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los labios del castaño fueron desciendo por el pecho del mayor, depositando besos, lamidas y mordidas por toda la zona hasta llegar a su entrepierna.

picoteó varias veces su miembro erecto de nuevo, pero pasó de largo y se centró en su entrada, que latía ansiosa.

su lengua entró en acción y lamió y succionó el agujero rosado, sacando sonoros jadeos del de ojos cafés, quien no podía hacer otra cosa que no fuera cerrar los ojos, echar la cabeza hacia atrás y enredar sus dedos en su cabello, instándole a seguir.

cuando doyoung creyó que ya era suficiente, sustituyó su músculo bucal por uno de sus dedos, que entró con bastante dificultad, pues taeyong se había tensado ante la intromisión.

decidió ofrecerle una distracción, por lo que comenzó a masajear y chupar su pene, obligándole a centrarse en las sensaciones que recibía su miembro en lugar de en el dedo que se encontraba invadiendo su cuerpo.

sintió cómo poco a poco se iba relajando, así que comenzó a moverlo despacio, procurando que lo único que sintiera el rizado fuera placer. lo logró, en menos de lo que canta un gallo, su boca se llenó de la semilla del otro, sorprendiéndole gratamente.

―lo siento ―se disculpó el mayor. ―eres realmente bueno en esto y no he podido controlarme.

―no te preocupes ―le tranquilizó mientras besaba sus labios, dándole de probar su propio sabor.

―sigue ―pidió taeyong, moviendo sus caderas contra la mano de doyoung.

obedeció sin rechistar, pues estaba deseoso de poder hacerle suyo de una vez por todas. ya había adentrado un segundo dedo antes de que su compañero de habitación alcanzara el orgasmo, así que no le costó tanto añadir un tercero.

sus falanges se deslizaban con relativa facilidad en la entrada rosada, así que supo que había llegado el momento indicado. sacó un bote de lubricante de su mesilla de noche y la depositó sobre la cama sin dejar de acariciar el interior del rizado.

―¿estás preparado? ―inquirió, abandonando las paredes ajenas y mirándole a los ojos.

―sí ―el de ojos cafés sonaba seguro de sí mismo, sin ningún tipo de temor.

doyoung aplicó el lubricante sobre su propio miembro y luego sobre el agujero de taeyong, quien se estremeció ante el frío contacto del líquido.

empuñando su falo, el castaño se alineó correctamente y rozó la ranura ajena con su glande, logrando que ambos gimieran de placer. sin posponer más el momento, empujó hacia dentro,

abriéndose paso con dificultad entre las paredes del mayor, quien se quejó ante la intromisión y se aferró con fuerza a los brazos del chico.

el susodicho solo se detuvo cuando sintió cómo sus caderas se tocaban, indicándole que había llegado a lo más profundo de su ser.

―duele, doyoung, mierda ―se quejó el de cnu. ―duele mucho.

―shh, relájate, yong ―le pidió el aludido, besando lentamente su cuello y su hombro para tranquilizarlo. ―eso es, respira hondo, pasará en un momento ―siguió acariciando la piel a su disposición y luego se centró en su boca, que saboreó sensualmente.

―mmm... ―gimoteó el otro cuando doyoung comenzó a moverse en su interior, estirándole y haciendo que el dolor incrementara, aunque solo fue durante un breve instante. ―más, por favor.

no esperó mucho a que su demanda se cumpliera. apoyándose sobre sus codos, el castaño empezó un vaivén lento, pero profundo, que alcanzaba el punto dulce de su compañero.

ambos gemían y jadeaban de placer, completamente perdidos en los ojos ajenos. kim descansó su frente junto con la de su compañero y le alzó las piernas para mejorar el ángulo de penetración.

―mierda, yong, deseaba hacer esto desde hace mucho tiempo ―le declaró, totalmente embriagado por el gozo.

―dodo, sí... sigue, ahí, justo ahí ―le animaba el aludido, arqueándose en cada embestida. ―más rápido, por favor, más rápido.

un gruñido se escapó de entre los labios del más bajo ante la petición que llegó a sus oídos, así que incrementó la velocidad de sus empujes. su estómago bajo se contrajo con fuerza, indicándole que estaba cerca de alcanzar el orgasmo, así que aceleró todavía más.

taeyong no repetía otra cosa que no fuera su nombre o alguna súplica para que no se detuviera. ambos se corrieron prácticamente a la par, con tan solo un par de segundos de diferencia.

―móntame, lee ―le rogó doyoung, todavía más excitado de lo que estaba antes, si eso fuera posible.

―joder, sí ―celebró el otro, intercambiando posiciones y sentándose sobre su regazo.

se movió formando círculos sobre la otra entrepierna, logrando que despertara de nuevo para poder empalarse en ella. en esa ocasión le resultó mucho más fácil, y en pocos instantes ya rebotaba con frenesí sobre él.

―eso es, así, taeyong, así ―le animaba el menor, alzando sus caderas para acompañar las penetraciones.

―dios, dodo, eres increíble ―gemía descontroladamente el rizado, mordiéndose con fuerza el labio inferior y agarrándose al cabecero de la cama.

―sigue, sigue, estoy cerca ―pidió doyoung aferrando con ansia sus nalgas.

masturbó el miembro del que estaba encima para acercarlo peligrosamente al abismo junto a él. la habitación se llenó de sus gemidos y gruñidos de nuevo, esa vez más sonoros que la anterior.

probablemente se podrían escuchar por toda la planta del hotel, pero no les importó. gritando el nombre del otro, se corrieron a la par, arqueándose y estremeciéndose de placer.

taeyong se derrumbó sobre su pecho, cubriéndolo por completo, y luego se dejó caer de lado, junto a doyoung. este lo abrazó, atrayéndole hacia él y besando delicadamente sus labios.

―gracias ―le dijo con una sonrisa sincera. el rizado lo miró extrañado. ―gracias por dejarme ser el primero.

no pudo resistirlo más y se abalanzó sobre él para besarle apasionadamente. se acomodó sobre su pecho y se quedaron en esa posición, acariciándose mutuamente y compartiendo besos cariñosos. se durmieron entre los brazos del otro, sumidos en una burbuja de completo placer.

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