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Caminaba rígida, intentando no menear tanto las caderas como sus compañeros siempre la burlaban al verla andar. Bueno, tampoco era su culpa ser caderona, de hecho, era de las cosas que odiaba de su cuerpo. 

¿Se veía bien? ¿Estaría despeinada? ¿Su piel estaría demasiado brillosa por la estúpida grasa de cutis adolescente? ¿O será que se veía demasiado su pancita de perfil?

De repente, algo a lo que ya le había restado importancia, regreso a ser su tortura de cada día. Debía verse bien, debía verse perfecta, debía ser el ideal de belleza coreana. ¿Y todos esos pensamientos fastidiantes por qué? Porque Daniel seguramente la estaría viendo como siempre.

Llevó la mano a mejilla, en la cual había una curita. Sonrió como boba al recordar el día anterior.



• • •




Después de salir del baño se retiro a su aula, donde se quedó dormida con la cabeza llena de preguntas inquietantes.

—¿No lo sabías? Creí que fui obvio... Pero ya veo que no. Así que, déjame aclararte lo de una vez. —La tomo de los brazos, y sonrojado, grito:— ¡Me gustas tanto, Julieta!

Su corazón pálpito con tal solo recordar el sueño que tuvo, y del cual se despertó sobre saltada de su pupitre.

Ya no había nadie en el salón, ni siquiera mochilas o estuches a la vista. Vio el reloj, todavía faltaba una hora para que el timbre de salida sonara, entonces, ¿qué había pasado?

Confundida, se levantó, y con ello, un papelito cayó de su falda grisácea. Lo tomó y leyó: "Te veías muy cómoda durmiendo. Esta bien, lo necesitabas. Pero nos retiraron dos horas antes por problemas con el docente. Nos vemos mañana ^^."

¿Quién más se podría haber interesado por ella aparte de Daniel? Exacto, nadie. Así que tenía que haber sido él.

Se estiró en su sitio, tronando sus huesos adoloridos y bostezó. Entonces fue que sintió que tenía algo en el rostro.

¿Le habían hecho alguna maldad?

Saco su celular de debajo de su mesa banco, puso la cara frontal y contempló sorprendida como tenía una curita de animalitos en donde el moretón de la bofetada se hacía presente.

"Nunca me quitaré esto de la cara" Pensó emocionada mientras daba pequeñas pataletas cómo una tonta enamorada.

Un cinco por ciento más segura de que Daniel sí sentía algo por ella.

Salió de la cámara, y entro a sus mensajes. Tenía tres de su supuesto amigo.

—¡Lo siento July! ¡Pero vi la oportunidad y la tomé! No creo que quisieras que nos arriesgaramos los dos a volver de nuevo tarde a casa.

Algo dolida porque se fuera sin ella, siguió leyendo en silencio.

Oh... Y otra cosa. Porfavor no te molestes.

—tome prestado un poco de dinero de tu cartera. ¡Te juro que te lo regreso apenas me paguen los zapatos que estoy vendiendo!

—¡Pudrete JiHo! —Exclamo molesta golpeando la mesa.

No era la primera vez que lo hacía, y lo peor era que su amigo era muy mala paga. Por eso se había agarrado la costumbre de tomar su dinero a escondidas y luego decirle.

Julieta tenía pruebas y cero dudas que el lema de Park en la vida era: "Mejor pedir perdón a pedir permiso". Y eso lo odiaba.

De repente, se sintió observada.

❝Losing My Religion❞  [ Daniel Park; Lookism ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora