Capítulo tres

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Se despierta con un fuerte dolor de cabeza, la menor se asustas al notar el lugar donde estaba no era su casa. Solo recuerda que estaba en el parque pero el sujeto no estaba, después perdió la razón. No sabia que había pasado.

Se escuchan pasos afuera de la habitación y la puerta se abrió, su corazón comenzó a latir muy rápido y su pecho dolía. La menor quedó en shock mientras vio al sujeto acercarse a ella.

—¿Qué tal, pequeña? —sonríe.

No salía palabra alguna de su boca, su cuerpo temblaba y estaba sudando mucho.

—Te hice una pregunta.

Se escuchaba enojado, la menor pudo deducir que él era un chico de poca paciencia. Quería que todo se hiciera cuando decía y como lo decía.

—Yo. ¿Qué hago aquí?

—Esta es tu nueva casa, cariño. ¿No te gusta?

—¿Casa? ¿De qué estas hablando? Esta no es mi casa.

—Antes no lo era, pero desde hoy será tu casa, nuestra casa. Aquí pasaran muchas cosas y podremos hacer lo que queramos, estamos completamente solos, cariño. Debemos aprovechar esto.

—¿De qué estas hablando? No voy a aprovechar nada porque no pienso pasar un segundo más contigo.

Él la miraba de una manera muy temerosa, alza una ceja y aún más cerca de la joven, dice...

—Te doy sólo 5 segundos para que retires lo dicho o sí no...

—¿O si no qué? ¿Acaso vas a matarme? —dice entre dientes mientras lo miraba con odio.

—No me hables así.

—No eres mi padre, ni siquiera se como te llamas. ¿Y piensas que voy a obedecerte?

—No necesito ser tu padre para que me obedezcas, solo tienes que hacerlo y listo. No voy a matarte no se porque dices eso.

—Claro que lo sabes, mírate. Se nota desde lejos la persona que eres, el peluche que había en mi habitación tu lo dejaste. ¿No es así?

Él solo asiente mientras la mira con atención esperando que otra cosa diría.

—Pues ese asqueroso peluche tenía manchas de sangre. ¿Por qué?

—Sólo era salsa de tómate, Tn.

—No, no era salsa de tómate. ¿Y cómo es que sabes mi nombre?

—Muñeca, sé todo de ti, se que tu mamita sé murió en un viaje en carretera y que ahora tu padre es tu única familia. Sé que te mudaste a este pueblo desde los 10 años, tu padre lo hizo con la esperanza de que crecieras lejos de todo lo malo que les paso y así no doliera tanto.

Tenía razón en todo lo que dijo, por ese motivo fue la mudanza de la chica a este lugar, sus lágrimas salían al recordar lo que paso con su mamá. Era un gran dolor para ella recordar lo sucedido.

—Y volviendo a lo del peluche, esta bien. Lo admito, si eran manchas de sangre. ¿Agún problema? —dice irónicamente

—Eres un...

—Cuidado con lo que vas a decir, niña. Porque no tengo paciencia, puedo amarte pero no soporto la desobediencia.

—¿Amarme?, por favor, una persona como tú no siente amor. Solo lastimas a las demás personas.

—Yo no le he hecho daño a nadie, no sé de que hablas.

—Por favor. ¿De quién eran esas manchas de sangre, eh?

In the hands of a psychopath | JkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora