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―¿qué hacías antes de que llegar la noche que dormimos juntos? ―no pudo evitar preguntar el rizado, llevándose una mirada de “¿en serio me estás pidiendo qué hacía?” por parte del otro. ―ya sé que te estabas masturbando, me refiero a por qué lo hacías. creía que necesitabas dormir quince horas antes de un debate o algo así.

el castaño no pudo evitar que una carcajada naciera de lo más profundo de su garganta. se incorporó ligeramente, apoyándose sobre sus codos y miró fijamente a esos ojos cafés que le sacaban por completo de quicio.

―es mi manera de relajarme, forma parte de mi ritual de concentración antes de cada debate ―no sabía por qué le había dicho eso último, pero en aquel preciso instante no le importó. ―el orgasmo tiene muchos más beneficios que el simple placer.

―¿cómo cuáles? ―inquirió curioso inclinándose un poco hacia él para no tener que girar tanto la cabeza.

―incrementa la concentración, elimina el estrés y el insomnio, actúa como sedante e incluso puede eliminar el dolor de cabeza ―respondió rápidamente, divertido por la charla que estaban manteniendo.

―¿cómo sabes todo eso? ―siguió con el interrogatorio el mayor.

―estoy estudiando sexología ―vaya, taeyong no se esperaba para nada aquello. ―y ahora se acabaron las preguntas, tú y yo tenemos cosas más importantes que hacer.

y sin darle tiempo a cuestionar de qué se trataba, se colocó a horcajadas sobre él, meciendo sus caderas sobre el miembro del rizado.

instintivamente, las manos del susodicho se instalaron en las nalgas del menor, ayudándole a incrementar la fricción que estaba creando con sus movimientos.

cuando el castaño sintió el pene erecto del rizado entre las mejillas de su trasero, alzó la pelvis levemente para poder guiar el glande hasta su entrada. al sentirlo bien posicionado, descendió de golpe, penetrándose con ímpetu.

―mierda, doyoung ―siseó el mayor, totalmente extasiado por los movimientos de su rival.

este siguió montándolo con frenesí, clavándole sus uñas en el pecho, con la cabeza ligeramente echada hacia atrás y una mueca de suma satisfacción que taeyong rápidamente empezó a adorar. el rizado acompañó los movimientos del otro con embestidas intensas, taladrando la próstata del menor en cada penetración.

era la primera vez lo hacían mirándose a los ojos, y eso solo incrementó el placer. la intensidad de sus miradas, el miel mezclándose con el café, las sensaciones que sus cuerpos chocando mutuamente les hacía sentir… todo eso hizo que el orgasmo llegara todavía con mayor rapidez.

―mmm… taeyong, oh… ―gimoteó sonoramente el menor, corriéndose con furia sobre los abdómenes de ambos.

―dios, dodo, me encantan tus gemidos ―murmuró el rizado antes de llegar él también.

sin perder tiempo, los giró de nuevo, quedando tumbados con él arriba. besó ferozmente los labios del menor, saboreando cada recoveco de su boca con la lengua.

este no pudo evitar sonreír en mitad del beso y acariciar esos rizos que le volvían completamente loco, dato que no había querido admitir hasta el momento.

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