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doyoung se despertó a la mañana siguiente siendo rodeado por unos fuertes brazos. los acontecimientos de la noche anterior se arremolinaron en su mente y gimió, aunque no supo si de frustración o de placer al recordar lo bien que se sentía la polla del rizado enterrada en lo más profundo de su ser.

―buenos días ―murmuró un adormilado taeyong mientras estrechaba el agarre sobre su cuerpo.

―joder, ¿qué me hiciste anoche? ―se quejó el castaño cuando un dolor agudo en su parte trasera se hizo presente.

―creo que se llama follar ―respondió socarronamente. ―aunque aquí el experto eres tú.

―idiota ―contestó con una sonrisa mientras se daba la vuelta y le encaraba.

―tenías razón, el orgasmo es una buena manera de conciliar el sueño y descansar profundamente ―le concedió el mayor recordando sus palabras.

―¿sabes qué termina de rematar el trabajo? ―preguntó con una mueva de perversión. ―un polvo mañanero.

una sonrisa ladina se dibujó en el rostro del más alto, quien no perdió tiempo en colocarse sobre el cuerpo del menor y penetrarle con cuidado. un largo jadeo salió de entre los labios de ambos.

esa vez no fue como la noche anterior, no fue rudo y rápido. fue lento, profundo y extremadamente placentero. taeyong pegó sus frentes mientras se movía sobre él, sintiendo el aliento del otro sobre sus labios.

de vez en cuando lo besaba al mismo ritmo que sus embestidas, que aceleró ligeramente pero sin ir a un ritmo demoledor.

―eso es, lee, sigue así ―animó el castaño, quien había rodeado el cuerpo del otro con sus piernas y sus dedos se habían enredado en los rizos de la nuca.

―dios, sí ―gimió él mordiendo suavemente su mandíbula. ―estoy cerca.

―no pares ―le ordenó con súplica. ―incluso después, no pares, por favor.

―no lo haré ―le prometió, notando cómo su orgasmo se construía velozmente.

siguió embistiendo profundamente esa muy sensible entrada, tragándose los suspiros y jadeos de su rival, tratando con todas sus fuerzas de hacerlo duradero.

no tenía ni idea de qué hora era, pero en ese instante no le importaba llegar tarde a la reunión con el equipo si eso implicaba poder seguir follándose a doyoung.

―mmm, estoy cerca ―anunció el neoyorquino, ―no pares.

el rizado gruñó, sintiendo como estaba al borde del abismo.

―me corro, doyoung, ahh ―gimoteó mientras llenaba su entrada con su semilla.

―sigue, sigue, taeyong, no pares ―repetía una y otra vez sobre el oído del mayor, haciéndole perder la poca cordura que le quedaba.

trató de hacerle caso, siguió embistiendo incluso después de haberse derramado por completo. no fue fácil, se sintió colapsar en varias ocasiones, pero disminuyendo el ritmo de sus movimientos, logró recuperarse.

el castaño lloriqueaba de placer, sintiendo un nivel de excitación que nunca había logrado con nadie más. seguía alentándole a moverse, sabía que en algún punto podrían volver a retomar un ritmo normal y alcanzar un segundo orgasmo totalmente devastador.

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