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Jennie se acercó a la cama, en ella había una gran cinta con algo bordado y una carta. Curiosa tomó la cinta y leyó <<Dafne>> ¿Por qué debería cambiar su nombre por aquel? Aquello no le hacía mucha gracia. Dejo la cinta sobre la cama y tomó la carta.

Estimada señorita Kim,
Desde estos momentos su nombre es Dafne, le ruego que si conoce a algunos de los presentes los llame por el nombre que indique su cinta, y no por su nombre real.

Espero que disfrute de su estancia.

Afrodita ( señora Fredic)

¡Afrodita! Aquella fue la pieza del puzzle que Jennie necesitaba para comprender la razón de los nombres que la señora Fredic había escogido para los invitados. Esa situación comenzaba a gustarle, Jennie adoraba la mitología Griega. La Señora Fredic se había atribuido a si misma el papel de Diosa del amor, y a ella le había otorgado el nombre de Dafne, la ninfa hija de la Tierra y Del Río Ladón.

Jennie se bañó y preparó para la velada de esa noche. Antes de bajar se colocó la cinta con su nombre sobre un hombro y la ató bajo el otro brazo de manera que quedara cruzado sobre su pecho.

En el momento en el que Jennie iba a cruzar al umbral de la puerta se tropezó con Lady Lucinda.

-Querida Jen...-Comenzó esta, pero pronto se tapó la boca y comenzó a reir.-Perdón Lady...-Dijo leyendo la cinta que Jennie llevaba.-¿Lady Dafne? De veras que no comprendo este juego.-Dijo Lady Lucinda moviendo la cabeza confusa.

-Que contenta estoy de que también te invitara Lady... Andrómeda.- Contestó Jennie entre risas.

-¿Por qué te ríes? Tu nombre no es mucho mejor que el mío ...¿Verdad?.

-La señora Fredic, nos ha bautizado con los nombres de personajes de la mitología griega.-Le explicó Jennie.-Y tú eres.- Dijo sin poder evitar volver a reír.- Tú eres el símbolo del amor conyugal.- Jennie soltó una sonora carcajada al ver la cara de Lucinda.

-No es tan malo... ¿No?.- Y añadió en un susurro.- ¿Crees que los caballeros sabrán lo que significa?.

-Seguro que no.- Agregó Jennie tratando de tranquilizar a su dulce amiga.- Poca gente se interesa por la mitología griega querida Andromeda.

-Bueno, seguro que Afrodita me asignó este nombre con buena intención.- Jennie no conocía en profundidad a Lucinda, pero quella era una de las características que más le gustaba de ella, siempre pensado lo mejor de la gente.

-Preparada para volver a la época de los dioses.-Le dijo Jennie tomando del brazo a la joven.

Las dos entraron en el comedor, en él habían tres damas más y cuatro caballeros. Jennie fue presentada a todos los presentes. Las otras tres damas eran Equidna una joven pequeña con grandes ojos negros, Medusa, una dama que hacía justicia su nombre, puesto que con tan sólo mirarte te dejaba helada, y Anfitrite, una joven de cabellos casi blancos y unos profundos ojos marinos que muy probablemente habrían inspirado a la señora Fredic a asignarle el nombre de la reina del mar. Jennie únicamente reconoció a uno de los caballeros, Lucio, un joven rubio de intensos ojos marrones, un " caballero " con una dudosa reputación con las damas, al que habían asignado el nombre de Heros, dios del amor. Los otros caballeros eran, Featenon un joven bien parecido y algo tímido, Nauplio y Prometeo.

A diferencia del resto de damas, Jennie solo podía pensar en el hambre que tenía. Y mientras todas se acercaban a los caballeros decidiendo a cuál es cogían, ella se acercó a la mesa de los postres a contemplar los manjares que en ella habían.

-Buenas noches mis queridos invitados, soy Afrodita.- Anunció la señora Fredic al tiempo que sus mejillas se teñían de rojo. La señora Fredic continúa hablando, pero Jennie aprovecho la distracción de los presentes para llenarse la boca con algunos dulces, más en ese preciso instante, una misteriosa dama terminaba de cruzar la jamba de la puerta y no pudo despegar sus ojos de aquella dama que engullía dulces pensando que nadie la veía.

Jennie volvió a prestar atención cuando el mayordomo les indicó que la mesa estaba servida. La señora Fredic se sentó en la cabecera de la mesa, con Jennie a su derecha y un asiento vacío a su izquierda.

-Afrodita.- Dijo Lució/ Heros sacando a Jennie de su ensimismamiento.- La cena está deliciosa.

-Es usted muy amable... Me satisface que le guste.-Dijo intentando esbozar una sonrisa, pero su cara reflejaba gran preocupación.

-¿Está usted bien?.- Preguntó Jennie.

-Si...- Contestó la señora Fredic de forma poco convincente.

-Señora Fredic.- Volvió a hablar Jennie bajando la voz.

-Afrodita, querida soy Afrodita...- Contestó está con un poco de reintintin

-Afrodita...- Dijo Jennie con dulzura.- ¿Hay algo que la preocupe?

-No quiero estropearle la velada querida.- Dijo entristeciendo su mirada.

-Nada me complacería más que poderle ayudar.-Insisto Jennie con una radiante sonrisa. La señora Fredic miró a los presentes comprobando que ninguno de los preste le estaba prestando atención.

-Querida Dafne, tendré que suspender las actividades que había planeado para mañana.-Jennie respiró tranquila, aquella mujer la había asustado, pensaba que algo grave sucedía.- El último caballero termina de llegar y debido al largo viaje que ha realizado mañana tendrá que descansar, por lo que una dama se quedará sola. Esto es un desastre...-Aquella mujer parecía realmente atormentada por esta estúpida situación.

-Mire, no se preocupe, a usted no le falta un caballero. Desde mi punto de vista, lo que sucede es que le sobra una dama.- La señora Frederick abrió los ojos sorprendida, pero no comprendió a Jennie.- Lo que quiero decir es que me estoy empezando encontrar indispuesta.-Aclaro guiñándole un ojo.

-No puedo permitir que haga usted eso.

-Será nuestro secreto.- La señora Fredy, no comprendía que aquello presentaba Jennie la oportunidad perfecta para para pasar un día a solas en aquellos bellos jardines.- Sólo le pediré que a cambio me permita pasear por sus preciosos jardines.

-Jovencita acaba usted de salvar mi reputación, claro que le doy permiso para ir a donde quiera.-De pronto paró en seco y se inclina hacia Jennie.-¿Está usted segura?.

-Señora Afrodita, le importa si me retiro, no me encuentro muy bien.- Dijo Jennie a modo de respuesta, lo suficientemente alto para que todos la escucharan.

-Claro querida.- Contestó esta subiendo el tono de la voz.

LA HIJA DEL ARCHIDUQUE || Adaptación Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora