Untitled Part 12

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La otra mujer

Capítulo 12

"Te amo"

He llegado de la Editorial acompañada de Raymond. Así como lo prometió él no se ha despegado de su madre.

No puedo evitar sentir mi corazón oprimido al ver la unión familiar que tienen madre e hijo. Tienen una relación que yo jamás he tenido con mi madre y eso duele.

He de decir que el serio hombre al que conocí a mi llegada a Tokio no es el mismo con el que he charlado en éstos días. Descubrí la otra faceta de Raymond.

Descubrí que él puede reír y hacer bromas. Hoy por la mañana Motoki fue a la editorial mientras Raymond y yo analizábamos las traducciones de "Peccavi" una de las obras de Mademoiselle Roseau de las que Raymond compró los derechos para su traducción al japonés.

Según pude darme cuenta, Motoki y Raymond se aprecian bastante ya que al llegar el rubio joven tan parecido al tío Andrew, salvo por su coleta rubia se abrazaron como hermanos,

- ¡Ray, Por fin me recibes!- Finge ofenderse Motoki.

- No puedes quejarte. ¡Si pasaste seis meses en Florencia!-Regresa el pelinegro.

- Bueno. Es que no puedo ser egoísta. Debo de compartirme también con las europeas- Ríe el rubio.

- Claro, Claro.- Acepta Ray- y has venido a visitarme porque...

- ¿No puedo venir a ver a mi hermano del alma?- con falsa tristeza reclama el joven Hansford, tan chantajista como el tío Andrew.

Raymond arqueó una de sus cejas analizando a Motoki. Al parecer se conocen bastante bien, tanto que el rubio cedió a la forma en que él lo miraba amenazante con sus ojos amatista.

- Vale, vale. – Confirmó Motoki- Te traigo unas fotografías. Me contó un pajarito que vas a publicar por fin las obras de Madeimoselle Roseau que la tía Rei tanto había buscado conseguir para la editorial y claro que ocupas unas buenas fotos para las portadas ¿no?.

- ¿Ese pajarito tiene ojos verdes?- cuestionó con una media sonrisa Raymond.

- Pues la verdad sí. La discreción no se nos da en la familia- Respondió en medio de carcajadas Motoki.-¿qué dices? ¿Aceptas ver mi libro de fotografías? He tomado una de unas Romanas que uff.

- Tal vez. Pero te costará. – Dice Ray con seriedad.

- ¿qué pides?- Bromea Motoki.

- De momento una barra de chocolate después ya veremos- explica el de ojos violeta.

- ¿Sabes que eso es tráfico de influencias?-se cruza de brazos el rubio.

- Puedo hacer una convocatoria buscando la foto ideal- Amenazó el pelinegro divertido.

- Bien. Bien...Voy por tu chocolate.- Bufó Motoki.

Cuando Motoki salió de la oficina Raymond se apresuró a sacar una extraña bolsa en color rosado y la colocó en el asiento a mi lado. Yo lo miré sorprendido y él me hizo una señal diciéndome que guardara silencio. A los pocos segundos Motoki apareció por la puerta con tres barras de chocolate entregándome una y dándole otra a Ray de mala gana mientras se tumbaba en la silla libre. Al momento de sentarse la silla hizo un extraño sonido provocando que Motoki arqueara su ceja mirando confundido al pelinegro que hasta ese momento había permanecido con la seriedad que lo caracterizaba. Al ver la reacción del rubio soltó una risa que duró bastantes minutos hasta que literalmente las lágrimas salieron de sus ojos. Su risa nos contagió tanto a Motoki como a mí.

La otra mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora