Capítulo 23, inconsciente.

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    —¿Estará bien, entonces?

    Las voces que murmuraban a su alrededor estaban ahogadas bajo un zumbido molesto que llenaba sus oídos. No podía abrir los ojos, por más que lo intentara, y no era consciente de sus momentos despierta o dormida; identificó a Niel, entre esas voces, preguntando algo. Y cierta incomodidad se acumuló en su pecho; fue como tristeza y a la vez un sentimiento de ira que le trajo recuerdos de lo sucedido al amanecer.

    Ahora que lo pensaba en aquel espacio negro bajo los párpados de sus ojos, seguía sin entenderlo, pero no quería culparlo, porque de haber querido asesinarla, no habría ayudado a Zahir a llegar hasta Tamarú, ni a ella en consecuencia. No tenía lógica matarla mediante una marca de monstruo, porque su muerte también mataría a Niel; al menos a todo aquello que lo hacía ser «Niel».

    Porque un monstruo cuyo compañero de marca muere, pierde al completo todas sus facultades como monstruo.

    ¿Por qué no había pensado en eso anoche, cuando enfureció? Quizás porque su memoria fue selectiva ante la ira que tomó las riendas, y se preocupó por su salud mental al pensar que jamás había explotado de esa forma, y que quizás todo lo que estaba sucediendo últimamente la estaba afectando. “¿Y a quien no?” se dijo, pues no quería sentirse tan solitaria... tan estúpida y débil.

    Pero así era Alanna; débil. Una persona débil que se creía fuerte, y que descubrió el mundo real por sus estúpidas decisiones, cuando pudo quedarse en su cómoda ignorancia; hacer una familia, enorgullecer a sus padres... Ser la niña perfecta que ellos querían, y ayudar a su hermana a ser feliz como ella pudo haber sido.

    —“La ignorancia no es felicidad, niña... La ignorancia es solo eso, y a diferencia de la felicidad real, en algún momento se termina y jamás regresa.” habló una voz femenina, pero que le era familiar. Sin embargo, no pudo darle rostro, y pensó que quizás sería alguna de esas amigas de su madre con las que se quedaba para ayudar en el orfanato.

    Supuso que muchos recuerdos podían aflorar si se quedaba en aquel vacío por cierto tiempo. Recuerdos de su subconsciente... y, por un instante, se olvidó de que intentaba despertar, fundiéndose en ellos.






    —Lo estará. —las voces del mundo real la perturbaban, mas no podía mandarlas a callar. Ésta vez reconoció a Tamarú hablando en ellas; —la marca fue eliminada, me preocupa un poco más tu salud, Niel.

    “¿La marca fue eliminada?” se preguntó Alanna. “¿Niel se verá afectado por la eliminación de la marca?” dudó, y el impulso de querer despertar y entender lo que sucedía, volvió a arrancarla de sus recuerdos inconscientes.

    Una marca que es eliminada, no debería causar problemas en ninguno de los individuos involucrados, sin embargo, si Tamarú lo decía, tal vez había algo que Alanna pasaba por alto. Quizás el borrar la marca en un humano era distinto de borrarla en un monstruo. Ojalá hubiera terminado esa lectura; ojalá poder volver a ver el libro de Ritha, y a la propia Enderman.

    Quería el consuelo de un monstruo... qué graciosa.







    —Alanna, ¿qué lees? —Ritha le hizo una pregunta, así que levantó la mirada del libro sobre marcas de monstruo. Sintió que se estaba olvidando de algo cuando vio el rostro sonriente de la mujer, y volvió la vista al libro, a sus hojas familiares, a su tacto realista...

    —Me llamó la atención. No sabía que los monstruos tenían esta forma de mostrar amor... —Admitió su voz, aunque no sintió que fuera suya. Sus castaños miraban fijamente la última hoja que había en sus recuerdos, y se dio cuenta de que solo estaba recordando, pero, ¿por qué era tan real?

Más allá de lo que ves... | Minecraft Mobs x Fem!Reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora