalles de papá, es evidente la huella de él en su hijo,

Cuando entramos a la casa Spencer observamos en la sala a la señora Makoto con un rostro serio. Han sido pocas las veces que la he visto, pero jamás la había visto con un rostro tan desencajado como el de éste día.

- tía Mako. ¿qué ocurre?- Preguntó Raymond antes de siquiera saludar -¿dónde está Okka San?

- Está en su habitación, Ray- Explica preocupada la alta mujer.

- ¿qué le pasa a Okka-san?-Interroga él con un miedo que nunca había escuchado en su voz.

- Ésta mañana, mientras tomábamos el té en el pórtico se desvaneció- cuenta ella- Satsu me ayudó a llevarla a su habitación y el doctor Kishimoto vino a revisarla...

La otra mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora