Capítulo 3, Endermans.

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«Criaturas del final, hijos de un mundo aterrador gobernado por un linaje de dragones negros, poderosos y aterradores.»

Aunque tienen una forma bastante humana, se caracterizan por el negro que tiñe sus cabellos y algunas partes de su piel, como desde las manos hasta el inicio de los brazos y de los pies a las piernas. A veces también el torso y los hombros, pareciendo manchas de carbón; suciedad en el alma que se representa físicamente, o así siempre los han descrito los libros humanos. Se destaca que tienen ojos igual de oscuros que sus corazones, de pupilas filosas y moradas. Garras, una gran altura, y la habilidad de moverse sin que los veas; teleportarse.

-Son aterradores, ¿no es así? -Habló la madre de Alanna y a la propia azabache, pequeña e ingenua junto al resto de críos en el orfanato. La adulta les mostraba un libro ilustrado que hablaba de los monstruos. -Los muros del reino y nuestra guardia real nos protege de seres como ellos, seguidos de sus líderes los dragones negros, son de las criaturas más peligrosas...

-¿Lo son? -Alanna preguntó, y su madre asintió en respuesta. Su hija en ese entonces tenía siete años.

-Son monstruos ladrones de objetos que aparecen y desaparecen en un pestañeo. Él solo mirarlos los molesta, y verlos a los ojos es una marcha de guerra. Parecen humanos, pero nos cazan.

-¡Entonces, voy a luchar contra ellos cuando sea adulta! -La madre rió ante las tonterías de su valerosa niña, esperando que solo fueran eso, tonterías.

-Para eso están los guardias, Alanna, querida. Para señoritas como tú... es mejor quedarse tranquilamente en casa, cuidando del hogar y tus futuros hijos.

El recuerdo se desvaneció con esas palabras, volviéndose un nudo en la garganta cuando la verdadera Alanna despertó. Quizás debería haber obedecido entonces... Quedarse cuidando a sus futuros hijos, casarse, vivir encerrada y predicar las reglas que su madre predicaba y ella nunca correspondió.

-No entiendo por qué traes un humano a este lugar. -Voces, voces desconocidas.

Alanna levantó la mirada por instinto, se sentía adormecida. Al voltear la cabeza, sus ojos enfocaron el interior de la habitación donde estaba. Parecía una habitación de casa común y corriente, pero había un enorme escritorio a explotar de libros, y estantes y estanterías desbordados de diferentes frascos repletos de sustancias, flores y potingues extraños. Podía oler las hierbas e identificar en el aire un aroma dulce que la calmaba... calmantes. Llevó como pudo su mano a su costado derecho, su abdomen estaba vendado y la tela de la camisa nueva que le habían puesto, demasiado grande para ser una prenda femenina normal, estaba algo levantada. También tenía vendas en los dedos, la cabeza... Sus pantalones de montar intactos.

-Ella no hará nada, no tiene armas y está sola. -Esa voz la conocía, era aquel enderman.

¿Entonces sí la había salvado?

-¡Eso no responde a mis dudas! -Exclamó la mujer, eso parecía por el timbre agudo. Quizás solo era alguien joven.

Estaban platicando al otro lado de la puerta cerrada (no debía ser de la mejor calidad, si podía oírlos tan claramente). Quizás pensaban que no despertaría pronto, aunque desconocía el tiempo que hubiera pasado. Sin hacer ruido, o intentándolo, comenzó a incorporarse. Si bien la habían salvado no parecía ser bienvenida en ese lugar, y por cómo hablaban al otro lado, ninguna de esas dos personas eran humanos. Intentó deslizar uno de los pies hacia abajo, al suelo desde la cama. Al tocarlo notó que el colchón estaba bastante alto. De hecho, todo en el lugar tenía una altura digna de llamarse exagerada, o quizás Alanna era exageradamente pequeña para su edad, con su simple metro sesenta.

Más allá de lo que ves... | Minecraft Mobs x Fem!Reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora