El tiempo puede hacer muchas cosas por nosotros. Puede curar heridas, suavizar cicatrices y hacer olvidar algunos dolores. Pero la realidad, es que no lo llega a curar todo. Quizá lo esconde o lo apacigua, como un cuchillo al que el tiempo borra el filo.
Pero basta un solo evento, algo incluso pequeño que te evoque un recuerdo, para que todo lo que creíste haber superado, regrese a ti doliéndote, afilando esa hoja del cuchillo, dándole ese filo que te cortó sin querer un dedo, haciéndolo sangrar una vez más.
Y es entonces cuando descubres que tu herida, nunca sanó realmente.
Lo más triste de descubrirlo para él, fue volver a verla en la distancia. Ni sus recuerdos comprimidos podían borrarla. Su cuerpo se estremeció, sus manos cosquillearon y su mente la recordó en las miles de noches y amaneceres en que la vio cerrar y abrir sus ojos castaños.
Recordó cada curva, cada aroma, cada susurro de su propio nombre en la voz dulce de ella. Recordó su textura y recordó, que ya no era suya.
¿Cuán difícil había sido dejarla ir?
Incluso esa pregunta le pareció absurda cuando su cuerpo reaccionó hasta la última fibra a ella... su reina.
El tiempo no pudo hacer nada con su amor por ella, porque ni habiéndola amado 200 años, menguaron sus deseos de correr a ella y sumergirse en sus brazos delgados para ocultarse tras su cabello largo del color de las avellanas.
Sus ojos añejados escocieron y un metálico color los hizo brillar. Es que volvía a verla en la distancia y estaba tan hermosa como en sus recuerdos.
Por supuesto que el tiempo no curaba todo; el tiempo jamás podría curarlo de ella...
—Asuna.
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N/A: Dejaré esto y me iré lento a mi rincón a llorar por mi Star King...
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En 200 años
Fiksi PenggemarPequeñas historias o relatos que se centran en esos 200 años que Kirito y Asuna vivieron en Underworld.