0 : 8

105 26 4
                                    

Estaba escondiéndome. Escondiéndome de todo el mundo.

Ellas querían saber que había hecho con la demanda. No les conté nada, porque aún mantenía la esperanza de proceder.

Mi profesor no dejaba de seguirme con la mirada cuando pasaba a la pizarra o me lo topaba por los pasillos. Me daba miedo, mucho miedo. Era mucho mayor que yo, y lo peor era que sus ojos no eran como los de Daniel, quién me había visto con preocupación y cariño por el maltrato que había sufrido; no, este profesor me miraba de una manera perturbadora. Y eso me aterraba que cada vez más. Ya eran varias veces que le encontraba viendo mi trasero.

Por otro lado, Jace me trataba con cautela cada que me lo topaba. Me analizaba.

JiHo insistía con el dinero. Marcas costosas, ropa vanal, tenis de última generación, quería todo lo que sobre pasaba sus medios de vida. ¿Y cuando te roban a quien acudes en busca de recursos? Así es, a tu amigos, y no tengo ni idea de si eso hacen los amigos normalmente, ya que no tenía experiencia en la amistad, pero él lo hacía mucho conmigo.

Un simple: –¿Y tú qué sabes de amistad? que salió de mis labios fue suficiente para que me aporreara contra la pared aún más fuerte y se largará de mi vista desde hace cuatro días. Me preocupa y a la misma vez me aterra ver lo decadente que está.

Y Jay  es otro caso,  esté extraño ser mudo en público pero crítico cuando estamos solos no deja de estar pendiente de mí cada que me encuentra observandolo a él. Puedo sentir como lo "protege" de mi presencia. Lo aleja cada que puede de la tonta enamorada Jeon, es decir, yo.

Pero Daniel... Daniel cada día me enamora más.

Un panque en mi mesa banco y una dulce corta nota diciéndome que me alimente correctamente debido a que solo había estado comiendo una simple manzana o un plátano en el almuerzo para el resto del día hasta la tarde que salíamos de la escuela.

Una fresca leche de fresa en mi mochila y una carita feliz pintada con plumón permanente.

Una sonrisa cálida y amigable por los pasillos.

Un pequeño chocolate que dejó caer en mi pobre bandeja de comida al pasar por mi lado e irse a sentar en otra mesa con sus amigos.

Cada cosa que me daba la guardaba en una caja de zapatos en mi clóset. Obviamente, solo los envases ya lavados y sin rastro de alimento alguno.

–Te quiero. –Murmuro contra su firme y a la vez suave y cálido pecho.

Restriego mi mejilla oyendo su corazón latir como loco.

–Ju-julieta, de-detende. –Sus manos en el aire se mueven ansiosas.

Alzó levemente mi rostro para notar lo colorado que ha quedado con un simple abrazo.

–Solo si me dices que me quieres.

–¿Eh?

–Quiereme, Daniel Park, porque yo te quiero demasiado como para ser normal.

Se ha quedado sin palabras. Me sonríe con cariño; acerca su mano a mi cabello y me da una suave caricia, un pequeño cariño.

–No te quiero. Te amo.

Mis ojos se abren como platos ante su declaración.

Tengo calor, mucho calor en mis mejillas.

Quizá ocultar mi cara entre mis brazos no fue buena idea, y más aún estando en el caluroso salón de clases.

Levantó mi cabeza de golpe, exaltada y emocionada.

Veo a mi alrededor con cierto temor.

Fantasear despierta en el aula de clases no es buena idea.

❝Losing My Religion❞  [ Daniel Park; Lookism ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora