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Eran pocas las veces en que Lisa bajaba a la sala, la mayoría del tiempo la pasaba encerrada en su habitación, solo bajaba cuando iba a buscar comida, como ahora.

_¿No crees que es muy tarde para desayunar? — su hermano mayor estaba a un lado de la puerta, iba a salir a trabajar, su jefe le había avisado de llegar un poco tarde ya que no estaría para abrir el taller — son la una.

_No tenía hambre — respondió Lisa desde la escalera, se veía desanimada, sus ojos estaban hinchados, como si hubiera llorado toda la noche.

_Ya me voy a trabajar, mamá ya estará volviendo del mercado — la rubia asintió, su hermano abrió la puerta para irse, cuando detuvo sus pasos, pensando — Lisa — la nombraba levantó la mirada — sé que te cuesta, no estás bien, pero...trata de ayudar a mamá ¿Sí? Al menos un poco, ha estado muy cansada estos días.

Lisa bajó la mirada, apenada, ella lo comprendía, su mamá hacía mucho por ella.

_Sí...- fué una respuesta corta.

Jungkook asintió, vió una última vez a su hermana y salió de casa, hoy tenía mucho trabajo que realizar, un trabajo en donde solo ganaba una miseria.

***

Rosé se levantaba con pereza, tenía un terrible dolor de cabeza por el alcohol consumido la noche anterior. Observó la hora en su celular y eran las dos de la tarde, necesitaba darse un baño, el olor nefasto que tenía, le daban ganas de vomitar.

Caminó entre sueño en dirección al baño, cuando al mirar por la ventana, pudo ver a Lisa barriendo la acera de su casa. Una sonrisa inconsciente apareció en sus labios, aquella rubia había sido su amiga desde hace tres años, se habían conocido mediante un grupo de WhatsApp, tuvieron la sorpresa de vivir justo al frente de la otra, eso alegró a ambas.

_Linda...- pronunció Rosé, antes de seguir su camino al baño.

_Rosé - Jisoo entraba a su cuarto sin tocar, la nombraba cerró los ojos con frustración, aquella tóxica no la dejaba ni dormir - llevo esperando desde hace horas en tu sala. ¿Me puedes decir porqué demonios no me dijiste que Jennie era tu prima?

_¿Puede ser por me tiraste el vino en la cara y no me dejaste explicarte? - Rosé gruñó - déjame entrar al baño ¿Quieres?

_¿Y qué quieres que piense si te encuentro abrazando a una chica que no conozco? ¿Crees que soy adivina? - la siguió hasta el baño, cerrando la puerta.

_¡Déjame orinar, mujer! ¡Por Dios!

***

Llegada la tarde, casi anocheciendo, Jennie volvía llegar a casa, había pasado todo su día en el parque, tenía que fingir estar estudiando para que sus tíos no le hagan preguntas.

Había sido un día muy aburrido.

Sacó la llave de su bolsillo y tiró el cigarro al suelo, llegó a la puerta, cuando vió una burbuja pasar por su lado. La burbuja flotaba sobre ella, mostrando sus lindos colores.

Otra burbuja apareció y atrajo la curiosidad de Jennie, giró a sus espaldas y un lindo paisaje de burbujas decoraba la calle. Caminó a la acera a pasos lentos y sonrió levemente al verlos.

En la ventana de al frente, se lograba ver un flequillo rubio moverse, las burbujas salían de esa habitación, Lisa se divertía soplando, le gustaba los colores del arcoiris reflejados en cada una.

Lisa se asomó más a la ventana para tratar de formar la burbuja más grande que podía. Sopló con cuidado, siendo precavida, no notó la mirada de la castaña sobre ella, la veía curiosa y entretenida.

La burbuja más grande que Lisa pudo hacer, salió flotando y siendo guiado por el viento, sus ojos la seguían, su sonrisa creció. La burbuja viajaba lentamente por la calle, la luz naranja del atardecer se reflejaba en ella.

Ambas chicas miraban maravilladas a aquella burbuja, este llegó al centro de la calle, al mismo nivel en la que las dos se encontraba, y finalmente explotó.

Las miradas se encontraron, sus ojos reflejaron un brillo que lograron ver, fué como si se hubieran perdido de la realidad. El viento sopló, el sol desaparecía lentamente, volviendo todo más naranja.

Lisa se percató que la estaba viendo demasiado, bajó la mirada avergonzada y rápidamente retrocedió para poder cerrar la ventana.

Jennie pareció reaccionar al ver su acción, se vió como estúpida al verse parada allí sin hacer nada. Carraspeó incómoda y volvió a dirigirse a la puerta.

El sonido de la puerta y la ventana cerrandose, dió final a ese pequeño y extraño momento.

***

Jennie suspiró con cansancio, trataba de ignorar la discusión que Rosé y sus padres tenían en la sala. Los gritos venían por ambas partes, pero los más fuertes eran de su prima. Aveces quisiera intervenir, pero simplemente no era su asunto.

_¡Estoy harta de ustedes! ¡Harta! ¡Déjenme en paz de una puta vez! ¡Desearía que ambos estén muertos! ¡Me tienen cansada!

Fué la voz de Rosé antes de cerrar de un golpe la puerta e irse. El tema de la discusión era la misma, Rosé llegaba a la hora que quería, llegaba ebria y extraña, quién sabe qué sustancia consumía. No aportaba nada en casa, ni siquiera quería estudiar, solo quería vivir si vida a su manera.

Y lo que hizo que Rosé explotara, fué la comparación con Jennie. Jisoo estaba allí con ella, ni siquiera la pelinegra pudo tranquilizarla cuando empujó a su padre antes de irse.

Jisoo pidió disculpas y fué tras su novia, en cierta manera, no importa lo que Rosé haga, ella siempre estaría de su lado.

***

_Lisa, baja a comer - la rubia escuchó desde el primer piso.

_Ahora voy - respondió en voz alta.

Estaba viendo su celular, pero llevaba horas en en WhatsApp. Veía un vídeo en las demás redes sociales pero los detenía cada cinco segundos y volvía a los chats, inconscientemente esperaba un mensaje de Miyeon.

Cada día la esperaba, veía entristecida solo ese "en línea" que tanto le dolía. Su mente la carcomía cada segundo. ¿Qué había hecho mal? ¿Qué había hecho? ¿Sería bueno preguntarle? Quizá solo tuvo un mal día, luego le hablará. Y si hizo algo mal, puede arreglarlo.

Miyeon era una linda chica, era la mujer con los sentimientos más lindos que pudo conocer, jamás la trataría así, debió haber un motivo.

Siguió esperando por horas, pero ese mensaje nunca llegaba. Sus dedos se movían nerviosos sobre la pantalla, los recuerdos lindos junto a ella se repetían una y otra vez en su mente, la extrañaba demasiado. Tanto, que hizo algo estúpido, o al menos eso le gritaba sus pensamientos.

"Hola" - le escribió.

El mensaje se mostró como leído, pero no hubo respuesta, ni siquiera un "escribiendo"

Esto hizo que sus ojos volvieran a cristalizarse, suspiró y salió del chat, volviendo a sentirse una tonta.

Una hermosa mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora