LA HIJA DEL ARCHIDUQUE || Adaptación Jenlisa G!P

17

Jennie estuvo llorando por horas, y así es como la encontró su hermano. El cual sin pronunciar palabra desmontó del caballo y la abrazó.

-¿Cómo pudiste no decírmelo?... Creí que confiabas en mí... ¿qué le he hecho yo al rey para que me castigue de este modo?- Tartamudeaba Jennie entre lágrimas.

-Lo siento Jennie... de veras deseaba decírtelo, pero nuestros padres me lo prohibieron... yo...

-¿Sabes quién es?... esa arrogante asquerosa, no le bastó solo con insultarme por carta noo, tuvo que venir a casa de la señora Fredic y mentirme a la cara... Jungkook la odio... jamás podré llegar a ser feliz con una mujer así... y para colmo esta noche me ha dicho que la habían comprometido con la peor mujer del mundo...me ha insultado de todas las formas posibles.

-Hermana...- Jungkook no sabía bien que decir, su hermana sufriría un destino que no merecía.- Yo ...- Dijo poniéndose en pie y tendiéndole una mano a su hermana.- Yo te ayudaré a huir de aquí Jennie, me encargaré que jamás te falta de nada.- Los ojos de Jennie se secaron y sin poder evitarlo saltó a los brazos de su querido hermano.

-¿Harías eso por mí?- Preguntó sabiendo todas las consecuencias que ese acto acarrearía a su familia.

-Yo haría lo que fuera porque seas feliz.

Y así acordaron que en tres días ambos desaparecerían de su casa, Jennie no se preocupó por los detalles, sabía que su hermano no rompería su promesa, y tenía plena fe en él.

...

A la mañana siguiente la familia al completo desayunaba junta en el comedor, la tensión se podía palpar en el ambiente, nadie parecía querer romper el silencio, pero Lalisa Manobal hizo acto de presencia en el comedor, uniéndose al desayuno familiar.

-Buenos días su gracia.- Saludó Tae Hee lo más cortésmente que fue capaz.

-Buenos días Señora Kim...- Tampoco ella sabía que decir, había accedido a todo aquello únicamente con la intención de cumplir las órdenes de su tío, pero se sentía una desgraciada.

Jennie no prestaba atención a la conversación que en la mesa se mantenía, hasta que algo despertó su interés.

-...y por ello el rey considera que gracias a este acuerdo conseguiremos la paz entre los reinos.- Terminó de comentar la Señorita Manobal.

-¿Qué dos reinos?- No pudo evitar preguntar Jennie.- Pensaba que había quedado más que claro que todos rendíamos cuentas a un mismo rey.

-Jennie...- Dijo su padre con tono de advertencia.

-Bueno... señorita Kim, es cierto lo que dice, pero mi madre es Francesa, por lo que con nuestro matrimonio se espera fortalecer el vínculo entre ambas naciones.- Lalisa estaba enfadada, pero sabía cómo mostrarse impasible y caballerosa, sin mostrar un ápice de sus sentimientos.

-Me alegro de que a alguien le sirva de provecho.- Contestó sarcástica Jennie.- Se me ha ido el hambre...

-Señorita Kim.- Comenzó Lalisa, elevando un poco el todo de voz.- Le seré franca, esta situación no es grata para ninguna de los dos, pero podría usted dejar de comportarse como una niña.- Aquellas palabras sorprendieron a todos menos a Jennie, la cual se puso en pie haciendo un sonoro ruido por el arrastre de su silla.

-Perdóneme su gracia...- Dijo sarcástica.- Sé que la peor parte se la lleva usted... porque como dijo.- Comentó Jennie fingiendo pensar.- A sí, soy la odiosa mujer con la que le han obligado a casarse.... Pero ¡se olvida de que usted es mucho peor persona que yo!

-¡Basta!- La voz del archiduque resonó en toda la casa.- Jennie... retírate por favor.

-Con gusto...- Dijo con una mirada desafiante.

Jennie no sabía por qué había reaccionado así, si estaba completamente segura de que su hermano la iba a liberar de todo aquello, pero también tenía la certeza de que si no hubiera actuado de ese modo sus padres habrían sospechado algo.