Capítulo 29

710 41 0
                                    

Capítulo 29: Nuestro hogar

Sábado

De hecho, Neil no es un mal compañero de apartamento, es muy aseado y como prometió se ha encargado de todas las comidas, anoche no tuvimos mucho tiempo para hablar porque él se sentía muy cansado; pero hoy en definitiva intentaré hablar más con él. La tranquilidad que siento cuando él está cerca no la cambiaría por nada, su forma de hablar y expresarse es tan hermosa que podría verlo y escucharlo durante toda mi vida.

—¿Me estás escuchando?

Despierto de mis pensamientos —Lo siento ¿Qué decías?

Sonríe, su maldita sonrisa. ¿Por qué tiene que ser tan atractivo?

—Que si tienes planes para hoy.

—No ¿Tú tienes?

—Tengo ensayo de piano ¿Quieres acompañarme? —pregunta sentándose en el sillón de enfrente mientras sostiene una taza de café.

—Por supuesto.

—¿Estás bien? Te siento un poco extraña.

—¿Cómo?

—Más distraída de lo normal.

¿Por qué será?

—Estoy bien, me iré a cambiar —dejo mi taza de café en la mesa y me levanto para irme a la habitación, sin embargo, me detengo —¿Desde cuándo te gusta el café?

Él se encoge de hombros —Ni yo puedo creerlo.

Le doy una última sonrisa y salgo de la habitación para bañarme; no quiero tardar mucho, no sé cuánto tiempo tenga disponible Neil así que no lo haré esperar. Cuando salgo del baño me coloco una camisa blanca con un abrigo color piel, unos pantalones beige y unas botas altas, la temperatura en Inglaterra es peligrosa. Al salir al corredor, Neil ya está listo, con el mismo estilo de ropa, jeans y camisa negra, estoy empezando a pensar que él compra su ropa al por mayor.

—Estoy lista.

Me mira —Bien.

Sus clases de piano son saliendo de la ciudad, en un pequeño establecimiento rodeado de árboles altos, la infraestructura es de madera con decoración verde. El primero en bajarse es él y aunque no lo quiera admitir, luce muy feliz, salgo del auto admirando todo el lugar, cada persona parece estar sumida en sus asuntos, tanto que ninguno se percata de que Neil estacionó en dos puestos.

—¿Desde cuándo tomas clases de piano?

Él simula pensar —Toda mi vida.

—¿Por qué? —me mira —Hablo de qué... ¿Por qué te llama la atención?

—Nunca sabrás que tan hermoso es algo si no te animas a intentarlo.

—Sí, supongo, pero a todos no les dará la misma emoción.

—Toda mi vida quise aprender, porque me gustaban las melodías que se podían tocar allí, amaba escuchar cada segundo hasta que un día tomé la iniciativa de empezarlo. Debo decir que es el único momento de mi vida del que no me arrepiento —sonríe —Recuerdo la primera vez que toqué algo para mí, las teclas debajo de mis manos y dejando esa hermosa sinfonía en el aire, fue una forma de descargarme por completo, las teclas del piano muchas veces quedaban rotas de lo fuerte que presionaba.

Bajo mi cabeza sonriendo igual que él. Seguimos caminando hasta entrar por completo en la habitación, hay muchas imágenes de leyendas de la música, instrumentos decorativos y varios asientos. Persigo a Neil que me guía hasta una de las salas, en ella está un señor de cabello oscuro con un gorro negro, toca el piano mientras cierra sus ojos, al escucharnos entrar se detiene y mira al chico.

Nuestro instanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora