El ruido estaba siendo muy molesto para Rosé, abrió los ojos con pereza y vió a su prima aún despierta en su laptop, hacía mucho ruido al escribir y tomar su bebida.
_¿Quién te dió permiso de tomar mis cosas? - preguntó en un bostezo.
_Solo es un momento - seguía escribiendo.
"¿Qué es la ansiedad?"
Preocupación y miedo intensos, excesivos y continuos ante situaciones cotidianas. Es posible que se produzca taquicardia, respiración agitada, sudoración y sensación de cansancio.
_¿Sabes qué hora es? - Rosé estaba de mal humor, que la despierten la molestaba muchísimo.
_Lo sé, te pregunto eso cada vez que llegas ebria - respondió con ironía - solo duérmete.
Rosé viró los ojos, decidió ignorar a su prima e intentó seguir durmiendo.
"¿Qué es lo que piensa una persona con ansiedad?"
"¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad?"
"¿Cómo cuidar a alguien con ansiedad?"
Jennie trató de entender todo, pero era demasiada información para solo una noche, esperaba que al amanecer solo esté en el patio y tenga que hacer nada.
***
Ya había amanecido, el nuevo gato de Lisa correteaba energético sobre la cama, esto había hecho que Lisa se despertara de buen humor, pero esto duró poco, el dolor de estómago nuevamente la molestaba.
Se levantó para ir al baño, las náuseas estaban siendo fuertes, se acariciaba el estómago mientras pasaba por la ventana, fue cuando logró ver a la castaña escabullirce a escondidas a su patio, cuidaba que sus tíos no la vean.
Entonces Lisa recordó, le había dado permiso a Jennie de estar todo el día en su patio. La castaña cayó torpemente de cara a la hierba, soltando un quejido. Jennie se retorcía del dolor cuando cruzó miradas con Lisa, automáticamente saludó con su mano y mostró una gran sonrisa.
Lisa no respondió y apresuró su paso al baño, cayó de rodillas e hizo la manía de vomitar, pero simplemente no había nada, sin embargo las arcadas no paraban, haciendole difícil respirar.
***
Las horas habían pasado muy lentos para Jennie, apenas iban a ser las cuatro y seguía recostada en el patio trasero mientras pensaba. La casa era muy silenciosa, hasta llegó a créer que no había nadie, a no ser que llegó a ver a esa pelinegra pasar una vez por la ventana.
Hasta el momento no le había hablado ni se le había acercado, hasta estaba pensando en ir a buscarla ella para así conversar y que la tarde no sea demasiado aburrida.
Lisa estaba recostada en su cama, veía dibujos animados para tratar de levantar su ánimo, otra vez la depresión había vuelvo, no sentía ganas de nada, solo tenía ganas de llorar.
Estaba tan perdida en sus pensamientos, que brincó del susto cuando una piedra reventó su ventana y cayó al centro de su cuarto.
Jennie miraba perpleja lo que había hecho, solo quería tocar la ventana para que Lisa saliera.
_¡Lo siento, lo siento, lo siento! - Jennie pedía con desesperación - ¡No quise romper tu ventana! - Lisa trataba de tranquilizar su respiración, el estruendo había elevado sus nervios - ¿Hola? - llamó Jennie desde abajo, nadie se había asomado.
_S-sí...no importa - Lisa apenas se mostró a un lado de la ventana, se sentía avergonzada de no estar arreglada, ni quería comenzar una discusión donde podría alterarse. Sin esperar nada más, cerró las cortinas rápidamente y se alejó se manera nerviosa.
_Te lo pagaré - respondió Jennie - hablaré con tu madre, ¿de acuerdo? No te preocupes - Lisa escuchaba sus palabras, no tenía intenciones de acercarse otra vez a la ventana - solo quería saber...si estás tan aburrida como yo. Y antes de que siga, ¿puedo hablarte? - preguntó con duda - puedes decírmelo, si te hago sentir incómoda, no tengas vergüenza en decirlo - Jennie comprendía aquello, había entendido que...incluso hablar con algún extraño, a ella la ponía demasiado nerviosa.
_Quisiera...- se abrazaba a sus piernas, acariciaba sus brazos, pensativa - quiera estar sola...al menos por ahora - respondió casi por lo bajo, pero Jennie logró escucharla.
_Está bien, entiendo - respondió, estando a punto de volver al centro del patio.
_Gracias - esto detuvo los pasos de la castaña, quien volvió a mirar por la ventana - por preguntar...
_Gracias a tí por responder.
Esto le pareció una respuesta tonta a la castaña, no entendió porqué dijo eso, si tan solo supiera que provocó una ligera y corta sonrisa en la pelinegra.
***
Antes del anochecer, Jennie se había quedado dormida en el césped, sin siquiera tener una manta o alguna cosa que funciones como almohada.
Lisa la veía desde la ventana, ella estaba sentada en sobre su mesita de noche y comía solo arroz por lo sensible que estaba su estómago.
_Lisa - escuchó la voz de su hermano tras la puerta, había llegado de trabajar, y como siempre, iba a ella para saber cómo estaba - ¿Puedo pasar?
_Sí...- respondió por lo bajo.
_¿Cómo estás? ¿Todo ha estado bien? - ingresaba, yendo hasta ella y abrazándola tiernamente.
_Sí, solo...ya sabes, el estómago y el dolor de cabeza - respondió con una triste sonrisa.
Su hermano suspiró, solo asintiendo. Se preguntaba qué podría hacer para ayudarla, pero nada de las medicinas que había comprado le ayudaban.
Observó por la ventana y notó a esa castaña durmiendo boca abajo en el césped, ¿estuvo todo el día allí?
_¿No creés que la debes despertar? Está haciendo mucho frío allá afuera.
_Mmm, está bien - levantó los hombros - ahora voy.
Y díez minutos después, Lisa caminaba tímidamente hasta llegar a la castaña, esta estaba babeando un poco. Dudosa en cómo despertarla, se inclinó un poco y con su dedo índice, comenzó a picar su hombro.
_Disculpe...- llamó - eh...¿señora? - no sabía cómo llamarla, no se acordaba ni su nombre - ¿señorita? - volvió a picarla - debe irse ya.
Jennie fue despertando. Notó la presencia de la pelinegra frente a ella y rápidamente giró para tratar de quitarse la baba de su mejilla.
_Sí, ya me voy - se puso de pie, solo dándole la espalda - gracias - dió pasos apresurados a la salida.
Lisa vió extrañada como intentaba trepar nuevamente la cerca, cuando tenía la entrada a un lado. Antes de que pudiera avisarle, Jennie cayó torpemente al otro lado y caminó tranquilamente a casa de Rosé, como si no hubiera pasado nada.