|A Love Potion?|

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Una joven de tez morena había decidido ayudar a su amiga taiwanesa a ordenar un poco el lugar donde trabajaba.

Marcy había estado tan ocupada trabajando que apenas tenía tiempo libre en esos últimos días, así que, bueno, Anne quería ayudarle a no tener más trabajo que hacer. La mejor opción era limpiar el área de trabajo de Marcy, así tenía más concentración al momento de hacer sus trabajos, o algo por el estilo.

—Oh, y Anne, hagas lo que hagas, no tomes ningún líquido extraño.

Fue lo que le dijo Marcy a la de ojos negros mientras guardaba su diario en su bolso, para buscar más ingredientes para sus experimentos. La de broche verde sabía muy bien que Anne a veces era un poco peor que ella, y sería capaz de tomar cualquier cosa que parezca jugo. Uno de los proyectos escolares era la prueba de ello.

—No te preocupes Marbles. Tú solo vete y disfruta de buscar tus ingredientes raros, y yo me encargo de todo este chiquero.

Le respondió a la taiwanesa, empujándola hasta la salida, cerrando la puerta al tener a la más bajita fuera del laboratorio.

Se puso manos a la obra y comenzó con lo suyo, ordenar todo.

Mayormente habían papeles arrugados o hechos bolitas por el suelo, procedió a tirarlos a la basura primero antes que nada, luego un pizarrón todo escrito, parecía que marcy se había dormido a medio escribir, se notaba porque la última frase se hacía menos entendible, lo único que pudo entender fue "am", era lo único entendible de esa frase. Pero no le dió importancia y guardo el pizarrón en un lugar donde no ocupará tanto espacio, sin limpiarlo, posiblemente era algo importante para Marcy, y si lo borraba perdería su progreso.

Siguió con los tubos de ensayo, lo dejo en un lugar fácil de encontrar, y en el cual el espacio de la mesa no sea acaparado por estos mismos.

Un tubo de ensayo en especial le había tomado la atención, era de un color fucsia, con un dulce olor a lo que parecía ser lavanda y fresa, los cuales si los olías bien, notabas cuáles eran cada uno de esos aromas.

La curiosidad de la de cabello castaño la hizo acercar más el líquido a su rostro para olerlo mejor. Algo en ella le decía que debía probarlo, que debía saber el sabor de lo que tenía en la mano. No dolor quería, necesitaba hacerlo, su curiosidad e idiotez le decían a gritos que lo haga.

Pero por otro lado, la voz de su amiga le repetía lo anterior dicho por la oji marrón, le recordaban que no podía, que Marcy seguramente se enojaría con ella, desesperadamente le exclamaba esa voz las palabras; "Anne, hagas lo que hagas, no tomes ningún líquido extraño".

Lo dudo demasiado, quedando minutos mirando el tubo de su mano, apretándolo con algo de fuerzas, no lo suficiente para romperlo por suerte. Dos voces en su interior le decían cosas diferentes. Pero aún así, lo hizo, se dijo a su misma que dolor sería un pequeño traguito, pero no fue así. Al sentir el sabor ácido y dulce del contenido del tubo, sintió las inmensas ganas de seguir y seguir con los tragos que le daba a el líquido fucsia, hasta que se acabó. Tan pronto eso ocurrió, se empezó a sentir mareada, acalorada, y con un fuerte dolor en la cabeza.

Una de sus manos fue a su cabeza, mientras la otra la sujetaba en la mesa, para no caer al suelo debido a la dificultad de caminar que sentía, aún así fue en vano, pues tan pronto sus pies se rindieron, cayó al frío suelo del lugar, con el cuerpo pesado y caluroso, junto a una vista borrosa que molestaba. Odiaba esa sensación, no podía moverse mucho, la pesadez y el dolor no se lo permitían demasiado.

Se maldecía a si misma por la estupidez que había hecho. Marcy claramente le había dicho que no lo haga, pero igualmente lo hizo, y ahora estaba pagando las consecuencias de sus actos, con ese horrible dolor, calor y pesadez de su estúpido cuerpo. Sabía perfectamente que Marcy la regalaría en grande cuando descubra lo que había hecho, y se lo merecía por ser tan idiota, lo sabía bien, y no se iba a quejar por eso.

Quería levantarse, intentaba hacerlo, pero al segundo volvió a caer al suelo con fuerza haciéndola soltar un quejido. Lo único que quedaba hacer ahora era esperar a Marcy, o a alguien que la vea por el laboratorio, ayudándola. Cerró los ojos en busca de alivio y relajación por lo que estaba sintiendo, no podía pensar con claridad en esos momentos, lastimosamente. Minutos pasaron para que su cuerpo y mente se vuelvan a relajar, dejándola desmayada en ese piso de laboratorio.

◆・.。*†*。.・◆

Marcy había vuelto de su pequeño paseo por Nuevatopía, por suerte encontró lo que necesitaba, y un pequeño almuerzo para Anne por su ayuda. Agradecía mucho la ayuda de la chica de ojos negros, y mucho. No podía concentrarse mucho que digamos con todo ese desorden, y tampoco tenía tiempo, y cuando la más alta de las dos se ofreció a ordenar el lugar, al principio lo dudo, pero luego aceptó la ayuda, sabiendo que la contraria haría un buen trabajo, de seguro.

Pero cuando entro al laboratorio, se espantó al ver a su amiga tirada en el suelo, con un tubo algo vacío en su mano. Parecía desmayada, y se dió cuenta de que era verdad cuando se acercó a ella así verla mejor. No solo eso, su cuerpo estaba ardiendo, parecía que con el mínimo toque la quemaba.

Preocupada la cargó entre sus brazos, llevándola a su habitación y recostarla delicadamente en ella.

Se quedó horas cuidandola y fijándose de que su temperatura no haya subido, lo cuál no había pasado para su suerte.

En un momento se quedó viendo ese tubo que tenía anteriormente Anne, buscando en sus recuerdos y en el diario que era lo que había en el. El color se le hacía similar, lo había creado ayer en la noche, pero estaba demasiado cansada para acordarse de anotar lo que era, y también habían muchos líquidos casi iguales a ese, contando el hecho de que se la pasó haciendo experimentos al azar de un libro que encontró en la biblioteca, así que, bueno, su cerebro y el diario no eran de mucha ayudar en ese momento.

Solo quedaba separar los ingredientes para saber cuáles pociones tenían esos mismos, encontrar cuál era, y de paso saber la cura de lo que Anne se había tomado.

Entre tantos pensamientos y preocupaciones, no se dió cuenta de que la morena había despertado, agarrándose la cabeza con dolor.

—Ugh, carajo, mi cabeza...

Se quejó la de falda violeta, al sentir como si un golpe hubiera recibido en su frente, llamando la atención de Marcy.

—¡Anne, que alegría! ¡Despertaste!

Gritó feliz la ojos marrones, abrazando a la de uniforme escolar con alivio, siendo correspondido a los segundos, ya que Anne estaba procesando todo aún.

—¿Uh, Annie?

El nombre de la tailandesa paso por la voz de Marcy, al está darse cuenta de que la de ojos azabaches no respondía más.

—Marcy, ¿Podrías abrazarme más? Me encanta esta sensación... Y tu aroma es realmente agradable.

Comentó la castaña recibiendo un suspiro de sorpresa de parte de la taiwanesa. Anne no era de decir esas cosas, nunca en la vida se podría imaginar a su amiga decir cosas de ese estilo.

—Anne, ¿te encuentras bien?

Marcy preguntó con preocupación al escuchar lo dicho por Anne. Le costaba creer lo que escuchó salir de la boca de la más alta.

—Por supuesto. ¿Por qué no estaría bien? Estoy contigo después de todo.

Fue la respuesta que recibió Marcy de Anne, dejándola aún más sorprendida, y con las mejillas calientes por todo lo dicho por su amiga.

Dios santo, ¿Que carajos había hecho ahora?

◆・.。*†*。.・◆

Hola hola, gente bonita. Miren, otra historia bien pedorra para que lean y pierdan su tiempo. 😻

Sick Potion | MarcanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora