Capítulo 10

247 22 5
                                    


Suspiro feliz al no hallar
presencia alguna, por lo que más tranquilo se quitó sus botas negras, quedando en calcetines para inmediatamente prender las luces del enorme pasillo y con un poco de buen ánimo ir directamente a las escaleras.

El pasillo a su habitación era considerablemente largo, bastante si agregamos el hecho de que ahora se encontraba cansado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El pasillo a su habitación era considerablemente largo, bastante si agregamos el hecho de que ahora se encontraba cansado. Por cada paso que daba, sentía que este se alargaba más, casi como si lo hiciera a propósito.

Cuando por fin llegó a la puerta correspondiente y entró, fue que sintió un alivio enorme invadirlo al igual que la comodidad y seguridad que solo su habitación podía darle. Respiró, oliendo la excelente combinación de jazmines con su perfume de diario, haciendo que sus fosas nasales se abrieran demás para poder percibirlo mejor. Se sentía agusto, un olor que no era ni amargo, ni dulce, solo a él, en una balanza estrictamente equilibrada, que incluso la señora del aseo debía seguir. Sin embargo, entre más inhalaba y se adentraba al cuarto, podía percibir uno distinto, uno que sabía conocía a la perfección más en ese momento no ubicaba a que o a "quien" le pertenecia. No le dio importancia, su cansancio ahora sobrepasaba su habilidad de detective e incluso de paranoia.

Así que, dejando pasar ese detalle, pensó mejor lo que haría, puesto que había considerando tomar un baño para relajarse y sacar las tensiones, pero ahora que veía esa cama tan cómoda, tan calidad y suave, imaginandose así mismo ya envuelto en esas sabanas acurrucado, no lo pensó más y sin siquiera quitarse la ropa se aventó al centro de la cómoda, con todo el cuerpo extendido boca abajo para finalmente con un simple - Lebeca, apaga las luces - cerrar sus ojos para conciliar el sueño de manera rápida.

Estaba a nada de quedarse dormido, solo unos segundos más y caería al mundo de los sueños, sin embargo nunca se espero que de un momento a otro las luces se encendieran, siendo tan fuerte que podían iluminar hasta su alma. Enojado, frustrado, harto por no poder descansar ya, volvió a pedir al aparato inteligente que las apagara, teniendo como resultado que a los segundos se prendieran de nuevo.
Comenzó a hacer un berrinche, soltando patadas al aire, al igual que sus puños estrellándose en su almohada. Quizás ya se había descompuesto, mandaría a comprar uno nuevo mañana para que la instalación estuviera lista antes del fin de semana.

Se levantó, cual niño chiquito quejándose por ser despertado de mañana, para ir directo al apagador y hacerlo él mismo como las personas normales harían. Bostezando tan grande que una mosca podría meterse a explorar en su boca sin problema alguno y quedarse unos segundos de vacaciones.

Cuando en medio de su camino una presencia lo asustó.

Sudó frío, un escalofrío le subió por toda su columna hasta perderse en su cabeza, sintiendo como la saliva se le atascaba en la garganta al querer gritar pero evitandolo al instante. Se quedó quieto, inmóvil, con los ojos tan abiertos que estaba seguro su expresión sería cómica en ese momento. Se llevó las manos a su pecho, sintiendo el latir de su corazón, comprobando que iba a mil por segundo, probablemente a nada de sufrir un ligero infarto, que si bien no lo mataba, si lo haría tener un ligero desmayo.
El sueño que lo había atacado hace apenas unos segundos se había ido por completo, para darle paso al mismísimo terror. Y no por algún fantasma o algo descabellado o terrorífico, sino por la persona que tenía enfrente. Aunque pensándolo mejor, hubiera preferido mil veces tener que saber que compartía casa con alguna niña fantasma que con lo que iba a pasar.

~Conociendo a un artista ~ || •°Kooktae°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora