Capítulo quince

3.2K 173 65
                                    

—Mira nada más a quien tenemos por aquí.

—Vine porque tienes a mi amiga.

—¿Yo tener a tu amiga? Estas muy equivocada, muñeca.

Se acerca a él mientras lo mira seriamente, no le aviso a su padre que iría a verlo, sabía que también podría pasarle algo a él también.

—Escúchame, infeliz.

—¿Entonces ahora tienes agallas, niña?

—No estoy para tus comentarios, quiero que dejes ir a mi amiga.

—¿Ah sí? —ella asiente—. ¿Y cómo sabes que la tengo yo?

—¿Quién más querría joderme?

—Shhh, esa boquita.

—¡Ya basta! —grita enojada—. Déjala ir ahora mismo.

—Eres la que menos debería decirme algo, me dejaste solo y ni siquiera te preocupaste por mi.

—Nadie se preocuparía por un bastardo como tú.

Aquellas palabras hicieron que la furia creciera dentro de él, se acerca a ella para después sujetar su pequeño y delicado cuello.

—No voy a permitir que me insultes de esa forma y menos en mi casa.

—Pues te recuerdo que aunque no quieras esta casa también es mía.

—¿Ah sí? —la menor asiente—. ¿Y quién lo dice, hmmm?

—Yo que estoy esperando un hijo tuyo.

El mayor la mira en silencio sabiendo que tenía toda la razón.

—Escucha, muñeca. El soltar a tu amiga no es una opción.

—Tienes que soltarla.

—¿Por qué debería hacerlo?

—Porque si no lo haces yo no pienso volver aquí.

—¿Estás amenazandome?

—Tómalo como quieras, suéltala.

—Ya te dije que esa no era una opción —dice seguro.

—Entonces no volverás a verme y mucho menos podrás ver a tu hijo.

Se da la vuelta para irse, pero él inmediatamente la sujeta del antebrazo atrayendola de nuevo.

—¿Qué haces? Suéltame ahora.

—Escucha, todo en mi vida se basa en hacer lo que se me de la gana, y cuando algo no me sale bien me cuesta aceptarlo.

—¿Eso que quiere decir..?

—Que si no te quedas por las buenas, será por las malas.

Lo mira en silencio, estaba haciendo todo lo posible por no demostrarle miedo alguno, pero se estaba haciendo imposible demostrar ser fuerte en un momento así.

—Estoy tratando de ser amable y no llevarte adentro a las malas, por el simple hecho de que en ese vientre llevas una semilla mía.

—¿Y qué pasaría si no la tuviera?

—Te llevaría adentro a mi manera y te cogeria tan fuerte, que terminarias desmayada.

—Que asco me das.

—Pues eso no dabas a entender cuando lo hacíamos.

—Ya basta, cierra la jodida boca y libera a mi amiga.

—Vamos, deja que me divierta un poco.

—No pienso dejar que te diviertas con ella, mi padre la está buscando.

—Hablando de mi suegro, ¿por qué no vino él contigo, eh? —la mira con una sonrisa burlona— No me digas que tenías miedo de que mi próxima víctima fuera él.

—Solo cállate.

—Mira nada más, saliste con ovarios a fin de cuentas.

—Ya basta, no me importa entrar en tu juego enfermizo y mucho menos pienso dejar que mates a los que amo.

—No entiendo porque te empeñas en hacerte la niña buena, mi amor.

—¿Eh? —lo mira confundida.

—Sí, ambos sabemos que dentro de ti debe haber algo de maldad, no solo bondad.

—Estas completamente loco.

—Por favor —suelta una leve sonrisa—. Todos tenemos un ser oscuro en nuestro interior esperando ser liberado, solo basta un sentimiento roto para desatar a ese demonio.

Lo mira en silencio, de cierto modo aquellas palabras retumbaban en su cabeza.

—Y creo que dentro de ti deben haber muchos sentimientos rotos, sentimientos que quieres desahogar portandote mal —sonríe—. Y déjame decirte que portarse mal es lo mejor que puede existir para desahogar esa ira acumulada.

—Definitivamente tienes mal el cerebro, deja de querer corromperme.

—No tengo que corromperte, muñeca. En tus ojos veo esa sed que yo sentí dentro de mi la primera vez que asesine a alguien.

Pasa saliva mientras lo mira, su forma de hablar y de mirarla la estaban atrayendo aunque no quisiera admitirlo.

—Te aseguro que se siente jodidamente bien, muchos desahogan su furia con diferentes cosas. Y esta, esta es mi forma de hacerlo.

—Quitándole la vida a personas inocentes.

—No seas ingenua, todos tenemos una mancha en nuestro historial, pero pocos tienen los huevos bien puestos para admitirlo.

—Tus palabras me tienen sin cuidado, solo vine por mi amiga...

—Mis palabras se quedaron en tu mente, y sé que esa idea en el fondo te agrada.

—Estas completamente dañado.

—Así como lo estarás tú, hermosa.

...

—Dios...

Ver a su amiga en aquella mesa con sus manos y pies heridos por aquellos clavos que no la dejaban escapar, era algo muy aterrador y traumante a los ojos de cualquiera. Pero ahora algo se sentía diferente dentro de ella.

—Linda vista, ¿no? —se hace detrás de ella.

—Suéltala...

—Blah blah blah —se aleja—. Siempre las mismas palabras cuando por dentro quieres hacer lo mismo que yo.

—No sé de que hablas...

—Quieres asesinarla.

—Claro que no.

—Se ve en tus ojos aquella curiosidad por saber que se siente, ¿o no?

Deja de mirarlo tratando de controlar aquello que empezó a ocurrir dentro de ella.

—Deberías dejarte llevar, de todas formas esta mujer no sería ni la primera o la última muerta de este horrible pueblo.

Poco después, él se acerca a ella para extenderle un martillo.

—¿Por qué me das esto? —lo mira.

—Matala.

—¿Qué..? —suelta en un susurro.

—Quiero que vuelvas papilla su cabeza... con este martillo.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 04, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

In the hands of a psychopath | JkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora