|The Solution|

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"¿Debería entrar a esa habitación?" esa pregunta resonaba en la cabeza del joven rana rosada de apellido Plantar, quien estaba justo frente a la puerta de la amiga de su hermana mayor, con una canasta en mano.

Siempre que entraba, ellas se encontraban... en una situación algo incómoda para los tres. Incluso una vez las había pillado a punto de besarse. En fin, debían ser cosas de amigas, suponía él.
Por fin se decidió, tocó la puerta y espero respuestas que no tardaron en llegar.

—¡Pasa, Spraut!

Le gritó Marcy desde dentro de la habitación. Cielos, ya no sabía si lo llamaba así por confusión o lo estaba haciendo solo para fastidiar.
Tomó la manija de la puerta, girandola y abriendo la puerta, entrando a la habitación de una buena vez.

Ahí estaban Anne y Marcy, sentada en el suelo al lado de la cama, jugando a un juego de mesa. No uno complicado, por lo que se podía apreciar, parecía divertido. Él se acercó a ellas y extendió la canasta hacia la de piel oliva.

—Ahí están las lavandas y fresas. Fue un poco de conseguir por aquí en las tiendas, pero logré encontrarlas.

Explicó el de ropas verdosas viendo a la joven Wu tomar la canasta, abriéndola y mirando dentro de esta.

—Te agradezco Sprig. Lamento haberte causado tantas molestias.

Comentó la azabache, agradeciéndole al anfibio por haberla ayudado con su búsqueda.

—De nada, pero, aún me entra la curiosidad de saber ¿para qué usarás esas cosas?

Habló el menor de los tres con duda, arqueando una ceja observando ahora a la canasta y a Marcy a la vez.

—Uh, bueno, es algo que todavía no te puedo decir. ¡No te preocupes! Te juro lo haré cuando termine con eso.

Le mintió, era obvio que le mintió. La pequeña asiática nunca le podría decir lo que pasó, se moriría de vergüenza de tan solo pensar en decirle todo lo ocurrido. Creía que lo mejor sería guardarlo como su pequeño secreto. Ya lo tenía decidido, se quedaría asi. Nadie se enteraría, ni siquiera Anne, cuando termine con lo que tenía planeado en esos momentos.

—Esta bien, ya no molesto más con eso. Las veo luego chicas, ¡adiós!

Dijo la ranita, yendo a la puerta y despidiéndose de su hermana y amiga, agitando los brazos en el aire.

—¡Adiós!

Exclamó Marcy al ver como el de gorra con gafas se iba del cuarto, dejándolas solas en ese lugar desordenado y lleno de hojas por doquier.

—Bueno Anne, creo que deberíamos comenzar con esto lo más pronto posible y...

Sus palabras fueron cortadas al poco tiempo de ser comenzadas, por un ronquido suave que provenía de la boca de su amiga. Al parecer se había quedado dormida, otra vez, con una carta del juego en manos.

Sick Potion | MarcanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora