Capítulo 13. Parte 2

151 15 11
                                    


Estaba por intentarlo, dejaría las rosas a un lado y sacaría las llaves, así seria todo más rápido.

Si se puede, pensó

Pero...

- Espero te haya gustado. Yo mismo me encargué de que fueran las más hermosas -

Santa mierda

Las semanas habían sido bastante ocupadas para un pelinegro que ahora reposaba su cabeza en la ventana blindada de la camioneta en movimiento; casi quedándose dormido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las semanas habían sido bastante ocupadas para un pelinegro que ahora reposaba su cabeza en la ventana blindada de la camioneta en movimiento; casi quedándose dormido. El sol, tan reluciente como siempre, comenzaba a salir de su escondite para regalar un poco de su calor y luz a esa fresca mañana que aparentaba ser, lamentablemente, un día como el anterior; ensayando.
Soltó un quejido cuando al querer acomodarse mejor en la sudadera que usaba como almohada, su cuello tronó, haciéndole doler.

Su cuerpo estaba adolorido y rígido a pesar de estar prácticamente haciendo nada, lo que lo hacía peor.
El inmenso trabajo que marcaba su agenda cada vez se llenaba más, cada vez con más horas de requerimiento que lo obligaban a mantenerse despierto o activo, lo que significaba que tenía muy poco tiempo de descanso.

Pero aún y teniendo todo ese agotamiento tanto mental como físico, jamás olvido a cierta personita. Esa que le alegraba los días con solo unos mensajes, o que le llegaba a sacar sonrisitas a través de su teléfono y le hacia reir por su inocencia y vergüenza.

Tenía que aceptar que parte de su evidente cansancio por no dormir cuando tenía la oportunidad, era por ese castañito y el afán de tener una conversación con él, de poder hacer algo fuera de lo estrictamente programado por otros y ser él mismo quien lo sienta y piense. Disfrutaba mucho hacerlo, de sentirse alguien "normal" aunque sea por un momento, de poder platicar con alguien y no necesariamente hablar de él como artista, sino como un chico de veinticuatro años con alguien que conoció y que ese alguien le atrae de una manera inexplicable.

Porque gustar... ¿Era posible que alguien te gustara en un par de semanas y peor aún, solo por mensajes?

No estaba seguro, ni siquiera sabia si lo que sentía no era algo más que sexual o es que sus sentimientos iban para más.

Porque recuerda haber pensado la primera vez que lo vió, que tenía un cuerpo de envidia, con curvas pronunciadas y largas piernas justo como a él le gustaban. Hacía mucho que no se acostaba con alguien y ese chico cumplía con sus expectativas para acabar con su abstinencia obligada, por lo que al principio solo lo vió como éso.
Pero al pensar en él y solo verlo como algo de una noche se le revolvía el estómago, como si su cuerpo supiera la respuesta a sus incógnitas y confusiones y le gritara que se quitara la venda; solo que aún no estaba listo.

Y es que de solo recordarlo, una tímida sonrisa se hacía presente. Pero nuevamente, no quería darse cuenta.

Y con esa sonrisa tonta ante sus pensamientos, el sueño que tanto había luchado por combatir, estaba por ganarle la batalla, pero antes siquiera de cerrar sus ojos, observo los grandes árboles que se iban alzando conforme avanzaba. Llenandole de hermosos recuerdos de aquél día.

~Conociendo a un artista ~ || •°Kooktae°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora