05 -Distorsion-

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El café negro que tomaba cada mañana, reflejaba el rostro cansado de Liu, como si no hubiera dormido en toda la noche. Las ojeras iban haciéndose notar cada vez más. La lágrima cayó dentro del vaso sostenida en su mano cuando iba a dar el primer sorbo del amargo café.

Los labios de Susan rozaron los suyos, la extraña sensación de vacío aún cuando ella estaba junto a él era angustioso. Sus toques, sus roces, sus besos... Tan distinto al de su madre. Pasó la mano por la boca, se sentía tan irreal, faltaba algo, pero su mente no conseguía recordar.

-Cariño-Le susurraba con ese tomo cariño que tanto anhelaba escuchar cada día, en cada momento de su vida.

-Susan-Nadie respondió

El café se enfrió.

...

El corazón se había conservado bien por el frío invierno, pero el olor que desprendía hacía que arrugara la nariz. Al observar el marco de la ventana, le hizo pensar en la noche anterior. No era un buen recuerdo, odiaba perder a su presa, puede que hasta sea la misma persona que el del callejón.

Salió de la habitación, encontrándose con su hermano vertiendo el café por el fregadero. Le pareció extraño la acción cometida por el este, apoyó la mano sobre su hombro pero lo apartó reaccionando sorpresivamente. La expresión de su rostro se relajó cuando vio quién era la persona.

-Buenos días

-Ocurre... ¿Algo?

Negó con la cabeza acompañada de una sonrisa ladeada, dejó el vaso a un lado del fregadero. Cerró los ojos, descansando la vista, masajeando se el entrecejo, esperando que el dolor y el estrés se esfumaran.

-El desayuno está sobre la mesa

-Te ves pálido, ¿de verdad que...?

-¡Jeff!-El grito lo sobresaltó un poco, abriendo los ojos de par en par por aquella inesperada acción-Estoy bien-Dijo finalmente suspirando, intentando calmarse a sí mismo.

Miró el plato con comida, el nudo que se formó en su garganta hacía que se le dificultara tragar, sin mucho apetito se esforzó en terminarlo todo. Fue para dejar el plato en el fregadero, aprovechando también para comprobar el estado de Liu, su respiración sonaba algo pesada, motivo de su preocupación.

Un sonido estruendoso resonó, el plató se rompió al caer al suelo, sin entender de lo que había pasado, había sido empujado. La sangre corrió por el piso por el corte provocado con los pedazos de cristales esparcidos. Agachó aterrorizado de la presencia del mayor, fue recogiendo los trozos del plato roto.

Liu miró sus manos temblorosas.

"Tenía motivos para empujarlo"

Intentaba justificarse, aunque con el asco que le tenía en ese momento, no sentía ningún remordimiento.

"Fue él quien me tocó primero"

¿Eran realmente sus pensamientos? ¿Era realmente él el que estaba pensando?

"Yo no hice nada, fue él quien me puso la mano"

Miró al menor en el suelo, recogiendo el desastre, sin importarle cortarse más las manos.

"¡Es tu hermano idiota!"

No podía mirarlo, odiaba verlo, detestaba su presencia, pero a la vez lo apreciaba tanto que no sabía de dónde venía. Salió de la cocina antes de que viera su rostro, sus ojos estaban rojos por llorar hace unos momentos, mostrarse vulnerable ante ese "imbécil", era lo último que quería.

-Liu...

No sé inmutó, pasó de largo yéndose de la casa asustando lo de un portazo provocado por el mayor.

Miró sus manos heridas, por suerte nada se había incrustado, la sangre goteaba en el suelo y lo único que podía pensar es que se lo merecía. Nada de esto hubiera pasado si fue más obediente, no se había ido si no fuera tan "obstinado".

Se abrazó a sí mismo, temblando, queriendo pensar que es por el frío, mordiéndose los labios para contener las lágrimas porque ya había llorado lo suficiente. En ese preciso momento se odiaba tanto qué dolía.

¿Que es ese sentimiento tan familiar?

...

-Deja las almas allí

Gruñó antes de tirar la bolsa de almas en la esquina que se le había señalado. No podía ver con claridad su alrededor, pero por instinto y olfato era como un reemplazo de los ojos, detectaba el calor y el movimiento.

-Hoy te toca a tí, los carroñeros de Zalgo te están esperando-Apagó el cigarro en su rostro-¿A qué estás esperando?

Un tic brusco hizo que pareciera que se le iba a romper el cuello, no soportaban estar juntos pero no quería ser castigado por desobediencia al superior. No sentía el dolor, pero sí la humillación, agarró la bolsa y se fue hacia otra dirección del bosque.

-Car...ne...-Formuló una palabra con dificultad

-Ah, sí, tu recompensa, el cubo de órganos frescos están en la nevera

Como fantasma, desapareció sin dejar rastro alguno llevándose lo que le pertenecía. Rebuscada entre las tripas e intestinos algún corazón, no es que fuera su platillo favorito, sino que era para regalárselo a alguien. Alguien especial.

Esperaba que su anterior regalo se lo hubiera comido y hubiera disfrutado el sabor tanto como él lo disfrutaría, todo un manjar provocado por una sed de sangre y ansiedad por el hambre que no podía controlar.

-Ggh...-Gruñó al no poder encontrar el órgano que quería

Con el más sentido pésame, optó por darle el riñón, lo metió en una bolsa de tela manchada de sangre seca y se lo guardó en el bolsillo.

Esta noche alguien volverá a recibir una visita no deseada.











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Sin permiso [Eyeless Jack x Jeff Hodek] (Creepypasta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora