Capítulo 9

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Feliz año nos vemos luego de mi examen final
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La vitrina del local comercial mostraba sus mejores productos y los de precio más alto. El matrimonio se mantenían separada por un muro invisible. Meng Yu mantenía su interés en cada cosa de las vitrinas, a un paso detrás como un guardián estaba Shen Zhao quien solo se enfocaba en la pequeña personita que estaba adelante, no despejaba su mirada de su esposa, la nueva vida que le fue otorgada.

Empezaba amar la sonrisa de su pequeña esposa, recordaba ligeramente el olor de sus feromonas.

Antes del renacimiento le prohibió a Meng Yu soltar las feromonas, sin remordimiento lo obligó a llevar un parche de aislamiento. Por su egoísmo, su esposa se encerraba en el dolor de los ciclos de calor antes de su embarazo y se debilitó por la falta de feromonas en la gestación.

Shen Zhao se odiaba, y se bautizó como escoria. Tuvo que aceptar que siempre fue una escoria en persona.

El olor de su esposa si bien recordaba, era a sándalo. Un olor que lo relajaba cuando no se escondía. Su propio olor es de menta y limón ligero.

La noche en la que tuvieron relaciones sexuales, por culpa de la droga, no puede recordar como era la mezcla de las dos feromonas.

Shen Zhao estaba sumergido en sus pensamientos.

Meng Yu emocionado, olvido la ética del Omega. Tenía emociones contradictorias, entre emocionado y avergonzado porque había hecho esa petición.

Se sintió ligero en cuerpo y mente; primera vez en su vida que olvido que era un Omega y solo recordaba quien era: Meng Yu un joven que tuvo que madurar antes de tiempo, sin infancia y temeroso de su vida.

Sintió una punzada en el cuello, dio vuelta notando la penetrante mirada de Shen Zhao. Su cuello se sonrojó de vergüenza, porque no estaba acostumbrado.

Ignoro a la persona que lo seguía por detrás, mira el local comercial dentro del centro comercial cerca del cine. Un local con paredes de color pasteles, llena de lanas y cosas bordadas, abrigos tejidos y gorros.

La tecnología que mejoraba cada año, la gente había abandonado cosas que podía hacerse a máquina. El bordado a mano y el tejer se sustituyen por máquinas de coser.

La ropa se compraba en centro comercial.

Dentro del negocio, un joven de aspecto delicados, semejante a los rasgos de Omega. Su voz era grave, nada parecida a las agudas voces de los omegas, más bien podían hacer competencia a cualquier Alfa promedio.

“Bienvenidos. ¿Qué les puedo servir?”

El vendedor saluda con una ligera reverencia con la cabeza, y con la mano derecha invita a entrar a ver todas las cosas que ofrecía el local.

Meng Yu nunca se comunicó con personas desconocidas, encerrado en su hogar las personas que podía ver era su familia y ahora su pareja.

Se avergüenza, ligeramente asustado sin poder expresarse, se esconde detrás de Shen Zhao quien sacaba de su bolsillo una tarjeta negra para empezar a comprar lo mejor para su esposa.

Meng Yu no se da cuenta de que a pesar de todo, su confianza estaba en Shen Zhao. 

Shen Zhao se queda estático, petrificado por unos segundos al sentir unas manos pequeñas que agarran con fuerza la banda de su chaleco del terno negro.

Frente a los presentes, su mirada era «severa». La verdad es que estaba avergonzado y emocionado.

“Me da todo lo que necesite para un principiante aprender a tejer y bordar.” Shen Zhao entrega la tarjeta negra al vendedor, sus cejas se frunce y luego le dice al vendedor. “Lo mejor aún si es para principiantes”

El vendedor escuchaba sin soltar su mirada a la tarjeta negra. En toda su vida como Alfa había visto una tarjeta ilimitada.

Cerrando su boca del asombro y con adoración en sus ojos que formaban signos de dinero, les llevo a unas sillas pequeñas.  Dejándolos instalados sin permitirles hablar.

El vendedor emocionado comenzó a guardar en bolsas, lanas especiales, corches, folletos de estudios y muchas cosas más.

En la espera, la pareja se miró por un momento, querían reír por las acciones del vendedor. Shen Zhao se controló, pero Meng Yu no pudo, una suave risa floto en los oídos de Shen Zhao.

A Shen Zhao se le calentaron las orejas con un ligero color rojo y sin notar una suave sonrisa se formó en sus labios.

Dentro de veinte minutos la pareja, un silencio cómodo los rodeo, los problemas y algún odio se olvidó. Dos personas que fueron obligadas a juntarse parecían amigos de toda la vida.

El vendedor les entrega tres bolsos, dentro de alguna de ellas estaba la factura. Shen Zhao ni le importó revisarla, agarro la tarjeta negra y se la dio en las manos a Meng Yu.

Dos pares de ojos se agrandaron de asombro, el vendedor a un lado comiendo sandía, en serio estaba curioso por la parejita.

Meng Yu no entendió las acciones de Shen Zhao, frente a una persona le entrega algo que casi a ningún Omega se le permite. Manejar el dinero.

Meng Yu con su mirada dice: ¿Por qué?

Shen Zhao suavizando su voz, de forma natural, ya sin notarlo: “Si necesitas algún material y yo este trabajando, puedes comprar en línea si no quieres salir”

No tenía otra excusa para convencer a su esposa desconfiada, se lo merecía.

“¿Puedo salir?” No era culpa de Meng Yu hacer esa pregunta, era normal que los Omegas no salgan de sus casas. Por dos factores: necesitaban a veces permisos, y por los peligros.

Si un Omega no marcado salía de su casa sin permiso, serían regresados a su casa, o podían ser secuestrados y vendidos a un burdel o a otras personas.

“Tendrás un guardaespaldas que te puede acompañar a donde quieras. Solo obedecerá tus órdenes.”

Meng Yu alza una ceja de duda, era divertido mirar su gesto. Un poco de calor sintio en su pecho, no confiaba en el Alfa presente.

Luego de un rato, asiente la cabeza sin comprometerse. No se arriesgaba a usar las cosas que el Alfa le entregaba, luego las deudas se elevan.

Además, no olvidaba que su pareja lo engañaba con su medio hermano.






(Renacimiento) La esposa volvió a enojarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora