Se supone que Taehyung solo iba a acompañar a su mejor amigo a un concierto de su artista favorito.
Solo seria un noche, unas cuantas horas y todo seguiría igual, podría volver a casa y ponerse a estudiar para los próximos exámenes...
Pero nunca c...
- ¿Piensas salir con él? Jungkook ¿Acaso te gusta? - su tono salió lastimero
Sin embargo, no hubo respuesta, el silencio se hizo crudo, lleno de sentimientos encontrados. Los dos viéndose a los ojos, esos que se vieron crecer con amor y sueños.
Uno sin saber como se sentía y oto sin poder expresar lo que el otro significaba en su vida y el porque de sus acciones.
Pero aún había tiempo...
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Esa madrugada terminó convirtiendose en lo que tanto temía, a lo que tanto huía y no quería enfrentar, porque cuando la incomodidad se hizo presente entre ellos ante la falta de respuesta o dialogo por parte de los dos, el mayor no pudiendo soportarlo, no dudó en dar media vuelta e irse sin dedicarle una mínima mirada al contrario que lo veía marcharse en silencio, asustado, angustiado, confundido por sus acciones.
El silencio en el que se encadenaron era tan profundo, que logró escuchar como la puerta principal se abría y se cerraba en minutos, al igual de como un auto, probablemente el que le pertenecía a Yoongi y escondió en alguna parte, se encendía y se alejaba por el camino a algún destino del que no tenía conocimiento.
Apenas pasaron segundos que dejó de escuchar ruido alguno, se sintió solo. Como cuando era apenas un niño y lloraba en una pequeña esquina alejada de en donde dormía. Aún recordaba los colores pasteles que adornaban el cuarto, que aunque por el tiempo se fueron desgastando, jamás perdieron esa magia, tranquilidad e inocencia que querian transmitir. Aunque, aún si tenía un gran sol dibujado en una de las cuatro paredes largas, con pequeñas personitas jugando a su alrededor, con las sonrisas más relucientes que podías alguna vez visualizar, la habitación por las noches se volvía fría y oscura.
Tenebroso, en pocas palabras. Y de ser su lugar seguro y feliz, se convertía en donde su soledad lo comía vivo.
En esos momentos al no saber que hacer para apaciguar su miedo, se hacia un pequeño ovillo y trataba de ser lo más silencioso posible para evitar despertar a los demás y que lo molestaran una vez más por mojar la cama cuando se supone que ya era un niño grande.
Porque se supone que eran sus hermanos mayores y ellos lo protegerían. Aún cuando él mismo, en sus pensamientos más profundos de un niño de no más de tres años, sus mayores miedos y traumas eran ellos con los que convivía a diario.
Porque en ese momento todos eran muy inmaduros e inocentes para ver más allá o siquiera tener una preocupación real.
Sin embargo, todo cambió cuando por esa puerta de metal oxidado, un niño pálido, con ojos juzgadores y labios delgados entró. Y como si de un angel se tratará, llegó para salvarlo.
Para sacarlo del gran bucle y tristeza en el que vivía.
Porque aunque Yoongi no lo supiera, él era su angel guardian, el que fue enviado para darle lo que nunca tuvo. Una familia, pero por sobre todo amor.
