Al escuchar que una puerta se abrie de golpe, Max, de 5 años, se dispara y agarra su patineta, corriendo hacia la puerta.
- ¡Papá!- La pequeña Max exclama, su voz más alta, su papá se detiene en el pasillo, y da la vuelta con una sonrisa.
- Hola, Maxie- Su Papá dice con una sonrisa.
- Prometiste que me enseñarías hoy- Dice Max, sosteniendo la patineta- ¿Recuerdas?
- Oh, lo siento, Maxie- Su papá dice con una sonrisa triste, acercándose y arrodillándose frente a su hija- Necesito salir un rato.
- ¿Por cuánto tiempo?- Max pregunta en un gemido.
- Yo... no estoy seguro- Papá dice- Tengo algunas cosas que hacer en la oficina y yo--
- ¡¿POR QUÉ SIGO ESCUCHANDO TU MALDITA VOZ?!- Su madre grita desde el dormitorio, saliendo- ¡Te dije que te largaras de aquí!
- ¡Cuida tu lenguaje alrededor de nuestra hija!- Grito papá, levantándose del suelo y mirando a mamá y luego mira a Max- Maxie, ve a jugar a tu habitación.
- ¿Van a pelear de nuevo?- Pregunta Max.
- Maxine- Su papá dice con severidad- A tu habitación, por favor- La pequeña Max se gira para volver a su habitación, vuelve a poner su patineta en el suelo y se estremece ligeramente cuando la puerta se cierra de golpe en la habitación de sus padres una vez más.
En su cama, la pequeña Max se arrastra debajo del marco de la cama de madera, moviéndose entre los juguetes y la ropa que había debajo, buscando lo unico que le traía consuelo cunado sus padres se peleaban: Su Walkman, el walkman que su papá le regalo cuando cumplio 4 años, y tan pronto como lo encontró se puso sus auriculares y rapidamente predion el walkman, la música sonó en sus oídos en segundos, y luego, no importaba si sus padres estaban peleando, no importaba si había una tormenta en su casa, ni siquiera importaba si el mundo se estaba acabando fuera de la ventana de su dormitorio, con su música, todo se ahogó: sus padres peleando, las maldiciones, los matones en la escuela, el mundo.
La pequeña Max cierra los ojos en su cama y tararea su canción
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¡¡NO PUEDES SEGUIR TRATÁNDOLA COMO UNA MUÑECA A LA QUE PUEDES VESTIR Y TRATAR COMO QUIERES, SUSAN!!- Él papá de Max grita siguiendo a su esposa a la cocina.
- ¡¡PUEDO TRATAR A MI PROPIA HIJA COMO SE ME DE LA PUTA GANA!!¡¡SE SUPONE QUE DEBEMOS ENSEÑARLE CÓMO SER UNA MUJER, SAM!!- Susan le grita, están en una especie de mesa de comedor, y en la puerta que continua, en el pasillo, la pequeña Max, con los ojos muy abiertos y aterrorizados, mira a sus padres pelear.
- ¡¡ELLA DEBERÍA LUCHAR POR SUS PROPIOS DERECHOS Y GUSTOS, NO SOLO POR EL MUNDO DE MIERDA EN EL QUE VIVES DENTRO DE TU CABRZA, SUSAN!!- Sam le responde a gritos, Susan se ve realmente ofendida y enojada, luego señala la puerta.
- Lárgate- Ella le dice con firmeza, los ojos del hombre se abrieron en estado de shock.
- Pero- Susan--
- ¡¡DIJE QUE TE LARGARAS!!- Ella le grita, empujándolo hacia el pasillo, que es cuando ven a Max, ambos rostros caen, y la pequeña Max corre adentro de su habitación cerrando la puerta, las lágrimas resbalando por sus mejillas.