Untitled Part 14

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La otra Mujer

Capitulo 14

"Decisiones"

hoy fui a nadar a un club con Motoki. Debo admitir que la pasamos muy bien, Motoki es un gran nadador.

También jugamos algo de Tenis en lo que me confieso ser muy mala, tal vez lo heredé de mi madre que no tiene talento alguno para los deportes...JA claro, seguro...eso debe ser...

Después de pasar todo el día en la calle, Motoki me regresó a casa prometiéndome mañana pasar por mí para llevarme a desayunar a un lugar muy especial.

Al entrar a casa me encuentro con las luces de la casa apagadas. Me parece extraño. Es de noche pero no tan tarde como para que estén a obscuras.

Cuando entré a casa me percaté de algo: No había comido nada en toda la tarde debido a que me la pasé jugando y nadando con Motoki. Mi estómago reclama algo de comer así que me dirijo a la cocina.

Abro el refrigerador y saco un poco de jugo de naranja y saco un poco de crema de maní y mermelada para hacerme un emparedad.

Cuando voy camino a mi habitación escucho a alguien en la sala charlando preocupado por teléfono; Es Raymond.

"Si te estoy diciendo que necesito que vengas es POR QUE NECESITO QUE VENGAS".- Exaltado levanta la voz- ¡A mí qué me importa tu trabajo!.- Raymond toma un poco de aire para tranquilizarse, jamás lo había visto así- Escucha...sé que es complicado pero Okka- san no está bien. Nos necesita juntos, a su lado...Sí, claro...Entiendo. Ven cuando quieras entonces..."

Raymond cuelga y avienta el teléfono sobre el sofá sentándose en uno de los sillones y llevándose las manos a los ojos, tirando de sus cabellos, es evidente su desesperación por el estado de salud de su madre.

Considero que no es apropiado interrumpirlo y subo de puntillas para no ser descubierta. Sé que en cualquier otra ocasión él me hubiera detenido para interrogarme, para cuestionarme qué había escuchado o solo para interrogarme sobre mi día pero o Raymond estaba tan sumido en sus pensamientos que no se percató de mi presencia o simplemente no deseaba hablar con nadie. De cualquier forma prefiero darle su privacidad.

Al llegar a mi habitación intento dar una mordida a mi emparedado pero no puedo. Una sensación en mi estómago muy parecida a la que sentí el día que falsifiqué mi primer examen y se lo mostré a mi padre me envuelve, creo que es la sensación de culpa que me impide probar algo.

Dejo mi cena en el buró y salgo de mi habitación hacia la habitación de "ella".

Abro la puerta cuidadosamente para evitar despertarla. Como lo supuse, está dormida. Camino hacia su cama y encuentro sobre el buro algunos frascos de medicinas. Están en japonés pero logro distinguir algunas de las pastillas para los nervios que mi madre ha tomado desde siempre y algunos vitamínicos, seguramente para contrarrestar su semblante mortuorio que cada día es más evidente.

En las últimas semanas ha sido poco o nada lo que he podido hablar con ella. A veces siento que ella sabe que mi padre ha muerto y ha decidido dejarse morir como lo hacen algunos animales cuando sus parejas mueren.

Creo que es un engaño que me hago a mi misma para no decirle la verdad. Pero no puedo. No puedo decirle que ese hombre con el que compartió una vida ahora está muerto y peor aún, que ellos no eran su única familia.

Me doy media vuelta para alejarme de ella pero algo llama mi atención. Rei está abrazada a "algo" Me detengo a prestar atención y descubro de que se trata. Es una camisa de hombre, seguro de mi padre.

La otra mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora