Capítulo 10.

870 52 43
                                    

El sufrimiento forma parte de la vida, en cierta medida es inevitable. Incluso en el vínculo más sano hay sufrimiento a veces y esto hay que normalizarlo, para no huir sistemáticamente cada vez que se produzca, aunque también hay que saber diferenciar el "si hay algo de sufrimiento tampoco es el fin del mundo" con "sufrir es parte de una relación e inevitable". Si no hay sufrimiento o hay el mínimo mucho mejor, claro.

En todas las relaciones va a haber sufrimiento en momentos puntuales, decir lo contrario es, u ocultar las emociones, o defender lo utópico. Nietzsche decía que gracias al sufrimiento se nos otorga un camino para llegar a la felicidad, porque sin dolor nadie se mueve, con otras palabras pero simplificado.

Claramente se tiene que saber poner un límite a ese sufrimiento; por ejemplo dentro de una relación no es lo mismo el sufrimiento de que tu pareja te deje por la razón que sea al sufrimiento que pueda hacerte pasar en algunas discusiones si te grita, te insulta o te pone una mano encima.

Ese último sufrimiento no lo queremos, y para lo único que sirve es para darte cuenta de que tienes que salir lo antes posible de ahí y saber verlo venir antes en las siguientes relaciones. Aunque antes de una bofetada, ya se ven atisbos de violencia.

El sufrimiento al fin y al cabo es irremediable, pero tú puedes elegir cuando decir basta. Puede tomarte tu tiempo porque pienses que esa persona va a cambiar, porque la quieres o porque estás ciego, pero al final se termina destapando la verdad y es que ese tipo de personas jamás cambian, solo van a peor.

A Matilda, por ejemplo, le hizo falta casi dos años para darse cuenta de que su relación con Colin solo empeoraba cada día que pasaba, que hacía mucho tiempo atrás que ya no avanzaban juntos y que el chico simplemente se había desligado de ella como quien deshecha una bolsa de patatas a la basura cuando se ha terminado.

Matilda para Colin era su fuente de satisfacción y solo la buscaba cuando necesitaba de ella, por la razón que fuera; sexo, desquitarse con alguien... Y Matilda, como siempre ahí estaba para él.

No supo en qué momento cambió su pensamiento hacia la relación y hacia el moreno, porque desde que le dejó de hablar solo hubo estado tres días intentando contactar con él, y ni siquiera sabía si lo hacía por costumbre. Si sentía lo que sentía por el chico por pura costumbre. Pero cuando empezó a darse cuenta que estaba bien y que no lo necesitaba en su vida fue cuando notó como comenzaba a crearse unas escaleras en aquel pozo negro donde ella residía desde hace tanto tiempo atrás.

Se sintió bien, apenas y pensaba en el chico y cuando lo veía ya no sentía esos dolores en su estómago. Así que fue en el momento en el que él la recordó que ella decidió acabar con aquello.

No se sintió mal, no lloró por romper la relación porque realmente sabía que ya no estaba enamorada del chico que tenía delante. Aquel que solo la humillaba y la despreciaba de mil maneras distintas, no, ella lo había dejado de querer mucho tiempo atrás, aunque la verdadera pregunta es ¿lo quiso en algún momento? ¿o solo siguió con él tanto tiempo porque él la tenía atada de manos y piernas?

Matilda lloró porque había tenido que pasar por tantas cosas para finalmente darse cuenta de que todo estaba bien si Colin no estaba con ella, lloró porque cuando lo dejó tuvo que pasar nuevamente por todos esos golpes solo por querer ser feliz, porque ella ya no lo era ahí.

Lloraba porque aquello que pasó se quedaría para siempre con ella y el que lo hizo lo olvidaría todo y podría seguir con su vida normal.

20 de septiembre, 11:11 am

Abrió sus ojos con dificultad, notaba sus pestañas duras y sus ojos demasiados inflamados. Asimismo notaba su mandíbula tensa y se dio cuenta que había dormido con ella apretada y ahora apenas y podía moverla. Por otro lado, sentía como su estómago y parte de sus costillas estuviesen siendo presionados dificultándole el poder respirar.

Mat & Matt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora