rivals

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lee taeyong y kim doyoung solo tienen una cosa en común: su rivalidad. ambos son los capitanes de sus equipos de debate en sus respectivas universidades, que han compartido una fuerte competencia en ese ámbito desde los inicios de la historia.

los alumnos de snu, de seúl, y los de cnu, en gwanju, luchan año tras año para conseguir el trofeo de la liga de debate, uno de los acontecimientos más importantes del curso escolar.

taeyong y doyoung se lo toman muy en serio. se odian desde el primer momento en el que sus miradas color café y miel, respectivamente, se cruzaron en el salón de actos de la universidad de seúl.

su enfrentamiento ha ido creciendo a lo largo de las temporadas pasadas, y en lo único que piensan es en machar al otro.

la primera edición internacional de debate universitario, que se celebra en busan, es la oportunidad perfecta para ambos de conseguir su objetivo.

el torneo debuta por primera vez ese año y pretende enfrentar a las mejores universidades de todo el mundo que cuenten con un equipo de debate.

han tenido que ir pasando rondas clasificatorias hasta llegar a cuartos de final, pero tanto la snu como cnu han logrado colarse entre los ocho mejores, por lo que ahora deben viajar hasta la capital de massachusetts para finalizar con las últimas etapas del torneo.

todos los clasificados se hospedan en el mismo hotel, ya que es el que se encuentra más cerca del lugar donde se celebrarán las próximas confrontaciones.

ambos cabecillas están emocionados con la oportunidad que se les ha brindado y lo único que desean es poder machar a su rival directo.

pero lo que ninguno de los dos se esperaba es que sus habitaciones se encontraran en la misma planta del hotel, y mucho menos que estuvieran contiguas la una con la del otro.

lo descubrieron cuando se encontraron a escasos metros de distancia, ambos con sus respectivas llaves a punto de abrir la puerta.

―kim ―saludó burlonamente el rizado.

―lee ―replicó en el mismo tono el más bajo, entrando con rapidez a su dormitorio y cerrando de un portazo.

lo que me faltaba, pensó doyoung tras respirar varias veces profundamente, intentando relajarse. a pesar de que estaba muy emocionado de visitar busan, no le gustaba cambiar de hábitos cuando había una competición por en medio.

era una persona que seguía las costumbres que perfectamente había ido desarrollando a lo largo de los años. se podría decir que era un poco supersticioso.

necesitaba estar completamente relajado el día antes del debate y dormir tranquilamente, y sabía que con el estúpido de lee en la habitación de al lado sería prácticamente imposible.

taeyong tampoco es que estuviera celebrando que su vecino fuera el castaño que más odiaba en el mundo. realmente no le conocía, pero no le hacía falta. solo sabía que tenía que vencerle, y punto.

había oído rumores sobre él y sus pequeñas manías, que eran bastantes, y no podía negar que la idea de sabotearle y hacerle la vida imposible le atraía, y mucho.

pero no quería tomar ventaja respecto a él, quería vencerle en el escenario y con sus argumentos sólidos, no porque le hubiera desconcentrado la noche anterior.

esa noche era la víspera de los primeros cuartos de final. el equipo de doyoung se enfrentaba a la universidad de melbourne, australia, y el capitán necesitaba realizar su ritual para poder serenarse y dormir pacíficamente.

no lo iba admitir ante nadie e iba a negarlo si se lo preguntaban, pero su ceremonia consistía en lograr alcanzar varios orgasmos para así poder conciliar el sueño con mayor facilidad.

cuando estaba en casa le resultaba más fácil, ya que el entorno era conocido y familiar y podía contar con la ayuda de uno de sus amigos de la infancia, con el que solía tener encuentros sexuales.

sin embargo, ahora estaba en una ciudad distinta, en una habitación distinta y sin nadie que pudiera echarle una mano.

pero doyoung nunca dejaba nada al azar, se había preparado para la ocasión. sacó su vibrador favorito, quien le había acompañado en los mejores momentos a solas, y un bote de lubricante. cerrando los ojos y aislándose el mundo exterior, comenzó a acariciarse y dejarse llevar.