Capítulo 22.

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Ambos se separaron mirándose con brillo en los ojos; Matilda seguía sin saber qué decir al respecto de todo eso, pero su corazón acelerado y sus mejillas coloradas podrían darle una pista.

Matthew sonrió levemente y puso ambas de sus manos en el rostro de ella sujetándolo. Ambos aún seguían muy cerca y sus alientos se entremezclaban cuando expulsaban el aire.

La felicidad burbujeaba en el vientre de los dos, porque al fin habían dado el paso para que esto sucediera. Después de tantos años estaban en sintonía.

Matt iba a hablar, pero un Chris alterado apareció al lado de ellos haciendo que ambos se separasen para encararlo.

—Siento interrumpir, de verdad, pero hemos perdido a Lyla.

Matilda frunció el ceño y ladeó la cabeza.

—¿Cómo que habéis perdido a Lyla?

—Estábamos todos pendientes de vosotros y cuando nos quisimos dar cuenta desapareció —tomó una respiración.—Jake y Nick han ido por la orilla a buscarla, Miles les está preguntando a los demás.

—Vamos nosotros por el paseo marítimo, tal vez haya salido de la playa —dijo Matilda ahora con un nudo en su garganta.

Los dos hermanos asintieron y trotaron hacia la salida de la playa para comenzar a buscar a la rubia. Matilda mordía su labio con fuerza arrancando pieles y haciéndolo sangrar mientras la ansiedad se hacía cada vez más presente en su cuerpo.

—La vamos a encontrar, Matilda —le dijo Matt.

Ella asintió y cogió aire para no echarse a llorar.

—Mati, ella...

—Sí —cortó la chica.—Tiene un problema con el alcohol, y Nick y yo no sabemos cómo decírselo así que ha empeorado con el paso del tiempo.

Tanto Chris como Matthew se quedaron callados, los tres sabían que iba más allá que solo alcohol, pero no se atrevían a ponerlo en palabras, porque entonces sería real.

Estuvieron 15 minutos andando por el paseo marítimo, hasta que encontraron el cuerpo de Lyla sentada en el suelo con la espalda apoyada en el muro que separaba la arena de la playa de la acera y su cabeza echada hacia un lado con los ojos cerrados.

Matilda fue la primera en correr hacia ella y acuclillarse en frente, tenía a su lado una lata de cerveza y un cigarro a medio hacer. La pelirroja apretó sus labios.

—Lyla —le dijo tratando de despertarla.—Lyla, despierta venga. Tenemos que irnos —le dio golpecitos en la cara tratando de que reaccionara de alguna manera.

Lo único que se escuchó fue el gruñido de ella y luego sus ojos abriéndose, dejando ver un verde apagado y vidrioso.

—¿Dónde estamos? —preguntó arrastrando las palabras.

—En la playa, nos vamos ya a casa.

Lyla asintió y volvió a cerrar sus ojos echando su cabeza hacia atrás.

—¿Lyla? Lyla abre los ojos.

Al cabo de dos minutos sus ojos se volvieron a abrir y trataron de enfocar a la pelirroja en frente suya. Su rostro se arrugó y las lágrimas comenzaron a desbordarse de sus ojos.

—Lo siento tanto, Mat —lloró.—No debería haber bebido tanto, lo siento.

Matilda apretó sus labios y cogió su cara entre sus manos.

—Está bien, Lyla. Ya hablaremos de esto, ahora tienes que levantarte.

Lyla sollozó negando con su cabeza, su respiración estaba agitada y las lágrimas no paraban de rodar por sus mejillas.

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2023 ⏰

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Mat & Matt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora