taeyong estaba tratando de dormir cuando oyó ruidos provenientes del dormitorio contiguo. ¿qué demonios estaría haciendo kim a esas horas?
¿no se supone que debería estar durmiendo sus ocho horitas, como cualquier niño mimado? intentó conciliar el sueño enterrando su cabeza bajo la almohada, pero los sonidos se hicieron cada vez más intensos.
prestó mayor atención, pegando su oreja a la pared que daba a la habitación de su contrincante. se separó de inmediato al darse cuenta de qué se trataba. oh, dios, ¿eso eran gemidos?
el rizado volvió a acercar su oído al muro, queriendo cerciorarse de sus sospechas. la voz aguda del joven soltaba ligeros jadeos y suspiros, haciendo que taeyong se lo imaginara desnudo, masturbándose lentamente mientras se mordía el labio inferior para intentar acallar los sonidos que escapan de su boca. rápidamente borró esa imagen de su cabeza, ¿qué había sido eso?
se sorprendió todavía más del pequeño bulto que había empezado a formarse ante la escena que su perversa mente había ideado. gruñó molesto por la situación incómoda en la que se encontraba y porque seguía oyendo esos quejidos que estaban comenzando a excitarlo de verdad.
jamás había pensado en su rival de esa manera, si bien siempre había sido consciente de las curvas que el menor poseía, sobre todo en su parte trasera.
decidido en que debía parar eso como fuera si quería dormir aunque fuera un poco esa noche, se levantó de su cama y, tratando de esconder su ligera erección, se encaminó hacia la habitación contigua.
tras cerciorarse de que no había nadie en los pasillos que pudiera amonestarle por querer salir de la habitación en horario prohibido, llamó con sus nudillos a la puerta de al lado.
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doyoung acababa de alcanzar su segundo orgasmo cuando oyó unos golpes fuera.creyó que se lo había imaginado, así que siguió moviendo el vibrador en el interior de su entrada mientras se pellizcaba uno de sus pezones con la otra mano.
el sonido se repitió, por lo que detuvo el aparato, se colocó un bóxer y una camiseta rápidamente y se dirigió a abrir la puerta.
―¿qué demonios quieres, lee? ―gruñó molesto al reconocer a su para nada deseado visitante.
el aludido tardó varios segundos en contestar debido a la impresión que se había llevado al verle.
no se esperaba para nada que el joven se presentara ante él con una simple camiseta ancha que le llegaba a mitad de los muslos, el pelo alborotado, las mejillas sonrojadas y los ojos brillosos.
cuando recuperó la compostura, fue a reprocharle que sus gemidos se oían desde su habitación, pero la figura de uno de los encargados de vigilar que se cumplieran las normas se hizo presente al final del pasillo.
actuó rápido y sin pensar, tan solo necesitaba desaparecer de ahí. empujó sin mucho cuidado a doyoung, adentrándose en la habitación del segundo y sacándole un gritito de sorpresa.
se apresuró en acorralarlo contra la pared y ponerle una mano sobre su boca, evitando que los delatara. cerró la puerta tras él y se quedó en silencio, escuchando lo que ocurría en el corredor.
los pasos del guardia se escucharon cada vez más cerca, por lo que se apretó todavía más contra el pequeño cuerpo de su rival, quien había colocado sus manos en la cintura del rizado.
―¿qué demonios haces, estúpido? ―se quejó doyoung tras empujarle lejos de él.
―casi nos descubren, ¿qué querías que hiciera? ―replicó el aludido, con el corazón latiéndole a mil debido al pequeño susto que se había llevado.
―pues meterte en mi habitación seguro que no ―le respondió cruzándose de brazos, molesto.
―¿acaso tienes algo que esconder, kim? ―preguntó malévolamente el más alto, acercándose lentamente al otro.
―no… ―susurró el susodicho, interponiéndose entre taeyong y una visión de su cama, donde seguía el vibrador sobre las sábanas.
―¿seguro? ―insistió mientras seguía con su avance. ―tus gemidos se oían desde mi habitación.
aquella confesión tomó completamente desprevenido a doyoung, quien puso una cara de sorpresa y vergüenza absoluta al haber sido descubierto. creía que había sido lo suficientemente cuidadoso para que nadie se diera cuenta. ahora se daba cuenta de que no había sido así.
―vaya, así que con esto te divertías ―murmuró el rizado, quien había reparado en el pequeño dispositivo que se encontraba en el mueble.
fue a tomarlo para examinarlo mejor, tratando de no pensar en las mil y una situaciones que su pervertida y sucia cabeza se imaginaba con ese pequeño aparato y el excitado cuerpo de doyoung. el dueño se lo arrebató de las manos, frunciendo el ceño y observándole con furia.
―no lo toques, no quiero tener que quemarlo, es mi favorito ―le espetó echando humo por las orejas y guardándolo en su bolsa.
taeyong soltó una carcajada ante ese comentario, lo que enfadó todavía más al de ojos miel.
no pudo evitar repasarle de nuevo con la mirada, deleitándose con la perspectiva de sus piernas desnudas y el contorno de sus nalgas, que se marcaban al estar en esa posición inclinada hacia delante. apartó su atención de la zona cuando se dio cuenta de que lo había pillado observándole.
―¿me… estabas mirando el culo? ―preguntó lentamente, sin terminar de creérselo.
―no, gracias, no quiero quedarme ciego ―se quejó el rizado, apartando la mirada.
genial, ahora los dos estaban avergonzados. ignorando los reclamos del castaño, se acercó hasta la puerta y comprobó que el guardia seguía ahí. maldición, no podía volver a su habitación sin evitar que el hombre le viera, y esa sería su perdición.
¿qué podía hacer? entonces se le ocurrió una idea. sin tener en cuenta las dagas que parecía lanzarle doyoung con los ojos, se tumbó boca arriba en su cama.
―¿qué demonios crees que haces, lee? ―repitió a punto de estallar el menor.
―menuda boca sucia ―se mofó el aludido, acomodándose en una mejor posición. ―no puedo salir sin que me descubran, así que me quedo aquí hasta que el vigilante desaparezca.
el menor abrió la boca para protestar, pero sabía que no podía volver a su cuarto hasta que fuera seguro. si alguien descubría que taeyong no estaba en su habitación no solo le castigarían a él, sino que doyoung también recibiría una sanción. y no quería eso.
―bien ―aceptó al fin, ―pero lárgate enseguida que puedas.
sin dedicarle tan siquiera una mirada, ya que se veía demasiado bien tendido en su cama, con una mano detrás de su nuca sujetando su cabeza y marcando la musculatura de su brazo, el líder del equipo de seúl se tumbó de lado a él, dándole la espalda.
taeyong no podía parar de sonreír al ver tan molesto al menor, había encontrado un pasatiempo preferido nuevo. acercándose a él, queriendo llevarlo al límite, pegó sus cuerpos por completo.
―¿tienes que terminar con lo que tenías entre manos antes de que te interrumpiera? ―preguntó con voz ronca y sensual sobre el oído del castaño. ―puedo echarte una mano, si quieres ―se ofreció mientras acariciaba el contorno de su cadera, y guiando su mano hacia la entrepierna del menor.
―¡no me toques! ―exclamó doyoung dándole un manotazo y empujándolo lejos de su cuerpo, claramente acalorado ante la insinuación de su contrincante.
el rizado tuvo que ahogar las carcajadas que nacían de lo más profundo de su garganta, pero le obedeció.
acomodándose de nuevo sobre el colchón, cerró los ojos para centrarse en los sonidos provenientes del pasillo y averiguar en qué momento podría volver a su habitación. sin embargo, el sueño se apoderó de él y cayó entre los brazos de morfeo sin poder evitarlo.
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rivals
Fanfictionla primera edición internacional de debate universitario reúne en busan a las mejores universidades del mundo, entre ellas las de kim doyoung y lee taeyong, los rivales más tenaces de la liga.