Capitulo 4

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El jardín de la parte de atrás de la casa era parecido a un invernadero, pero mucho más pequeño, ese lugar es el escondite de Meng Yu. El sitio no era nada especial, se apegaba más a una bodega, pero sin paredes.

Lo único que lo hace especial es que Shen Zhao jamás pasaba por esos lados. Shen Zhao se para fuera de la línea que corresponde al jardín.

Como una persona que se enfrente a un animal temeroso, entra despacio sin nada en la mano y enseñando su rostro y cuello para proceder agacharse.

Meng Yu estaba agachado recogida las piernas en forma de bola en la esquina más oscura, por ese motivo Shen Zhao tuvo que agacharse a su altura.

“¿Te acuerdas de que te dije una vez que si te abrazaba alguna vez sería un ciego y tonto?”

Meng Yu sube la mirada para conectarse con los ojos de su esposo que siempre lo han mirado con odio. No entendía el propósito de hacerle recordar esas tristezas.

Afirma con un gesto de cabeza

“Quiero ser un tonto, el más tonto de la historia y el ciego que no pueda ver su ceguera”

Meng Yu abre los ojos estupefactos, dos pares de ojos se miran por un momento. Aprovechando, Shen Zhao abraza a Meng Yu y llevándolo en forma de princesa para la sala y esperar al médico.

Meng Yu no reacciono a tiempo para resistirse y se dejó llevar agarrándose con sus dos manos delgadas del cuello de Shen Zhao. Aún tenía miedo, solo que él quería creer una vez más que todo va a mejorar.

El médico de la familia entro con un guardia de la villa. Una villa donde muchas casas hermosas viven a conjunto. Un lugar que solo la gente de clase alta puede tomarse la molestia de pagar.

El médico tuvo que hacer un viaje de varios minutos para llegar, llevaba en su mano un maletín donde cargaba todos sus instrumentos de salud.

Shen Zhao custodiaba a Meng Yu hablando con el médico, quien por su puesto mantenía su profesionalismo (internamente estaba asombrado y nervioso por la presencia dominante) y explicaba cada detalle de las preguntas de Shen Shao.

“Hágale un chequeo completo, no olvide nada”

Shen Zhao repetía muchas veces impidiendo que el doctor haga su trabajo.

Luego de unos minutos con unas órdenes de exámenes de sangre, orina y heces a Shen Zhao lo sacaron de la sala para la cocina. Su chispa de persona chismosa le gritaba que buscara como asomarse sin que lo vieran.

Uno de sus intentos provoco que hiciera caer platos de la alacena al treparse por encima. Eso no lo detuvo.

Lo que lo detuvo fueron unas galletas caseras con formas de conejos. Si bien no recordaba muchas cosas, estaba seguro de que galletas de esta forma fueron vistas en su oficina.

Al inicio mordía algunas, hubiera seguido así hasta que vino Meng Zi a pedirle que les regala algunas. Shen Zhao no le gustaba mucho el dulce, por eso le entrego todo y bolsa de telita de adorno.

Acaba de darse cuenta de que cometió otro gravísimo error.




(Renacimiento) La esposa volvió a enojarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora